lunes, 20 de abril de 2015

Harakiri al Pico de la Miel (Vº+, 150mts.)

Quedamos un nuevo lunes al sol, todo hasta ahí bien, pero la compañía no iba a ser la misma. Esta vez Juanjo no me acompañaba y sí lo hacía Abel, miembro cofundador de los Txurrita team y con el que había venido del Pirineo hacía una semana escasa.

Nuestra intención era escalar simplemente. El qué?, pues lo que fuera en La Cabrera por su rápida aproximación ya que entraba a trabajar a las 15:00.

Nos atraían los dos largos centrales de la Vía Harakiri pero nos gustaba la idea de entrarle por la Julito y no por la Casera Atómica por eso de no repetir vía.


Madrugamos y desde Parla partimos hacia el norte aún de noche, pronto se hizo la luz por la M-50 y llegamos a La Cabrera antes que los escolares entraran a sus colegios.

En la furgo, desestimamos  material y nos llevamos un juego de cada, repitiendo el Nº3 de camalot para la fisura del primer largo de la Julito, además del porta material nuevo de Grivel para probarlo. Por lo demás lo habitual.

A las 8:30 estábamos caminando entre las encinas y la arena de granito granulado. Desde la "Gran cañada" divisamos nuestro objetivo y comenzamos a ascender hacia él. El camino, el de siempre y el de nunca. Hemos subido decenas de veces y pocas tomamos el mismo. Esta vez nos llevó un poco más a la izquierda de lo que queríamos pero nos vino bien para ver el Sector Wimbor y poder elegir la siguiente en la libreta.

Antes de las 9 estábamos a pie de la Julito, allí nos pusimos los arneses y divisamos el comienzo; un diedro poco marcado hasta una chapa y después una bavaresa de las de campeonato para llegar a la reunión primera.



Nos pusimos todo el material y aún no daba el sol en la vía. Propuse iniciar yo el primer largo y comencé a escalar por el diedro poco marcado que se sube a modo placa con pequeños agarres. Caían algunos hilillos de agua, cosa me preocupó en parte, pero termino de preocuparme el que la pequeña regleta superior que hay que agarrar a dos manos estuviera rebosante de agua.
Con las yemas de las manos con agua, decidí bajarme de los tres metros por el mismo sitio que había subido. Fin de vía.

Con los bártulos en la mano, caminamos unos metros a la derecha y decidimos meternos por la Casera Atómica. Iniciando yo la escalada.



Largo 1º, (Vº+, 30 metros):
Normalmente prefiero escalar yo el segundo largo, por lo de entrar en calor, pero este ya me era familiar, no en vano era la 4ª vez que subía por allí.

Entre la entrada original a la Harakiri y la original a la Rivas-Acuña, se encuentra un pequeño espolón que pronto se mimetiza con el resto del panel. Es el lugar más utilizado con diferencia para acceder a dichas vías ya que sólo hay que echar un vistazo al verdor musgoso que emana de las placas laterales.

Por el espolón comencé a ascender. Tiene buenas manos en los primeros metros y el objetivo inicial es llegar a la primera chapa de la vía, que está un tanto alta y situada ya encima en las placas.
Subirte a la misma es cuestión de no mirar mucho hacia abajo y de fe aunque la protección es perfecta.
En cuanto das el pasito y la mano derecha encuentra el borde de la laja estás salvado. Ya la laja fisurada te acompañará hasta las cercanías de la reunión, a veces más amplia otras más estrecha, algún tramo más vertical, otro más fácil.



Habitualmente en bavaresa y con la protección perfecta te vas creyendo un buen escalador hasta llegar por una corta trepada a la reunión de la vía.

Largo 2º, (Vº+, 45 metros):
Todavía no estamos en la propia Harakiri, La Rivas-Acuña tira recto, pero la Casera Atómica continúa hacia la izquierda así que la seguimos.
Ahora tira Abel, es "el largo" de la vía y se inicia con un pasito lateral en adherencia hasta buscar una fisura ciega, sería improtegible si no existiera un pequeño agujero de la apertura en artificial.



Con tendencia a izquierdas van apareciendo buenos pies hasta llegar a una chapa y un poco más allá la reunión del primer largo de la Harakiri, ¡ahora sí estamos en la Harakiri original!



Se puede observar la zona a donde nos dirigimos pero la placa se pone empinada, es mejor buscar un clavo a la izquierda y con las manos por una fisura alta, descender un poco hacia la izquierda por mejor terreno y bajo el cruce justo de la Vía Rivas-Acuña ascender por las cercanías de la canal principal que divide la pared, sin llegar a entrar en ella.

Se llega al cruce de la Rivas y aparece una buena fisura para proteger y para ascender en bavaresa. El siguiente muro es inclinado pero van apareciendo regletas y chapas, aunque se hecha de menos alguna más.
Ajústate bien la magnesiera porque la vas a usar.

El muro es inclinado y las regletas de una falange son la norma general, los pies no son nada buenos tampoco ya que son las mismas regletas de manos, y las chapas están bastante alejadas unas de otras.



Tras los metros de muro, la continuación te lleva a salir por la izquierda pero la fisura de la pared de la derecha te facilita las cosas. Mi compañero tiró de frente (posiblemente 6a), yo tiré a la derecha a chupar de un buen canto e introducirme al abrigo de la fisura que se van ensanchando.

Tras salir del muro se llega a la reunión junto a un "huerto de lechugas", dicese; una zona con musgos, líquenes y otros verdines de gran tamaño.

Bonitas vistas a La Cabrera

Largo 3º, (Vº, 45 metros):
Me toca a mí, tras el pedazo de largo bonito inferior, se sale hacia la izquierda en dirección a la cálida y fácil chimenea de la Rivas-Acuña. Se continúa subiendo como una escalera y se proteje por no matarte si te da un desmayo.
Se llega al bloque de la Harakiri, he pasado por ahí algunas veces y siempre me llamó la atención, era uno de los objetivos del día.
Con un paso de orangután con el culo al aire y protección total en el fisurón, se va ascendiendo por la fisura, te topas con un bloque que se duda por donde pasarlo, pues da igual las dos fisuras salen sobre el bloque y un diedrito bonito va ascendiendo a una gran terraza. Antes de llegar a la terraza hay unos párabolt en plena placa pero si quieres estar cómodo mejor tira a los bloques de la terraza o haz como yo, directamente al tronco de la encina. Pilla un poco retirada y tiene más rozamiento pero estás sentado observando los buitres.

Largo 4º, (Vº, 45 metros):
Desde este punto lo lógico es continuar por el callejón, trepando bloques y salir a las cercanías de la cumbre. Pero por ser la primera vez que compartimos cuerda, vamos a hacer 4, 2 y 2, "pa no enfadarnos".

Deshicimos la reunión de la encina y montamos una mega reunión con la propia cuerda de escalada en un bloque del tamaño de dos o tres televisores de los de antes en la terraza, sí, de los de tubo de imagen.

A mano derecha de ascenso y donde la terraza perdía su nombre observamos dos fisuras paralelas con hierbajos para ensalada. Tenían buena pinta aunque algo sucios, no lo pensamos mucho por ahí ascendía la Chechi Chachi Bingo Chungo y Abel de nuevo tiró a la cabeza.



La protección era un tanto mala pero el ascenso era bueno, las manos por la fisura superior y las piernas por la inferior, así pim, pam, pum, hasta el final de fisura, donde hacia la derecha va apareciendo buen terreno no visible desde abajo.



Se pasa entre dos encinas y después por una pequeña oquedad para encontramos con un diedro fácil pero apetecible. ¡va oliendo a cumbre!.



Tras salir del diedro un poco a derechas y nos aupamos para montarnos en la terraza final situada a 5 metros del vértice geodésico.
-¡joder, poco más y metes el anillo en el vértice, jeje!-
-a la próxima.

Una foto en cumbre y unos minutos de disfrute de los tonos verdosos y las vistas.



Para descender lo vamos a hacer por el Callejón de Cancho Blanco no por el usual Soyermo, la verdad que nos da un poco igual, pero somos más de izquierdas.

En un corto descenso nos plantamos a pie de vía, allí nos esperaba un trago de agua, una barrita energética y unas cómodas zapatillas.

Lo demás ya se sabe: descenso entre jaras, encinas y aromáticas, para llegar al coche e ir a comer un menú de bar, que el cuerpo hay que alimentarlo para que te permita volver otro día con energías renovadas.



































domingo, 12 de abril de 2015

El Cilindro y su pitón, operación 3000. Parte 2.

Nos acostamos en el Refugio de Góriz, mañana promete ser otro día intenso y un día con tan buen clima no se puede desperdiciar en la cordillera pirenaica.
La mayoría del grupo va a descender al valle pero nosotros queremos hacer actividad de nuevo, también se animan Abel y Miriam que se quedan con nosotros la jornada del domingo.

El despertador suena a menos 20, nos vestimos y bajamos al comedor del refugio. El día está despejado y a las 7 en punto estamos cogiendo las bandejas de plástico del desayuno con ganas de echar algo al cuerpo.

Tras el desayuno, un litro de agua para el ascenso y componemos la mochila para el corto ataque al Cilindro.
A diferencia que la jornada pasada, esta vez nos han dejado una cuerda y dos arneses. La nevada de ayer por la tarde ha podido dejar la chimenea de IIIº un poco delicada y preferimos llevarla, aunque dos de nosotros no tenemos arnés.

A las 7:45 partimos, esta vez la nieve está dura y nos ponemos los crampones desde el mismo refugio. Los primeros neveros están inclinados y uno no se puede caer.



Los crampones nos facilitan la progresión, vamos directos superando las fajas e intentando caminar siempre por nieve, a veces no puede ser y atrochamos por tramos de hierba y roca.

Nos quitamos el inicio empinado y ya salimos a la senda de ayer. Las sensaciones son mejores, el corazón ya sabe lo que son 2500 metros y eso se nota. Como siempre digo: la jornada del domingo es la más próspera en los fines de semana.


La temperatura no es fría, unos 4ºC y el sol ya está irradiando energía a la cumbre del Cilindro al igual que a la Punta Tobacor, el valle se despereza sin una nube en todo el cielo.



Ganamos altura con rapidez y es que la nieve está perfecta, durante la primera hora estamos ya a 2600 y caminando tranquilos los cuatro juntos. 

Vamos charlando y dejamos a la izquierda el desvío de la Faja Roya a 2800, hacemos una pequeña parada en la Ciudad de Piedra y continuamos el camino a buen ritmo observando ya por encima la Cubeta Glaciar del Lago Helado.



Podemos divisar incluso el corredor de subida al hombro del Cilindro, buscamos la zona más tendida del valle y trazamos un doble giro para montarnos en una diagonal a izquierdas que nos lleva al borde de la morrena del Lago Helado donde ya el sol pega de lo lindo y situado a 3.000 metros, la cota invisible.

Dos horas hemos tardado en llegar hasta este punto, un tiempo fenomenal. Sentados al sol nos echamos crema, sacamos las gafas de sol y comemos algo para emprender el tramo de subida más exigente con energías.


Observamos el Monte Perdido hacia el Este, una nube lenticular cubre su cumbre y la escupidera que da acceso a ella se ve cargada de nieve. Por otro lado nuestro Cilindro se ve libre de toda nubosidad y vamos a iniciar el ascenso del corredor siguiendo la huella de dos personas que van por delante y que nos llevan unos 30 minutos desde que partimos.

Abandonamos el Lago Helado situado a 3.000 e iniciamos el ascenso por el corredor, la nieve está muy bien y progresamos rápido, la rampa de unos 20º iniciales, asciende a 30º y se va manteniendo hasta la parte superior donde quizás toma los 35º.


 Es un corto tramo ya que pronto se llega al final del corredor y hombro desde donde observamos la chimenea de ascenso. Hemos tardado 20 minutos desde abajo.

Allí están metidos los dos compañeros de delante, están un tanto atascados y mientras, nos ponemos el arnés, sacamos la cuerda e improvisamos con cinta plana otro para el Peluka. Yo me ataré a la mochila y al cinturón de la misma.

Miro hacia la chimenea y veo que la cordada de catalanes está en las dos argollas de la mitad, están un poco pensando si subir y bajar y es que la nieve caída ayer ha tapizado parte de la roca y está un tanto complicado el ascenso. Menos mal que subimos finalmente la cuerda.



Mientas se deciden subimos al tresmil secundario del Piton SW del Cilindro, situado a escasos metros, para la mayoría de los montañeros puedes ser insignificante pero para mi no. Es mi último tresmil del macizo y cuando bajé por primera vez del Cilindro hace unos cuantos años lo deje adrede a sabiendas de que volvería. Y aquí estoy.



Entre la puesta de arneses y las fotos del Pitón aún estamos esperando, los catalanes parece que se disponen a rapelar viendo las dificultades de la chimenea y les indico que si se quedan en esa reunión intermedia y no molestan quizás podamos subir directos por la chimenea y una vez allí aprovecharse de nuestra cuerda fija y salir por arriba.

Aceptan y se anclan con el cabo de anclaje a la reunión intermedia. De nuestro grupo va a subir Abel de primero, no tiene mucha experiencia sobre terreno mixto, ni nieve, pero de cabeza va sobrado y tira hacia arriba como un tigre, sube sin crampones inicialmente y en la reunión de los catalanes hace una parada para ponérselos y continuar saliendo por arriba de la chimenea.



 Un acto de sobresaliente porque la chimenea la verdad que está complicada y expuesta con nieve. Además el único seguro intermedio era la reunión de los catalanes, vamos que una caída en la salida y toca suelo.

Con la calidez que te da la cuerda por arriba, comprobamos las dificultades de los pasos; primero un estrechamiento de empotrar brazo IIIº un tanto seco, luego ensancha y se pone fácil, para terminar por una zona más vertical donde la nieve cubre los pocos apoyos que existen para pies y manos. Repito un acto sobresaliente por parte de Abel.



Estamos todos en la reunión superior, también los dos catalanes y juntos continuamos por la loma del Cilindro que en este inicio no es tan loma y es más arista.


Los pasos son fáciles, contornean las zonas rocosas de la parte alta por el Este en la mayoría de los casos y llegamos a una nueva dificultad. Se trata de un pequeño resalte de dos metros donde las manos son mínimas y está cubierto por la nieve.
Como antiguamente, ayudándonos de manos y piernas vamos superando el paso, pensando si es preciso en rapelarlo a la vuelta y vemos como ahora sí la parte alta se ensancha y se convierte en una fácil loma por donde transcurre la senda, borrada en ocasiones por la nieve.


Desde la chimenea han sido unos 35 minutos y ya estamos arriba en cumbre. La verdad es que las vistas son nulas, la nubosidad se ha metido por completo y ahora hasta sopla algo de viento.
Nos hacemos unas fotos y charlamos con los catalanes mientras aprovechamos para comer. Nos hemos retrasado bastante en la última parte, son las 12:00 del medio día y aún tenemos que bajar hasta la Pradera de Ordesa pasando por Góriz, así que la jornada promete ser bastante larga, ya que además tenemos que volver a Madrid en el día.

Estamos 15 minutos en cumbre y nos disponemos a descender rumbo al Sur por la loma-arista. Lo hacemos con cautela y sin parar hasta llegar al corto paso de destrepe. Por no perder más tiempo sacando la cuerda, nos ayudamos como en el ascenso y superamos los dos metros para continuar por la parte más afilada donde la caliza nos va poniendo las dificultades a su antojo.


Conocemos los pasos por lo que los superamos con facilidad hasta llegar a las argollas del rápel. Llevamos una cuerda de randonee de 30 metros por lo que optamos por hacerlo tres en simple y llegar al suelo y Abel como último en doble en dos tramos de rápel.

chimenea de IIIº rapelada
Pronto estamos en la base de la chimenea a 3170 metros y continuamos la bajada por el corredor. La nieve está perfecta para descender y lo aprovechamos perdiendo altura con rapidez y con el paisaje cubierto por la niebla.




En 50 minutos desde la cumbre hemos llegado al Lago Helado.
Sin hacer parada continuamos hacia abajo saliendo de la niebla, las nubes se han quedado arriba sobre la cota 3.000 y posiblemente hoy vuelva a precipitar como ayer ya que el cielo está más oscuro.

Continuamos con nuestro descenso, yo opto por quitarle los crampones y mis compañeros los mantienen, comienzan a venir algunos tramos de roca donde la nieve escasea y el Valle de Ordesa nos regala su vista más famosa y espectacular mientras nos acercamos al refugio.



Las zetas de las fajas son el último escollo del itinerario hasta el refugio, al que llegamos tras 2 horas exactas desde cumbre.

El sol parece que quiere salir entre las nubes y aprovechamos para sacar todos los bártulos de la taquilla y exponerlos sobre el firme cementado de la puerta, donde los reecolocaremos en la mochila. Todo ello aderezado con una cerveza, está claro.

La verdad es que muy rápidos no hemos sido en hacer la mochila, son las 15:00 y una jornada así pirenaica hay que disfrutarla y sentirla con tranquilidad como hemos hecho.

Tras saldar las deudas en el refugio iniciamos el descenso al valle.



Descenso ya en zapatillas hasta que tras perder 50 metros de altitud me doy cuenta que he perdido un tramo de mi bastón. Errorr!!
Mientras mis compañeros continúan a paso lento yo subo de nuevo hasta el refugio donde encuentro mi deteriorado tramo telescópico, "ya es más por cariño que por otra cosa".

De nuevo comienzo a descender, ¡será por metros de desnivel este finde!. Mis compañeros ya caminan lejos, pero me gusta descender y más hacerlo rápido.

El cielo se ha vuelto a cubrir, no augura nada bueno para esta tarde y ya los veo en la lejanía con Ordesa de fondo. Pronto estamos descendiendo juntos por la aérea senda que nos lleva a las Clavijas de Cotatuero y a las que hemos llegado en 30 minutos desde el refugio.



Destrepamos las clavijas y cadenas con atención y en breve tiempo estamos en la senda descompuesta que nos lleva al Puente de Soaso frente a la Cascada de la Cola de Caballo.

Son las 16:20 y tras comer algo en una corta parada, toca dirigirnos valle abajo. Lo que nos queda es sobradamente conocido; Circo de Soaso, Gradas de Soaso, Cueva del Frachinal, Bosque de Hayas, Cascada de Arripas y Tozal de Mallo.


Todos estos lugares forman parte del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y los vimos pasar con nuestros ojos durante las dos horas siguientes de recorrido. Las que tardamos en llegar a la Pradera de Ordesa, exactamente a las 18:30 a la vez que el cielo rompía a llover con fuerza.

La paz interior nos invadía, lejos de correr para volver a "los madriles", nos lavamos y cambiamos de ropa en los servicios techados de la pradera y cogímos el coche para poner rumbo a algún lugar donde poder contentar nuestros cuerpos deficitarios de alimentos.

En Torla no pudo ser, ni en Broto, tampoco en Sabiñánigo. Finalmente descubrimos un nuevo lugar; Almudévar y su plaza, pasado Huesca. Allí devoramos los mejores bocadillos aragoneses.
A buen seguro que volveremos.

Ruta subida en wikiloc:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9604862








sábado, 11 de abril de 2015

Marboré y Picos de la Cascada, operación 3000. Parte1.

INTRO: Toda la semana dándole vueltas a la meteorología.
Lo que a priori puede parecer una ventaja, se puede volver en nuestra contra y volvernos locos.
Echo de menos aquellos tiempos en los que esperabas a las 4 de la tarde delante del televisor para ver la predicción meteorológica de TVE para el fin de semana. Simplemente un dibujo de una nube, un sol o una nube gris con copos era suficiente para conocer lo que iba a suceder en las montañas, bueno o parecer que lo conocías.

Ahora unos somos de aemet, otros de meteored, otros de mountainforecast, meteoblue, windguru y un largo etc... de webs que te lanzan datos contradictorios entres sí, en demasiadas ocasiones.
Por no hablar de que cada 3 horas te cambian la previsión y de nevar 10 centímetros, te hace sol y viceversa. Se trata de los famosos modelos de predicción numérica. Ahora el tiempo lo interpretan ordenadores. ¡toma ya!.

Embaucados por tal locura numérica, cambiamos de objetivo cada día dos veces y al fin llegamos a una conclusión; nos vamos con el club al Pirineo, en la salida a Monte Perdido, pero con objetivo diferente.

El mini grupo lo formábamos Peluka y yo, y nos enganchamos a la actividad organizada por el club a ultimísima hora. Eso sí, nosotros con propio vehículo particular y reservas en alojamientos por nuestra cuenta.

VIERNES:
Jacobo, apuntado legalmente a la actividad se vino con nosotros en el viaje rumbo a las montañas más extensas de España.
De esta manera el viernes nos juntamos en Torla 21 socios del club, 15 legales y 6 sin papeles con el alojamiento en el Refugio-Albergue Lucien Briet, destacado más por sus instalaciones que por la eficiencia de sus dueños.
Al bar fuimos llegando con cuentagotas y nos acostamos con el despertador puesto a las 6:00 y a las 6:30, unos harían el Perdido del tirón en el día y el resto subiríamos a Goriz y después veríamos lo que hacer, aunque las ideas ya estaban "precocinadas" desde abajo.

SABADO:
Suena por fin el móvil, llevo un rato dando vueltas y es que desde las 6:00 que se han despertado "los gañanes" no he pegado ojo. La vestimenta rápido, el lavado del gato y a desayunar al bar. Esta vez se han portado y buenas tostadas de pan con mermelada, miel, magdalenas, sobaos, etc...

A las 8:30 estamos en la Pradera de Ordesa, hace frío, 3ºC y el sol no da ni en la parte alta de las fajas. Me alegra ver caras nuevas en el club, eso es buena señal, un grupete majo vamos.

Abel el organizador, pone ritmo rápido, durante la primera parte del itinerario el grupo se estira. La gente tiene ganas y se eso se nota. Dejamos a un lado el desvío hacia el Circo de Cotatuero mientras atravesamos los bosques mixtos de hayas y abetos por donde el camino se abre paso.

Sobre la faja de Pelay asoman los puntas de la Sierra de las Cutas que ya las va iluminando el sol, atrás vamos dejando cada vez más lejos el deseado Tozal de Mallo, en concreto su Vía Ravier.



Tras la cascada de Arripas el camino gana altura más bruscamente y se adentra en los bosques caducos de hayas. Me he quedado el último y disfruto de lo lindo pasando por allí solo.



El camino de nuevo se relaja y estamos recorriendo la parte más angosta del valle en la zona de la Cueva de Frachinal donde el grupo se va juntando.

El cielo parece que se ha cubierto de nubes y el valle rezuma una sensación más otoñal que primaveral, esa es mi sensación mientras llegamos a uno de los platos fuertes del recorrido; las Gradas de Soaso.



Es un lugar de merecida parada y hacemos lo propio para fotografiar una vez más las hiperfotografiadas gradas. Que me recuerdan siempre a momentos de vacaciones familiares de niño por estos lares.

De nuevo arrancamos y estamos nuevamente los últimos, el valle se ensancha y la vegetación arbórea desaparece. Ante nosotros el Circo de Soaso que nos muestra las vertientes Sur del Monte Perdido y la Soum de Ramond, por cierto con muy poca nieve, bastante menos de la esperada.



Por el camino empedrado, que no merece este valle, vamos recorriendo todo el Río Arazas hacia su mayor tesoro escondido; La Cola de Caballo.



Hablar de este salto de agua es imposible, todos los adjetivos serían pocos. Allí junto a la cascada nos espera el grupo cabecero que ha parado a comer algo. Hemos tardado hasta aquí tan sólo 2 horas y 25 minutos en recorrer los 9 kilómetros y 430 de desnivel.

Comemos una barrita y tras 20 minutos de descanso ya estamos de nuevo en marcha hacia las Clavijas de Soaso, zona donde hemos visto a nuestros compañeros que se despertaron a las 6 y que van con la idea de hacer el Perdido en el día.

Tras la corta subida hacia la base de las clavijas comenzamos la trepada, algunos se han puesto casco, otros no y Jose Carlos prefiere ir por el camino de las zetas.





Más que las clavijas, la cadena te ayuda a subir por cualquier lado y poco a poco y recreándonos con las fotos el grupo va llegando a la última clavija e inicio de la senda por la nos toca comenzar a caminar.
Desde allí la vista hacia el Valle de Ordesa es merecedora de aparecer en todos los libros de texto como ejemplo de valle de origen glaciar.



Sin mucha demora, iniciamos la subida hacia el Refugio de Góriz, Jose Carlos nos espera ya sentado en una roca y es que ha subido en menos tiempo que nosotros al encuentro de sendas.

Desde allí la senda serpentea entre fajas en busca del camino que nos lleve al refugio. Los miradores son estupendos y el grupo camina más junto disfrutando de la jornada, aparentemente todos vamos bien.




Tras salir de la zona más vertical, nos queda el último tramo donde la nieve hace acto de aparición, son unos pequeños neveros que pasamos con las zapatillas de aproximación incluso, ya podemos ver las antenas del refugio, estamos ahí mismo.


El cielo parece que incluso nos ha dado una tregua, sale el sol entre las nubes, aunque por el Sur no parece venir muy bueno, y es que desde allí sopla el viento y lleva soplando desde días atrás, algo no muy común durante tan largo periodo de tiempo.


La alegría de llegar al refugio contrasta con la pena de las condiciones nivológicas que hay, no hay nieve apenas para ser inicios de Abril y es que un gran anticiclón duradero ha derretido los paquetes de nieve a velocidades de vértigo e incluso no ha permitido que las praderas de hierba se pongan verdes.

Realizamos los trámites de ingreso en el refugio y nos sentamos en la puerta. Los 4 sin papeles han tirado hacia el Perdido y los otros 17 valoramos el qué hacer.
Hemos llegado al refugio en 4 horas justas y aún son las 12 del medio día, tenemos toda una jornada aparentemente con buen tiempo por delante aunque la previsión por la tarde es peor.

Peluka y yo como teníamos fijado vamos a tirar hacia los Picos de la Cascada y el Marboré y parece que el resto del grupo se activa para intentar el Perdido hoy mismo también. ¡"Al atakker"!

Hacemos las mochila con lo justo y nos calzamos las botas duras, Jacobo también se viene y a las 12:45 partimos del refugio. Tenemos por delante 7 horas y 15 minutos para la cena, exactamente el tiempo que viene escrito en la reseña sin contar tiempos de parada, por lo tanto no podemos parar mucho si queremos cenar.

Seguimos la huella de subida de nuestros 4 compañeros "sin papeles", pasamos varios neveros inclinados que se avistan desde el refugio y pronto tomamos la senda de subida hacia el Barranco de Góriz. Hemos perdido desde el inicio de vista a Jacobo y tras asomar la cabeza por una faja nos comenta que se queda con el grupo del Perdido ya que no aguanta el ritmo.



Nosotros dos continuamos la subida a 400 metros/hora aproximadamente, el manto de nieve es continuo y podemos observar más arriba la Faja Roya, faja por la que tenemos que bordear el Cilindro de Marboré por el Sur.

Dicha faja está situada a 2800 metros de altitud, hemos tardado una hora y veinte en alcanzar la cota y ya se aprecia más arriba la cubeta glaciar que alberga el Lago Helado. Cambiamos de rumbo bruscamente y nos dirigimos hacia el Oeste manteniendo la altura.

Nos aprovechamos de tramos rocosos y después por la amplia faja vamos dejando las paredes del Cilindro de Marboré a la derecha hasta ir avistando primero la Espalda del Marboré y después los Tres Picos de la Cascada.
-"Vamos a tener suerte, están despejados, mientras en el Perdido y el Cilindro una densa nube se ha apoderado de la cumbre"-.


El itinerario ahora es un tanto difuso pero hay hitos, perdemos en alguna depresión altura para volverla a ganar y llegar a las laderas del Marboré.
Justo en una morrena rocosa a 2900 hacemos una parada para observar lo que nos queda y establecer un plan.

Acordamos que nos interesa más dirigirnos primero al más alto, que es el Marboré y después hacer la cuerda hacia los menores, pero entre que decimos, pensamos y comemos algo la nubes se han metido casi hasta nuestra altura. Ya no se ven ni Marborés, ni Cascadas, ni Santas Pascuas.

Descendemos unos metros hacia una depresión, dejando una pequeña cota a la derecha y vamos ascendiendo por el interior de un pequeño valle. A los pocos minutos abandonamos el valle para salir por la izquierda y comenzar a ganar altura mediante zetas por una pala de 30º de inclinación.
Según el GPS estamos bajo la cumbre a 3100 metros y nos separan de ella tan sólo unos 150 metros donde las curvas de nivel se abren, por lo tanto aminora la pendiente.



Nosotros ya vamos tirando de riñones y es que irán cerca de 2.000 metros de ascenso, aparte que se nota el superar la cota de 3.000 y sobre todo cuando vienes del valle.

Con nuestro cansino ritmo, vamos comiendo metros y metros a la ladera que casi se convierte en un llano a la altura de cumbre, hay niebla pero no es muy densa y podemos ver el hito de cumbre desde lejos.
Al fin llegamos, han pasado 2 horas y 50 minutos desde le refugio y ha sido toda una paliza. Hemos sufrido los últimos metros pero merece la pena.

Me asomo a la vertiente francesa, veo las laderas de los Picos de la Cascada y el Circo y pueblo de Gavarnie.




Aún se pueden ver las líneas de hielo azulado en sus tres fajas y sectores de cascadas, eso sí a 15º poco se podrá "pinchar".
Las nubes se echan encima y tras hacernos la foto de rigor continuamos al Pico de la Cascada Oriental, el primero de los tres y que hemos visto por momentos desde la cumbre.


Perdemos altura hacia el Sur primero y luego hacia el SW, la nieve está muy bien, incluso por momentos demasiado venteada hasta el punto que hemos pensado en ponernos los crampones.
Sólo ha sido un momento porque pronto llegamos por nieve buena a una depresión desde la que comenzamos a ascender el Pico Oriental.



Se trata de un esbelto pico con nieve y algo de roca por su parte alta. Está totalmente encima del Circo de Gavarnie y sus paredes Norte caen centenas de metros verticales por terreno francés.

Caminando llegamos arriba, han sido sólo unos pocos metros de ascenso y con una autonomía de menos de 30 metros, merece la pena llegar a este segundo tresmil de la jornada.



Como nos gusta la marcha, en lugar de descender por donde hemos subido, pretendemos continuar por la cuerda que se vuelve una estrecha arista. Tenemos que usar las manos por tramos y la nieve dificulta el progreso por el filo, pero también apetece que la adrenalina fluya por el cuerpo.



Un par de pasitos y otro par de canales descompuestas nos obligan a ir con cuidado para ir descendiendo y llegar al buen puerto de la nieve. Desde donde tenemos a tiro el Pico Central de la Cascada.



Un breve descenso por nieve nos lleva a una nueva depresión nevada desde donde vamos ganando altura nuevamente, esta vez aflora más la roca y hacia el Oeste en pocos minutos y 20 escasos metros de desnivel hacemos cumbre en el tercer tresmil del día. Nuevas fotos y ya podemos observar los dos siguientes.
A pesar de estar pegados y sobre mapa parecer una monótona cuerda, cada uno tiene una individualidad y una forma diferente, nos sorprende bastante ésto.



Desde el Central ahora perdemos altura hacia el Sur, la bajada es una simple ladera de nieve y ahora nos dirigimos al Occidental, este tiene una faja rocosa que hay que bordear haciendo unos cuantos metros de más, pero hemos visto un punto débil con dos cortos corredores y vamos hacia allá.

Llegamos a su base y resulta que son unos 30º/40º, la nieve está dura pero cuanto nos vemos con problemas de agarre sin crampones tiramos a la zona rocosa, por donde trepamos para salir a la parte alta de la faja y continuar caminando hacia el Oeste por una plácida ladera de nieve de 10º de inclinación que nos lleva de manera muy cómoda al último pico de la cascada, el Occidental.

Nada más asomar la cabeza en cumbre, nos quedamos perplejos con las cornisas y cantidad de nieve que hay acumulada más allá en el último tresmil de la jornada, la Espalda de Marboré. En unos minutos iremos hacia allí pero aquello es una cantidad de "merengue" inimaginable.
Nuestros objetivos ya no se dirigen a Gavarnie sino hacia allá, y es que tiene formadas unas cornisas de más de 5 metros de grosor.




Con impaciencia nos dirigimos al último tresmil del día, nos hacemos fotos en las cornisas y nos extrañamos al ver tan sólo en esta parte de la cuerda tal magnitud de nieve acumulada, será cuestión de vientos y situación, pensamos.


Por huella blanda nos dirigimos al punto más alto, no hay ni hito, ni nada, claro estará cubierto por la nieve e incluso el collado que lo separa del Pico Occidental de la Cascada no existe, de hecho en el GPS, me marca tan sólo 9 metros de autonomía, lo que le pondría como tresmil secundario cuando no es así.

Pasando de números, disfrutamos del lugar, nos sentamos en la nieve de la cumbre y divisamos Gavarnie 2000 metros más abajo. Más al Oeste se ve el Vignemale con su grandioso Glaciar de Ossoue. Siguiendo nuestra linde; el Casco, el Taillón y los Astazous que ya los está cubriendo la nubosidad.




Comemos unos frutos secos y dulces, echamos un trago de agua y a las 17:10 nos disponemos a bajar. Vamos con el horario exacto de ruta y si todo va bien llegaremos a la cena, esperamos echar dos horas en el descenso que iniciamos, mientras los rayos de sol nos iluminan entre las nubes. ¡joder, no se puede pedir más a la jornada!



Nos dirigimos hacia el Este, perdemos un poco de altura de inicio pero posteriormente la mantenemos para ir por encima de una faja de roca que no nos permite descender y que nos hará de guía. Después nos montamos en una loma por la que iremos perdiendo altura hasta llegar al pequeño valle donde habíamos parado en la subida.



No sabemos si será algo esporádico pero han caído algunos copos de nieve y las nubes se están poniendo un tanto oscuras. Por si acaso, tenemos pensado no hacer más paradas y con la nieve en este estado el descenso es muy rápido, en tan sólo 30 minutos desde la última cumbre estamos pasando la Faja Roya a 2800 metros.

Seguimos las huellas de ascenso y manteniendo altura salimos al itinerario de subida al Perdido donde observamos todas las huellas de nuestros compañeros que ya han hecho una auténtica autopista. Imaginamos que estarán todos ya en el refugio y sin parar y nevando ahora más fuerte continuamos el camino rumbo a Góriz.



Más que nieve, parece granizo, por momentos vuelve a apretar y deja finalmente de hacerlo mientras descendemos las últimas fajas del camino y avistamos más abajo el tejado del refugio.

En sólo 1 hora y 15 minutos hemos descendido de la Espalda de Marboré: 4,6 kilómetros y 850 metros de desnivel, pero es que la nieve estaba estupenda para ello.

Justo tras nuestra llegada comienza a llover más fuerte, nos hemos librado por los pelos y nuestra sorpresa es grande cuando nos dicen que el grupo del Perdido aún no ha llegado. Sí lo han hecho "los 4 sin papeles", con cumbre por supuesto, y otros 4 compañeros que se han dado la vuelta en el Lago Helado, entre ellos Jacobo, nuestro compañero de vehículo.

Por lo tanto quedan por arriba 11 "compis" y la cosa se pone un poco fea.
Nos cambiamos y tomamos una cerveza escuchando los relatos de los compañeros, a algunos los echó para atrás la escupidera, a otros simplemente el físico y los más de 2.000 metros de desnivel totales.

Cada poco tiempo me asomo por la ventana, comienza a granizar fuerte y no aparecen por las fajas, les tiene que estar cayendo una buena por arriba. Son las 19:20 y aún no han llegado a sabiendas que la cena es a las 20:00.



El granizo cubre la mesa de la puerta y comienza a llover ahora con fuerza. Al fin aparecen dos puntitos sobre la faja y uno más, son ellos al fin. Van perdiendo altura por los neveros, vamos a grabarlos en su llegada.
Por los andares vienen Mario, Iniesta y Javi en un primer grupo, por detrás asoman otros dos; Rubén y Julia, después Miriam y Abel,  los penúltimos Gayu y Marta y finalmente cierran el grupo como coche escoba Javi y Raquel.
Todos llegan empapados y la mayoría con cara de felicidad, así que la cosa ha marchado bien y estamos todos sanos y salvos.

La cena es en 15 minutos así que nos vamos sentando en las mesas mientras se van cambiando la mayoría la ropa mojada.



Pronto estamos todos listos a la espera de unas buenas lentejas, una ensalada y unas salchichas, todo ello rociado con un vino de barrica que corre por las mesas, últimamente en demasía.
También corre por las mesas, sensaciones a 3.000, compañerismo, aventuras pasadas, caras de cansancio, ilusiones e incluso planes para mañana que ya os contaré en otro post.

Por encima de todo felicitar a los que por primera vez compartieron actividad con APM. Bajocero, a los que fue su primer 3.000 y a los organizadores por su dedicación.


track colgado en:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=9465369
fotos: Sergio Moyano y Daniel Pelegrina.