jueves, 23 de enero de 2014

Chimborazo 6.300 mts., Ecuador


Comienzo y aclimatación: http://pelegrinajes.blogspot.com.es/2014/01/volcanes-de-ecuador-arranca-la-aventura.html

Estamos en Baños, he quedado a las 11 con el guía Abraham, antes de esa hora he estado haciendo el petate y la mochila con todo lo que vamos a usar durante el ascenso. Como los refugios Carrel y Whymper están cerrados vamos a realizar el ascenso desde el "aparcadero" que está situado a 4.820 metros, desde ahí a la cumbre casi 1500  metros de desnivel.

La agencia nos ha dejado una tienda de campaña y una esterilla para dormir en el aparcamiento y hemos comprado algo para la cena, todo ello lo llevamos en el coche para las faldas del Chimborazo.

Para la ascensión se que van tres del grupo de polacos y supongo que alguna cordada más que nos encontraremos allí.

Tras las compras de comida salimos de Baños con el todo terreno, vamos rumbo a Riobamba donde queremos comer para luego dirigirnos al parque del Chimborazo situado a una hora y media de Riobamba y tres de Baños. En lugar de dirigirnos por la vía normal, Abraham me lleva por una carretera que sufrió las consecuencias del volcán Tungurahua en 2006, hay tramos de asfalto y otros de tierra volcánica, se llevo casas y campos y creó profundos barrancos, es digno de ver.


A la hora de camino un derrumbe en la carretera nos corta el paso, esperamos allí un rato y está la máquina trabajando a saber la hora que termina, detrás viene otro todo terreno, se trata de otro guía suizo que vive en Ecuador desde hace más de 10 años, es muy simpático y ya nos lo encontramos en los Illinizas, esta vez va también al Chimborazo con un americano de Virginia, uno de Singapur y un guía Boliviano. Bien!! algunos más para la subida. Tras saludarnos y presentarnos le preguntamos a los obreros si el derrumbe va para mucho y nos indican otra carretera que sale desde allí mismo, así que ambos coches nos dirigimos hacia Riobamba donde comeremos por el atajo.


El suizo va delante y le aprieta de lo lindo al coche, en la primera bifurcación se pasa el desvío, nosotros le pitamos pero nada, él sigue directo por un camino sin salida. Tras reírnos un rato, tomamos el camino bueno y en unos 50 minutos llegamos a Riobamba, allí nos metemos en un restaurante a comer, mientras observamos que el Chimborazo está cubierto por completo.

A mitad de la comida suena el teléfono, es el guía suizo, le dice a Abraham que además de perderse, alguna piedra ha averiado el coche y no puede llevar a sus clientes al Chimborazo. Abraham me pregunta, ya que soy el cliente y le comento que vamos a buscarlos y les echamos un cable.


Comemos y volvemos por donde hemos venido, les encontramos en la carretera tirados, cogemos toda la carga de los clientes y la metemos en nuestro coche. Atamos una cuerda de escalada de la bola del Toyota al eje del motor de su Ford y así a 40 a la hora recorremos unos cuantos kilómetros para llegar a Riobamba. Tras preguntar 10 veces por un taller donde poder dejar el coche, por fin lo encontramos y claro el suizo se queda allí con el vehículo.
Nos dice que ya se las ingeniará para subir al aparcamiento del Chimborazo a última hora, con otro coche o con el suyo arreglado.

Nosotros a las 15:30 marchamos rumbo al Chimborazo, con el coche cargado hasta los topes y los clientes del suizo.

Supuestamente el Chimborazo se debería ver desde Riobamba pero esta cubierto, no se ven ni las estribaciones inferiores. Además cuando tomamos la carretera del desvío hacia el parque sobre los 3.000 metros comienza a llover. ¡vaya panorama!. Llegamos a la entrada del parque situada a 4.200 metros y continua lloviendo, tenemos que montar las tiendas arriba a 4800 y no tiene que ser muy agradable.
Preguntamos a los del parque por la situación de la montaña, nos dicen que hoy no ha subido nadie porque ha estado nevando hasta las 10 de la mañana y se ha acumulado nieve a partir de 5.500 metros y que ahora posiblemente esté también nevando.
La cara se nos cae al suelo; ha nevado, esta lloviendo y tenemos a tres personas que no sabemos muy bien que hacer con ellos ya que tienen a su guía sin vehículo.
Finalmente en las nuevas casas del parque nos dicen que nos podemos quedar a dormir, allí tienen unas literas para los guardas y nos dejan alojarnos a los 5, el sitio está bien tiene cocina, nevera, microondas y camas para dormir las 5 horas que nos separan de las 23 de la noche la hora de levantarse. Poco después viene el guía suizo con el todo terreno, dice que ya arranca, era un cable cortado de debajo del coche, pero que ahora no funciona ni la radio, ni los parabrisas (aquí llamados plumas).


Cenamos juntos los 6, esto parece la ONU; un suizo, un ecuatoriano, un peruano, un americano, un Singapur (no tiene ni gentilicio) y un español. Ellos deciden levantarse a las 22:00, nosotros a las 23:00, vamos en 3 o 4 horas arriba, toque de trompeta.

La verdad que no se duerme mal en las literas, pero estos han tenido "cachondeo" a las 22:00, y no he podido dormir hasta las 23:00, se que el guía suizo ha estado hablando con el de Singapur y se ha quedado en la cama. Cuando nos levantamos le preguntamos: Are you fine? y se toca con mala cara el estómago. La primera víctima del Chimborazo. Bueno la primera no ya que ya se han quedado unos cuantos por el camino, como por ejemplo el grupo de polacos que de 6 que eran de un inicio tan sólo han venido 3.

Nosotros nos levantamos a la hora establecida y estamos desayunando, estamos vestidos con el equipo ya, por lo cual sólo es montarnos en el coche y subir hasta el aparcadero situado a 4800 metros. Entonces entra el suizo por la puerta, ha salido a llevar al guía boliviano y al americano arriba y vuelve para llevar al de Singapur al hospital, no vaya a ser apendicitis o algo parecido.

Salimos hacia el aparcadero, y desde el coche parece que por la parte izquierda se ven algunas estrellas, pero hay una gran nube en la parte superior y derecha de la montaña, por lo cual no vemos nada, además se ven las luces de los rayos de tormentas hacia el Oeste.

Llegamos a las 23:50 al aparcadero, allí vemos que hay tres coches más, uno es el de los polacos y los otros dos son de guías también, así que hay más gente en la montaña intentándolo. "¡¡Houston tenemos un problema!!", menos mal que Abraham tiene un frontal de repuesto porque el mío al estirarlo para ponerlo en el casco, han hecho mal contacto los cables y funciona intermitentemente.

INICIO DE MARCHA

A las 00:00 partimos del parqueadero situado a 4.820 metros. La senda sale hacia la derecha del volcán, se trata de una agradable camino con poca pendiente y balizado con piedras a ambos lados. Por arriba vemos lucecillas de los compañeros, contamos 6 cordadas bien diferenciadas y nos sacan algo más de una hora. A unos 40 minutos la senda termina en el Refugio Whymper a 5.050 metros, está en obras y lo dejamos a la derecha, para girar casi 90º hacia la izquierda y ascender levemente a una especie de llano donde me dice el guía que van a poner las tiendas allí en futuro mientras las obras perduren. Nosotros dejamos el llano a la izquierda.

Son la 01:00, ha pasado la primera hora de marcha y hemos ganado casi 250 metros, a este paso serían 6 horas a cumbre, pero me temo que hay tela que cortar por arriba, me encuentro bien tanto de coco, como de pulmón.
Continuamos ascendiendo por una zona pedregosa, ahora si hay buena pendiente, es de tierra volcánica y no muy estable, vamos zig-zagueando ganando altura hasta situarnos bajo unas paredes que nos cortan el camino (sobre los 5.140), allí nos ponemos los crampones, ya que hay algunas zonas con nieve. Realizamos una travesía a derechas ascendente por tramos de piedra suelta helada, otros con nieve y otros con hielo guarro.
Vemos una luz que desciende y que se aproxima, se trata de uno de los polacos que ha dimitido, nos dice que se van a dar la vuelta el resto porque viene mal tiempo, nos quedamos un poco alucinando pero las tormentas que llevamos viendo están en la costa y en la Amazonía y no parece que venga nada malo.

La verdad que no es muy agradable cramponear laderas heladas de 40º lateralmente ya que el crampón no clava bien "es piedra". Ascendemos por la parte derecha de las paredes, estamos en plena morrena y pasamos junto a bloques de hielo como casas, hay algún tramo que hacemos en fino hielo sobre roca con las puntas frontales, yo le digo que me pille bien a Abraham y él sube confiando mucho en mí. Creo que si me voy nos vamos los dos para abajo.

Llevamos dos horas y hemos ganado 500 metros de desnivel, vamos muy bien de horario y a pesar de que ese tramo es un tanto perdedor y guarro, la cosa pinta bien, parece que el cielo está aclarando y la nube que teníamos por la vertiente oriental ha desaparecido, se ven muchas estrellas. Ahora tenemos que dirigirnos hacia la izquierda totalmente a salir a un pequeño hombro situado a unos 5.400 metros de altitud. Caen piedras de arriba ya que es el cono de deyección de la parte superior del glaciar por donde van las otras cordadas, Abraham me ha dicho que este tramo es el más peligroso de la ascensión y no le falta razón. Tramos de nieve se intercalan en duros pedregales de grano fino helados en los que los crampones clavan poco. Con rapidez cruzamos toda la ladera y llegamos al hombro o collado donde hay una baliza clavada.  Estamos a 5.400 metros, nos quedan 900 metros de loma glaciar aún, con unos mantenidos 30-35º, hemos pasado las dos horas de subida y me encuentro bien físicamente y de cabeza. El primer tramo ha sido odioso y muy “sucio”.

En lugar de meternos al glaciar, aprovechamos un nervio rocoso para ir por el filo de la loma, allí vamos ascendiendo una sucesión de tramos sin nieve y otros con nieve dura para ir ganando altura. Tras la última zona pedregosa ya nos adentramos en el glaciar, vamos por el borde de vertientes que no alberga grietas y ascendemos por laderas de unos 30º, trazando zetas y siguiendo la huella de las cordadas que van por delante. Sus luces se ven más arriba, pero me parece que ya están muy altas, ¿será que yo no voy tan bien como los otros días?.

Siguiendo por la división de vertientes, llegamos a un pequeño resalte rocoso, es una trepada de 3 o 4 metros, que nos hace clavar puntas frontales y quitarnos los guantes para ascender agarrándonos a unos buenos cantos rocosos.

Hemos cumplido la tercera hora de ascenso, estamos a casi 5.600 metros y todo va bien, hace bastante frío (-4ºC) y tengo que parar a cambiarme los guantes de gore por los térmicos y a ponerme una capa intermedia bajo la chaqueta. En condiciones normales con esta temperatura no sería necesaria esta capa pero es que el ritmo es una respiración un paso, una respiración un paso, y el calor generado por el cuerpo a esa velocidad no le da para calentar el interior del gore.

Una cordada se ha dado la vuelta y vuelven hacia bajo, nos dicen que les duele la cabeza y que bajan. Nuevamente el Chimborazo es mucho Chimborazo.

Personalmente creo que vamos muy deprisa, hemos subido las tres primeras horas a más de 250 metros a la hora y a este paso creo que voy a llegar muy justo arriba. Trato de dosificar y en cada zeta cuando hacemos el giro paro a cambiarme de mano el piolet y el bastón, pero Abraham me dice que así no voy a ritmo y que las cortas paradas me van a perjudicar. La verdad que yo me encuentro más cómodo así pero bueno. Dejando unas grietas a la izquierda ya nos hemos montado en pleno glaciar que desciende por toda la loma del Chimborazo.

Este tramo se ha notado, estamos a casi 5800 y hemos ascendido a 200 metros durante la cuarta hora, creo que está bien y no me preocupa estar muchas horas ascendiendo, sino más bien, subir muy deprisa ya que el problema para una persona que vive a 600 metros realmente es la altitud. Hemos adelantado a la primera cordada de tres, creo que son ecuatorianos y continuamos hacia arriba por rampas ahora más inclinadas y que rondan los 35º, siempre trazando zetas. Son la 04:00 de la mañana y la nube que merodeaba por la parte Oriental se ha disipado, tan sólo se ven nubes bajas que por otro lado continúan reaccionando de forma tormentosa por la Amazonía.

Intento ir a un ritmo continuo pero para hacer eso necesito realizar dos respiraciones y un paso y así progresivamente, vamos bastante lentos y esto hace que comience a notar frió por el cuerpo, piernas y manos, me preocupan los de la mano derecha, ya que corre algo de viento de ese lado y llevo el piolet metálico y no el bastón que tiene espuma. Además la cabeza me está empezando a molestar al acercarnos a los 6.000 metros y es que se nota que en todo el viaje no he sobrepasado esta cota. Miro hacia arriba y aún se ve una larga pendiente, esto va a ser duro y necesito realizar alguna parada para comer y beber ya que me empiezo a notar flojo al llegar a la quinta hora de ascenso.

Tengo el tubo del camel helado, la temperatura está en -7ºC, y lo abro para beber, de seguido noto como si me estuvieran clavando un cuchillo en la garganta y es que llevo casi todo el ascenso respirando por la boca por la mucosidad del viaje y es que creo que las gramíneas están en su apogeo en esta época por aquí. Finalmente bebo algo, manteniendo en la boca unos segundos el agua mezclado con tang de mora, un sabor que no olvidaré en mucho tiempo. Además como unos dátiles “hacendado” y un par de barritas. -¡ vamos para arriba!-.

Continuamos el ascenso, ahora necesito tres respiraciones por paso, por momentos me encuentro cómodo en el ritmo pero el frío me recorre todo el cuerpo, hemos superado los 6.000 metros y nos estamos acercando a otra cordada, se trata de uno de los polacos (de los dos que quedan, ¡y empezaron el viaje seis!). Por momentos pienso en ponerme el plumas pero como sé que queda poco, voy a dejar de dosificar para darlo todo en estos últimos 250 metros de desnivel.

A las 06:00 de la mañana estamos llegando a los 6.160 metros, ya se ve algo de luz por el horizonte y al subir el ritmo parece que he solucionado el tema del frió, pero realmente no voy a ritmo y voy como un potro desbocado sin controlar respiraciones y pasos, demandando más oxígeno para ascender. Esto la cabeza lo nota y siento un empeoramiento en cuanto al dolor de cabeza.

Llegamos a las dos cordadas primeras se tratan del guía Boliviano con el cliente americano de Virginia que habíamos echado una mano con la avería del coche, y de Lucho el guía Ecuatoriano con la polaca la única mujer del grupo de Europa del Este y la que mejor andaba (ya nos lo dijo Lucho en el Pichincha). El último tramo debido a las nevadas del día anterior acumula 20 centímetros de nieve blanda y cuesta mucho abrir huella, por eso los tres grupos nos hemos juntado y estamos subiendo seguidos. Por si fuera poco es el tramo más inclinado del glaciar y se pone casi a 50º, que con esa nieve blanda se hace insufrible. La progresión es muy lenta y parece que no ganamos altura apenas y sumado a que las zancadas son totalmente irregulares el esfuerzo es elevado.

Lucho y la polaca paran paran para coger aire y continuamos el resto del grupo abriendo huella mientras ya ha amanecido, hemos ganado 50 metros de desnivel en media hora y hemos pasado los 6.200 metros. Supuestamente la cumbre está a 70 metros pero la pendiente se hace interminable y no termina jamás. Damos un poco más de nosotros mismos y parece que la pendiente va menguando, además la nieve ya no se ha acumulado tanto y tenemos que estar casi arriba.

Cuando lo normal es que la cumbre sea un hito o un promontorio, en este caso aparecen unas formaciones de crestas de hielo llamados “penitentes”, toda la parte superior tiene esta forma y veo que mis compañeros están sorteando los mismos, derecha e izquierda, arriba y abajo para llegar a la parte más alta de todas. ¡BIEN!, es la cumbre.

Por el terreno irregular la verdad que me cuesta mantener el equilibrio, pero llego arriba exhausto y me siento en una de las formaciones de hielo a coger oxígeno, hemos tardado otra media hora para los 70 metros. Nos felicitamos las tres cordadas e intentamos relajar las pulsaciones para disfrutar aunque sea unos minutos arriba. Se trata de la primera cumbre, la llamada Veintimilla con 6.270 metros, no es la más alta y no tiene nada arriba que así acredite el lugar.

Tengo una leve tiritona, estoy helado así que me pongo el plumas bajo el gore, además está saliendo el sol por encima de las nubes en el horizonte, los primeros rayos me reconfortan de sobremanera, en un segundo noto el calor en mi cara. Pero el dolor de cabeza es grande y trato de comer unos dátiles, además de beber agua y tomarme una aspirina (ya no voy a aguantar más voy a tirar de “drogas”).

Veo que Lucho y el guía Boliviano comentan de ir a la cumbre principal y Abraham me pregunta que tal estoy, le digo que mal que me duele la cabeza y dice: “mira el gallo se me ha vuelto pato”, mientras se ríen los otros dos guías amistosamente. Me pregunta si quiero ir a la cumbre Whymper y le digo que si, me he recuperado un poco en 5 minutos pero soy consciente de que esta decisión puede empeorar mi estado ya que a la cumbre principal situada a 6.300 metros hay media hora de caminata entre penintentes y no está abierto el camino, además hay que bajar un poco a una depresión y posteriormente subir hasta la cumbre.


Me encuentro con muy pocas fuerzas y se que en el descenso voy a necesitar de ellas, sobre todo en el tramo de abajo, más técnico. Pero me resisto a descender sin llegar a la cumbre principal y voy a tirar hacia allí cueste lo que cueste. Espero no arrepentirme.


Todos desencordados partimos hacia la cumbre Whymper, primero va Abraham que sabe por donde abrir la huella entre los penitentes y después vamos el resto, a mi me cuesta caminar entre ellos, son pasillos muy estrechos y sumado a que no ando muy bien de oxígeno me voy apoyando en las paredes de los bloques para mantener el equilibrio. Son pasos más bien de equilibrio y es justo lo que me falta, así que con el piolet me ayudo para ir tirando detrás de Abraham y Lucho, los guías.

Descendemos a la depresión de cumbre y posteriormente vamos ganando altura entre olas de hielo, parece que me cuesta menos que hace unos momentos y muy lentamente voy subiendo para llegar a la cumbre principal. Esta si está acreditada con una cruz de madera, un rosario y una vela, (y es que aquí son muy católicos). Nos felicitamos entre todos nuevamente y nos hacemos fotos unos a los otros, también ha llegado el último de los polacos con su guía. Al final ocho personas sólo hemos llegado.


Me siento algo mejor, incluso puedo bromear con mis compañeros sobre mi estado en la anterior cumbre, podemos ver el Cotopaxi al Norte y por abajo un mar de nubes que pocos picos más permiten ver. El paisaje es precioso y nos ha costado nada más y nada menos que 7 horas y media llegar aquí arriba, ha sido bastante duro. Y es que estamos en el punto del planeta más cercano al sol y más lejano al centro de la tierra, es un subidón.

Tras unas fotos a las diferentes direcciones me doy cuenta que no he traído las banderas, ni siquiera la mochila y es que he venido con la cámara colgada al cuello, ¡vaya fallo!. Por un momento me paro a ver a mis compañeros de otras cordadas la polaca está cansada pero el americano desde que ha llegado a la cumbre se ha agachado y tiene la mano en la cabeza, no abre ni los ojos y veo que lo va a pasar mal para bajar, pero bueno en realidad lo vamos a pasar todos. A ver que nos depara el descenso.

Comenzamos la vuelta entre los penitentes, voy esta vez el primero porque quiero bajar ya, y veo que he recuperado algo el equilibrio, el descenso a la depresión bien, pero el posterior ascenso a la cumbre Veintimilla me cuesta horrores y nuevamente tengo que parar varias veces para coger aire en los escasos 20 o 30 metros de desnivel, incluso me coge Abraham por detrás.

cumbre secundaria desde la principal (Whymper).
Nuevamente en la cumbre secundaria me siento junto a la mochila, como una barrita energética, un power gel, bebo agua y otra aspirina de regalo. Pronto me pasa Abraham la cuerda para que me encuerde, así lo hago y esta vez voy a ir delante. Acto seguido iniciamos el descenso, dejamos atrás los penitentes de la subida y pronto llegamos a la zona de nieve blanda, ahora bajar por aquí es una gozada y vamos perdiendo altura con rapidez por unas palas que ahora de bajada me parecen incluso de menor inclinación.

Me sorprendo a mí mismo, voy descendiendo bien con equilibrio a pesar de que el dolorcillo de cabeza se me ha quedado en en leve. Perdemos 100 metros, 200 y 300, la cosa pinta bien., ahora mí única duda es no perder las fuerzas ya que mi debilidad ha sido por la altitud. Así que cada 200 metros de desnivel o lugares con grietas voy parando a hacer unas fotos y como alguna barrita.


El cielo está azul y la pala la podemos ver díáfana, es preciosa la zona, tiene incluso menos grietas que el Cotopaxi y la zona verdaderamente peligrosa es la pedrera de abajo por expuesta a caída de piedras.

se observan los zeteos de subida hasta el collado de inicio glaciar.
En poco más de una hora hemos perdido 600 metros de desnivel, alcanzamos a otra cordada que se ha dado la vuelta en la cumbre Veintimilla y continuamos hacia abajo pensando en el tramo de destrepe de la arista. Pronto llegamos a él y me quito los guantes para destrepar los escasos 3 metros con buenos cantos. Ha resultado fácil y ahora por terreno pedregoso algo más blando que la ída vamos descendiendo hasta llegar a las proximidades del collado donde estaba la banderita.

Nuevamente vuelvo a comer algo y me quito ropa, el plumas, los guantes de gore e incluso la térmica intermedia van fuera. La temperatura ahora es agradable porque el sol está en todo lo alto. Por encima podemos ver los 900 metros de desnivel glaciar hasta casi la cumbre, ¡qué pasada!.

Ahora nos queda la zona más peligrosa, Abraham me dice que vamos a descender por otro lugar diferente a la subida y me va indicando cada pocos metros; las diagonales, neveros, rocas características, para exponernos de menor manera a la caída de piedras. Aún así este es el punto negro del Chimborazo y así lo puedo atestiguar, ya que a pesar de que la cordada anterior estaba a casi 300 metros por arriba, caían grandes piedras de manera muy peligrosa “bufando” a escasos metros.

trozos de hielo gigantescos, morrenas.
Parecía que ya habíamos salido de la zona crítica, ya podíamos ver el Refugio más abajo con sus obreros, pero aún teníamos que quitarnos de esta inmensa pedrera, pasando junto a grandes bloques de hielo como camiones, son los residuos morrénicos del glaciar que en cinco años ha sufrido un retroceso muy grande debido al calentamiento por las emanaciones del Tungurahua que está en frente. Nos dirigimos a zona segura para quitarnos los crampones y vemos allí sentado al guía suizo.

refugio Whymper en obras, situado a 5.050 metros.
Había venido de llevar al de Singapur al médico de Riobamba y le había dejado allí hospedado en un hotel. Después se había subido el al parque para esperar al Boliviano y américano. Ya le dijimos que podía esperar un par de horas más tranquilamente por que el americano estaba muy muy mal en cumbre.

Tranquilamente y mientras charlábamos nos quitamos los crampones y arnés y cuando grita el guía suizo: ¡cuidado!, una roca de grandes dimensiones había pasado a 10 metros nuestro. Esta claro que no había ninguna zona segura en toda la pendiente, así que nos despedimos y fuimos perdiendo altura por la pedrera para llegar a las proximidades del refugio, allí ya estaba todo hecho y tan sólo nos separaban 200 metros de desnivel al coche que bajamos tranquilamente hablando sobre temas varios.

Tardamos en descender desde cumbre 3 horas y media, ahora el Chimborazo se había mostrado ante nosotros y nos enseñaba su mejor cara: todo despejado.


Nos cambiamos en el aparcamiento, mientras vinieron varios guías de otros sitios a preguntar por la experiencia, y es que aquí hay un buen trato entre los 80 guías de la ASEGUIM, se ayudan cuando pueden, se pasan información e incluso clientes.


Estábamos listos y tras hacer unas últimas fotos al "Chimbo" arrancamos el Toyota para descender y salir del parque, esta vez en lugar de bajar a Riobamba, descendimos a Ambato, para acortar camino. Pasadas las 15:00 y buscando algún lugar para comer, descubrimos un asador al carbón y el estómago nos dio un vuelco. Paramos y nos pedimos unos filetes de lomo con sus correspondientes adherezos de patatas y ensalada. ¡Ahora sí!, le dije a Abraham mientras le decía el viejo refrán: “con el estómago lleno se piensa mejor”.

Desde allí nos separaban dos horas a Quito, pero la comida nos dio la energía suficiente como para mantener una charla filosófica sobre la montaña.

En Quito me hospedé en un hostel de montañeros, donde sus dos dueños son guías y me despedí de Abraham como se merece: con una cerveza en la mano. Y es que es muy curioso encontrarse a miles de kilómetros personas tan parecidas a uno mismo en cuanto a pensamientos, quizás la biblia empleada haya sido la misma: LA NATURALEZA Y LA MONTAÑA.

Otras reflexiones:

Han pasado ya algunos días desde mi vuelta de Ecuador. La verdad que ha sido un viaje muy sorprendente; lo que de un inicio parecía ser un viaje acoplado con calzador por los pocos días disponibles y con un destino casi obligado por disponibilidad económica, ha resultado ser uno de los mejores viajes que he realizado por las montañas del mundo. 
La topografía volcánica de Ecuador es totalmente diferente al resto del mundo, no conozco muchos sitios, o realmente más bien pocos en los que puedas subir con el coche por encima de los 4.500 metros, en los que tengas refugios a alturas cercanas a 5.000 metros y sobre todo en los que con pocas horas de diferencia puedas estar en una cima y en un restaurante tomándote una parrillada.
Por si fuera poco, además Quito la capital, situada a 2.800 metros de altitud, sirve como base de operaciones ya que todos los volcanes no están a más de 3 o 4 horas desde allí. En definitiva un destino muy recomendable del que me llevo un recuerdo inmejorable.


martes, 14 de enero de 2014

Volcanes de Ecuador, arranca la aventura.


En la medida de lo posible iré actualizando esta entrada que se inicia desde:

Hoy, día 14 de Enero, preparativos.

Ayer terminé prácticamente de hacer la mochila, llevo menos material de lo esperado y eso que he metido todo el material "técnico" como piolet, crampones y arnés, que por otro lado podía conseguir allí, pero prefiero llevarlo de casa.

Estoy ultimando algunos pequeños detalles, como cargas de baterías, barritas energéticas, dinero y última información vía web. Cuando parece que la preparación ha terminado las sensaciones son muchas y variadas: 
Como parte positiva está la motivación, el ver como se oscurece el cielo de mi ciudad y en general de la península, me reconforta, ya que de no haber elegido este viaje a Ecuador, hubiera tirado un poco a la basura estas vacaciones invernales con estas previsiones meteorológicas tan adversas.
Como parte opuesta o negativa, también está el condicionante del tiempo, desde Quito me indican que en la última semana no han podido ascender al Cotopaxi, ni Chimborazo debido al mal tiempo y la meteorología que me espera por allí no es excesivamente buena, además de estar cargándose los volcanes de nieve.



Aunque quizás también me tomo este viaje como el más vacacional de los últimos 8 años en los que he realizado viajes anuales internacionales por montañas. En otras ocasiones cocinar en altura, dormir en tiendas, portear equipo, dificultades técnicas, dudas de lugares más desconocidos u otros imprevistos me han tenido más ocupado y tenso durante los preparativos, pero en esta ocasión voy a dormir en hoteles, albergues o refugios, la comida te la dan cocinada y tendré 4 paredes para cobijarme. Al final el contacto con la civilización va a ser a diario, al igual que la posibilidad de acceder a lugares con línea de internet donde poder estar "conectado" con casa.

En definitiva, espero disfrutar de un bonito lugar y de sus paisajes, fauna y flora peculiar.

Me quedan unas 10 horas para salir de casa e iniciar la aventura, mañana volaré de Madrid a Barcelona y desde allí a Quito vía Miami.

15 de Enero, viaje a Quito.

Tras levantarme a las 3 de la madrugada, Jacobo me ha llevado al aeropuerto. He facturado el petate y he tomado un puente aéreo hasta Barcelona, la verdad que no me he enterado ni del despegue ya que una pequeña cabezadita y ya estábamos en Barna. Por cierto se ve bastante bonito de noche con toda la zona portuaria iluminada.
En 10 minutos y tras un paseíto estoy ya en las puertas de embarque, la “D” más concretamente, he tirado de McDonalds para tomar un café y un donuts y a la espera ya que el vuelo hacia Miami sale en casi tres horas.
A la hora establecida (las 11:15) partimos rumbo a Miami, me ha tocado ventanilla y asiento junto a un costarricense bastante majo, atrás un ecuatoriano que viene para Quito con el aspecto de King África y a su lado un argentino rubio con rastas, nos ha faltado sacar las cartas a los 4, que conste que las hemos pedido a la azafata. Por la windonilla nada (ya se me está pegando el espanglis de Miami) toda la península cubierta de nubes y el cruce del charco, de igual manera nubes y nubes, aunque a veces un poco de Atlántico.

Hemos estado en el vuelo un rato de cháchara y el otro lo he empleado en leer el libro de Juanjo San Sebastían “Cita con la cumbre”, de Javi Calleja que aún no le he devuelto desde hace dos años exactos desde la Aconcagua. En América me lo prestó y en América lo he terminado de leer. Te prometo Javi que cuando llegue te lo devuelvo, además he visto tres postales que tenías en el interior de las cuales seguro que no te acordabas y me ha traído recuerdos de aquel maravilloso viaje. He de decir que me lo he comido, de la página 1 a la 198, y comparado con aquella aventura de supervivencia en el K2 yo voy de paseo a Ecuador.
Tengo de reserva en la mochila del de Jerzy Kukuzcka para los descansos o la vuelta.
Hemos aterrizado en Miami incluso con adelanto y menos mal, porque entre los controles policiales y que no aparecía mi petate, he llegado a la puerta de embarque hacia Quito 30 minutos antes, justo cuando ya estaban embarcando. Ya os lo contaré más adelante porque a aparecido el petate en mitad de un pasillo.

Antes de despegar hacia Quito ya es de noche, el avión está con alguna plazas libres y vamos más cómodos. Son 4 horas de nada, que aprovecho básicamente para dormir. Aterrizamos en la capital ecuatoriana pasadas las 22:00 de la noche y pronto consigo mi petate y salgo de los controles (esto no es EE.UU). Según salgo del aeropuerto hay una fila, a la que no llego ver el final, de taxis. Tomo el primero un hombre ya mayorcete y bastante majo que me da su tarjeta para futuros trasportes en la capital y en una hora estamos en el Hotel Embassy, lugar donde me encuentro ahora y donde estaré dos noches.

La habitación está bien y el hotel también es un 4 estrellas, que le deben de haber atornillado la última de ellas “de estranjis”, porque tampoco es para tanto, acojedor y ya está. Es peor el entorno donde está situado; es una zona turística de fiesta, hay decenas de bares y discos y por lo tanto me dice el conductor que vicio travestido y sin travestir.
16 de Enero, aclimatación en el Guagua Pichincha.

Me he despertado a las 6:00 de la mañana y no ha sido por el despertador, sino por un maldito gallo que cada 5 minutos kakareaba y parecía que lo tenía acostado en la cama de al lado de la habitación. A las 6:30 ha sonado el despertador bueno y me he levantado de la cama, me he duchado, he bajado a desayunar y he hecho la mochila para la jornada de hoy, mochila a la que no he echado muchas cosas ya que unos 20º era la temperatura de Quito a las 8:00 de la mañana, vendito invierno el de aquí.

A esa hora ha llegado en un todo terreno Abraham, el guía de la agencia, es moreno y se le ve fuerte a parte de ser guía de la ASEGUIM, todo un seguro, ha ascendido al Cotopaxi en más de 20 ocasiones y al Chimborazo más de 10, a parte de haber ascendido a casi todos los volcanes de Ecuador incluso por vías difíciles. Hemos congeniado pronto.

Tras las presentaciones nos hemos dirigido hacia el Pichincha, un volcán situado sobre Quito y que tiene varias cabezas y cráteres, la ascensión normal se realiza desde un teleférico por la cara que da a Quito pero nosotros hemos partido con el 4x4 hacia Lloa, una aldea situada más al Oeste y al Sur del volcán, allí hemos tomado una pista forestal que nos ha subido y subido hasta los 4.100 metros donde hemos aparcado el coche.


Por esta altitud el terreno es típicamente andino, matorrales de largas pajas de colores ocres y algunos otros más pequeños poblados de pelos y tacto aterciopelado.

Frente a nosotros el Guagua Pichincha y a la derecha el Rucu Pichinca, nos hemos dirigido hacia el Guagua, el más alto de todos los Pichincha. Hemos tomado una ancha pista que va serpenteando por la ladera, mientras vamos viendo en los cortes de la carretera las diferentes épocas del volcán por los tonos de la roca volcánica, erupciones, ceniza, piedras, piroclastos, etc..

Nosotros solos para todo el volcán, hemos continuado por la pista hasta llegar a un refugio libre en muy buen estado, con chimenea, colchones y situado a unos 4.500 metros de altitud, allí hemos hecho una parada y tras el pequeño descanso continuado por un camino que cruza toda la ladera diagonalmente de derecha a izquierda hasta salir al borde del cráter a 4.650 metros.


Por un momento parecía que salía vapor del interior del volcán, pero en realidad eran las nubes que venían por la vertiente contraria y chocaban con el propio cráter formando unos paisajes espectaculares. Hemos continuado por el borde del cráter hacia la derecha, una fuerte pendiente con rocas de basalto nos han llevado a lo que parecía la cumbre principal, allí en un hito cimero ponía 4.780 metros y por momentos la niebla no nos permitía ver nada.

Abraham me ha propuesto continuar hasta la cumbre principal situada más allá del cráter pero con algunos pasos aéreos y he accedido a hacerlo a pesar de que ya comenzaba a notar el corazón en la sien. Tras un pequeño destrepe y una nueva trepada por una chimenea hemos llegado a la cumbre principal de 4.794 metros donde ya se me comenzaba a poner un dolorcillo de cabeza, y es que había pasado de 600 a 4800 metros en 24 horas.


Se han abierto las vistas hacia el Sur: frente a nosotros el Rucu Pichincha con su teleférico, en sus faldas Quito, más allá, el cráter del Cotopaxi y a la izquierda la parte cimera del Cayambe., en definitiva montañas de 5.000 y 6.000 metros salpicadas entre muchas nubes, que por momentos nos mostraban y nos ocultaban el paisaje.


En la cumbre hemos comido un sándwich parte del pic-nic de la agencia y tras ello nos hemos puesto a descender por las chimeneas un tanto aéreas,


 mientras me explicaba Abraham las condiciones buenas que se tienen que dar para los otros ascensos, yo bastante tenía con bajar de éste, porque me comenzaba a doler más fuertemente la cabeza.

Hemos perdido altura con rapidez por las laderas Orientales, compuestas por fina arena y en unos 30 minutos hemos llegado nuevamente al refugio, allí había unos amigos guías de Abraham que estaban escalando en unas paredes de basalto cercanas. Y pronto hemos puesto rumbo al coche por la pista para descender hasta los 4.100 en poco más de 30 minutos.

El cielo estaba comenzando a cubrirse cuando hemos llegado al coche, y tras montarnos rumbo a Quito por la pista forestal, la verdad que iba incluso mareado en el coche y con dolor de cabeza, pero al llegar a Quito a 2.800 metros se me ha pasado.

He comido unos sándwich que me sobraron del vuelo, hablado con la familia y tomado una ducha que me espabilara un poco. Después y a las 16:00 he salido por Quito a dar una vuelta, tenía que hacer varios recados. Esta zona de día cambia bastante, hay terrazas veraniegas, pubs irlandeses, americanos e incluso discotecas abiertas a las 5 de la tarde. Esta bastante bien, la pena no poder compartir una cerveza con alguien, pero ir solo tiene pros y contras y este es uno de los puntos malos.

Ya he vuelto a la habitación con algo de fruta y varias botellas de agua, no creo que salga ni a cenar, ya que aún me quedan un par de sándwich de supervivencia y son las 19:00 de la tarde. La verdad que no se está mal aquí sentado escribiendo y con la bachata a tope de los locales de enfrente, jeje.

Bueno mañana será otro día y duro, porque subimos a dormir al Refugio Nuevos Horizontes del Illinizas que está situado a 4.650 metros. Muy posiblemente los dolores de cabeza vuelvan, pero tendré mis aspirinas a mano y espero en un par de días contaros que tal me fue por estos picos de 5.000 metros ya.

17 de Enero, Al refugio Nuevos Horizontes.
Nuevamente hoy me despertó el gallo a las 6:00 de la mañana, me he pegado una buena dormida de más de 10 horas y es que ayer, entre los vuelos y el primer contacto con la altura fue un día duro.
Hoy tras despertarme me miro al espejo y tengo la cara un tanto quemada por el sol, -si ayer tan sólo estuve en la montaña 5 horas-, pero es que el viento y ser la zona del planeta más cercana al sol y por lo tanto con menos capa de atmósfera se nota mucho.
He bajado a desayunar y hasta las 11 de la mañana no he quedado con Abraham, así que tengo tiempo aún para hacer la mochila, el petate e incluso de cotillear y escribir por internet, esto del portátil y tener wifi es una maravilla.
He echado un vistazo al refugio donde vamos a dormir hoy y es pequeño aunque coqueto, aquí os pongo una foto. Subiremos por la tarde desde los 4.000 metros y emplearemos unas 3-4 horas de ascenso.
Por otro lado el tema de la climatología me dijo Abraham que no le hiciera mucho caso, aquí al estar toda la línea de cumbres entre influencia amazónica y pacífica, te puede variar en cuestión de horas dependiendo de donde sople el viento. Puede llover en Quito y 30 kilómetros más allá no, y nevar en el Chimborazo y en el Cotopaxi no, a pesar de estar a 40 kilómetros de distancia.
No vamos a modificar nada el plan establecido y sólo decidiremos si subimos y no desde los mismos refugios, por otro lado nos comunican desde la agencia que la semana pasada hizo un clima muy malo lloviendo y nevando, no se subió a ningún volcán de los altos en ese periodo de tiempo, pero llevan dos días ascendiendo al Cotopaxi y al Chimborazo las cordadas más fuertes, ya que hay mucha nieve y hay que abrir huella.

A las 11 me ha recogido Abraham y nos hemos ido hacia el Sur por la "gran avenida de los volcanes", nuestro objetivo el Illinizas está relativamente cerca, a una hora en coche. Hemos llegado al pueblo de Machachi y nos hemos comido un filete bueno de ternera adherezado con aguacate, arroz y patatas, si patatas de esas que saben a patata.

Después de ahí nos hemos dirigido al Parque de los Illinizas, situado a pocos kilómetros, hemos dejado el petate en el pueblo de Chaupi donde vive el dueño del refugio de Nuevos Horizontes y hemos tomado una larga pista forestal en bastante mal estado. Páramos andinos aparecían por ambos lados y ganábamos altura hacia los Illinizas, cubiertos de nubes en todo momento. Finalmente hemos llegado al aparcadero situado a casi 4.000 metros de altitud.

Allí había también un grupo de 5 polacos y 2 ingleses que con guías iban a subir a al refugio también.

El cielo estaba encapotado, los Illinizas a pesar de estar en frente estaban cubiertos por nubes y en sólo un par de ocasiones nos han dejado ver su cumbre Norte, la que vamos a subir. El itinerario es sencillo, transcurre por una larga loma de varios kilómetros que en realidad es una colada de lava del propio volcán, poblada de vegetación y de un árbol curioso llamado por aquí polylepis, similar al de la Cordillera Blanca peruana.
Durante el inicio del ascenso a pesar de mi temor por la altitud, he ido ascendiendo bien, aunque a partir de los 4.500 metros el aumento de pulsaciones y el leve malestar de cabeza han ido en aumento.

En el último tramo se nos han metido las nubes en la loma, el trayecto ya transcurría por zonas más pedregosas y Abraham se ha distanciado un poco de mi, pero es que prefiero seguir mi ritmo que no quemarme a su rueda. Los últimos 200 metros de desnivel, me han parecido duros, los metros en el altímetro no subían y por fin he podido ver el refugio entre la niebla tras un breve llaneo.

Hemos tardado 2 horas y 40 en llegar desde el aparcadero y me encuentro bien tras un pequeño descanso. El refugio tiene tan sólo una habitación y en la misma, se duerme, se come y se cocina, pero que más quieres a 4.750 metros. Tiene colchones, almohada y además no hace frío.

Hemos terminado de pasar la tarde charlando con los otros guías, la verdad que a pesar de hablar en castellano, hay muchas veces que me pierdo en la conversación, y es que tienen unas expresiones rarísimas cuando hablan entre ellos.

Después he cenado con los polacos e ingleses, una buena cena por cierto, con sopa de pasta, trucha y arroz, mejor que en muchos refugios españoles. Y tras comer me he metido en el saco para dormir, mañana nos levantamos a las 5 de la madrugada y son las 19:00, así que voy a dormir 10 horillas que lo necesito ya que tengo un dolor leve de cabeza.
18 de Enero, Illinizas Norte 5.189 metros.
La noche ha sido larga como prometía, no he dormido más de una hora del tirón, y es que la altura tiene estas cosas, además han salido los polacos a las 4:30 y los ingleses a las 5 con lo cual aquello ha sido “el camarote de los hermanos marx”. Yo me he levantado a las 4:30 a mear y había niebla, así que ya ni me he quitado la ropa, esperando a que llegara la hora. A las 5:00 nos hemos levantado y desayunado un poco de cacao con agua caliente y unos panecillos untados con crema de maní (cacahuete). Hemos aguantado un poco haciendo la mochila para ver si mejoraba y la cosa no iba a mejor, así que a las 5:30 hemos tirado hacia arriba, aún de noche con los frontales y entre la niebla.
En poco tiempo hemos llegado al collado que separa las cumbres Sur y la Norte, hacía bastante viento y éste con la niebla nos estaba llenando la ropa de cristales de hielo. Hemos tomado una
senda hacia la cumbre Norte que transcurría por el borde del cráter, ésta va zig-zagueando y pronto se nota que se pone aérea.

Ha amanecido pero la niebla no nos permitía ver nada, algunas trepadas de echar las manos y un fuerte viento continuo. Sobre los 5.000 metros algunos descansillos, mientras por encima de las nubes aparecía la cumbre del Cotopaxi hacia el Este.
 
Ahora venía un tramo un tanto delicado, la humedad había llenado de hielo las rocas y los compañeros polacos e ingleses que habían salido una hora antes, estaban allí siendo asegurados por los guías en unas instalaciones con argollas. Nosotros hemos pasado sin cuerda por las terrazas aéreas en las que el guía ha confiado demasiado en mí. A partir hemos contorneado una zona rocosa y pasado a la vertiente Norte donde aún había algo de acumulación de nieve helada en las terrazas.
Desde este tramo hemos dejado las nubes por debajo y nos hemos situado bajo la cumbre., aquí comienza “la canaleta”, una chimenea rocosa no muy dificultosa pero con hielo por la zona de trepada.

Después hemos contorneado la cumbre por la izquierda y con una nueva trepada llegado por fin a la cruz cimera.

He alucinado desde arriba, pensé que iba a ser más fácil, y es que esta subida no es apta para todos los públicos, sobre todo en estas condiciones. Los polacos han llegado encordados un par de minutos después y los 7 únicamente entrábamos colocados estratégicamente en la pequeña cumbre. Sobre las nubes asomaban los volcanes Antisana y el Cotopaxi.
En 5 minutos hemos comenzado el descenso, ya que el viento de Sur era fuerte y nos estaba helando, mientras los polacos iban a rapelar nosotros hemos destrepado de igual manera que hemos subido. La verdad que por momentos me recordaba la subida al Cervino, con el hielo, el patio y las trepadas y destrepadas con los 5 sentidos puestos en lo que estaba haciendo.

Hemos ido descendiendo chimeneas y volviendo por el mismo itinerario, la verdad que a pesar del poco rato que le ha estado dando el sol, algunas zonas tenían menos “verglace” en la roca, sobre todo la travesía por terrazas “del paso de la muerte”, el nombre me lo dijo a la vuelta tras hacer el paso.

Luego nos hemos vuelto a meter entre la niebla y hemos descendido hasta el refugio por una ruta alternativa con más roca suelta y sin duda más rápida. En tan solo 2 horas y media estábamos de vuelta en el refugio al que acababan de llegar tres suizos.

A la calidez del refugio he tomado un té y Abraham arroz con huevos fritos (así a las 8 de la mañana), la verdad que me encontraba muy bien de cabeza y no me había dolido en toda la jornada de ascenso. Después hemos hecho la mochila con los sacos y nos hemos puesto a descender hacia el aparcadero aún entre niebla.
Sobre los 4.500 el día se ha vuelto ha aclarar por abajo, a pesar de no ver los Illinizas el valle estaba limpio y nos hemos cruzado con numerosos grupos que iba hacia arriba con la idea de dirigirse hacia el Cotopaxi en los días siguientes.

Tras el descenso, hemos llegado al coche, ya unos 16º que con el sol se hacen agradables, me ha traído Abraham a un albergue de montaña llamado “Cuello de Luna”, la traducción de Cotopaxi. Es un lugar muy agradable con habitaciones con chimenea al estilo andino, se trata de una hacienda en la que varios perros San Bernardo son sus vigilantes.

Abraham se ha ido a Quito a por dos clientes más y un guía, y vuelve mañana con ellos a las 11:00 de la mañana para recogerme.

La verdad que la cosa pinta bien, llevan subiendo 5 días seguidos a su cumbre y mañana nos dirigimos a su refugio para subir por la tarde y por la noche atacar.
Según el guía 80% de posibilidades y además vamos a ser los últimos en usar el refugio esta temporada ya que el Lunes empiezan las obras de remodelación y lo cerrarán, al igual que el del Chimborazo. Y esto es un problema ya que nos lo vamos a encontrar cerrado y por ello Abraham va a ver en la agencia si nos dejan infernillo, tienda, aislante e incluso un "porteador" para subir todo hasta los 5.000 metros.
Bueno, desde Cuello de Luna me despido.

19 de Enero, Ascenso al Refugio José Rivas, del Cotopaxi.
Me he despertado en Cuello de Luna, ya no estaba acostumbrado a dormir con mantas de pueblo, de esas que pesan 4 kilos, he dormido más de 10 horas a pesar de que a partir de las 6 entra la luz por todos los recovecos y aquí no están acostumbrados a las persianas.

El desayuno ha sido de escándalo, era para tres personas y todo para mí sólo, después he estado intentando conectarme a la línea wi-fi pero me ha sido imposible va muy lento y he terminado haciendo la mochila y el petate para estar listo a las 11:00, hora de la quedada con mis nuevos compañeros para el Cotopaxi.

Han sido puntuales y a esa hora ha llegado Abraham con ambos, se tratan de dos hombres, uno llamado Iain y el otro Ken, Iain pronunciado "Ian" es escocés y tiene 36 años, aparentemente se le ve fuerte y esta viajando con la mujer por el Norte de Sudamérica desde hace más de un mes. Por otro lado Ken es Canadiense-alemán, viene con un sombrero de cowboy, mide sobre 1,90 y está para tres meses en Ecuador de periodo vacacional.

Los 4 nos dirigimos hacia el Parque Nacional del Cotopaxi, que está a escasos 20 minutos desde el albergue, allí fichamos la entrada y por una gran pista nos adentramos en las fauces del parque.


Está empezando a llover y lo hace con fuerza, estamos un tanto asustados porque hay que subir al refugio en un rato y está cayendo una buena, el parque está lleno de gente con vehículos todo terreno, que andan de paseo y tras cruzar un páramo comenzamos a ascender bruscamente por la pista, al
tanto que hemos llegado a los 4.600 metros donde hay una campa de tierra grande, allí hay cerca de 40 vehículos y mucha gente ascendiendo por la pista hacia el refugio, que se ve más arriba. Son turistas y lo hacen para subir al glaciar y tocar la nieve, ya que en Ecuador es raro que nieve por debajo de los 4.500 metros.

Allí y cuando nos estamos preparando para subir entre lluvia y viento dice Ken que se ha dejado las botas y el piolet en la bolsa que ha dejado en Cuello de Luna, bueno, ¡ya empezamos con problemas!.
Abraham me da varias bolsas con comida para que subamos al refugio "Ian" y yo y él se va con Ken a Cuello de Luna nuevamente, quedamos en unas 2 horas y media en el refugio. Son las 12:30 así que nosotros subimos la comida e iremos comiendo.

Ascendemos por una verdadera playa de arena para ganar los 250 metros de desnivel al refugio, entre decenas de gente de turismo que nos miran con caras raras.


 Allí tomamos litera y nos acomodamos en el salón mientras nos preparan la comida que les hemos traído y es que es la última noche que permanece abierto el refugio antes de la construcción del nuevo y ya no queda de casi nada. Por la tarde y antes de llegar nuestros compañeros se abre un claro y nos deja ver parte de los glaciares del Cotopaxi.


Después durante la tarde comienzan a llegar otros grupos con personas diversas del planeta tierra y que hemos ido viendo en Pichincha, en Illinizas, o en lo albergues. Eso sí lo que no hay son españoles. La verdad que la tarde se pasa amena conociendo gente, hasta que vienen nuestros compañeros y es la hora de la cena las 18 horas.


 Nuevamente buenos platos para terminar la jornada e irnos a acostar a las 20:00 que a las 00:00 se toca diana para levantarnos.

20 de Enero, Cotopaxi
Literalmente no ha existido noche, la gente tardó en acostarse y a las 22:00 comenzaban a levantarse las primeras cordadas, por lo que no he dormido ni 20 minutos del tirón. Nos hemos levantado a las 00:00 la verdad que tan sólo quedaban en el refugio dos Japoneses, el resto o habían salido o estaban preparándose entre voces poniéndose los arneses. Me encuentro bien en esta altitud ya no tengo ningún dolor de nada y creo que mi cuerpo se ha adaptado a los 5.000 ya.
Hemos desayunado con rapidez varias rebanadas de pan de molde con mermeladas de extrañas frutas y pronto estábamos preparados para salir, eran la 01:00 de la madrugada y el cielo estaba despejado por el Cotopaxi aunque caía algún copo de nieve de algunas nubes situadas hacia el Este.
Desde el refugio y con 3º en el termómetro hemos salido por una senda rumbo al glaciar los 5, en unos 40 minutos estábamos al pie del glaciar, allí nos hemos puesto los crampones, arnés entre unos seracs y con el piolet nos hemos montado en el hielo, bueno más bien tenía una capa de nieve dura de las últimas nevadas.

Las cordadas las formamos Patricio-Ian y la otra Abraham-Ken y yo. Me extrañó esto porque el guía Patricio venía para guiar con Ian y Ken, pero es que Ken quería también intentar ascender el Chimborazo con nosotros en unos días y el guía prefirió que nos fuéramos coordinando a un ritmo los tres.


Ya montados en el glaciar a 5.000 metros las primeras rampas son de unos 25º, es una buena introducción para lo que hay posteriormente. Hemos trazado varias zetas grandes en busca de la menor inclinación con tendencia a derechas, más a la derecha hay una zona rota y a la izquierda por encima hay más seracs grandes.

La verdad que el ritmo es alto, hemos ganado en la primera hora 250 metros de desnivel y estamos cogiendo a varias cordadas que van por delante, más que cogiéndolas las pasamos y continuamos a por la siguiente, para así completar una hora y media más en la que ganamos otros 125 metros. Sólo hemos hecho dos paradas de 5 minutos para comer algo, la temperatura está bajando considerablemente y ya a 5200 metros estamos a -1ºC, sumado a un molesto viento del Este. Parece que Ken va subiendo bien y me sorprende porque viene sin aclimatación previa (yo esto cada vez lo entiendo menos).

Esta vez las rampas se van inclinando más y más, toman unos 35º primero y posteriormente 40º, la caída ya es grande hacia abajo y si se tropieza uno, está en manos del guía totalmente y de los 500 metros de hielo. Se continua trazando zetas esta vez más cortas que ascienden verticalmente hasta llegar a los 5.400 donde hay unos seracs, allí hacemos una parada, tras adelantar a otras tantas cordadas y es que Abraham y Patricio van bastante deprisa, hemos ganado otros 250 metros en la segunda hora y a este paso vamos a llegar a cumbre a las 5, aún de noche.


Ahora el itinerario se introduce entre los bloques de hielo, el lugar es espectacular, unas grandes grietas a la izquierda y un pasillo entre grandes bloques por donde vamos ascendiendo. Tras salir del pasillo, giramos a la izquierda, ahora tras unas nuevas zetas por terreno de unos 35º- 40º nos montamos en una bonita arista que vamos ascendiendo mientras vemos a la izquierda todo el glaciar abierto lleno de grandes bloques, -"esto es la leche"-.

Posteriormente tenemos que parar varias veces ya que Ken lo está pasando mal por el ritmo y durante la tercera hora hemos ganado 200 metros de desnivel, estamos ya a 5.600 metros y el termómetro marca -3ºC. Decidimos parar bajo un nuevo serac y Abraham me dice que me cambie de cordada, así que me pasa con Ian y Patricio para continuar, así podrá ir él con Ken más despacio.

de der. a izq.: polaco, inglés, polaco, escocés y ecuatoriano....globalización

En esta parada aprovechamos para beber y comer algo, me "chuto" un power gel y abro el camel bag para beber porque tengo congelado el tubo. Hemos coincidido con los polacos y los ingleses que se quedan descansando mientras nosotros tiramos, sólo quedan por arriba dos franceses con su guía.

Salimos por la izquierda del serac, parece que nos dirigimos hacia una zona de grandes grietas, pero pronto ascendemos una corta ladera a la derecha de bastante inclinación, unos 45º, donde la huella está abierta, cosa que nos facilita la tarea, desde allí volvemos a ascender una corta arista hasta llegar a un resalte que hay que destrepar, hemos dejado una característica gran banda rocosa a la izquierda.

Por delante vemos las lucecillas de los franceses que están a nuestra altura pero más a la derecha, así que el itinerario tiene que ir hacia allá. En esta parte realizamos una travesía manteniendo la altura de unos 100 metros a la derecha. La verdad que el cambio de cordada me ha venido muy bien, este ritmo va más acorde con mis características, damos 3 o 4 pasos y paramos un segundo, además la travesía me ha bajado el ritmo cardiaco, por lo que me encuentro bastante bien.

Tras la travesía, veo muy arriba la luz de los franceses, creo que éste es el borde del cráter, la parte más inclinada del ascenso, estamos ya a 5.750 y no tiene que quedar mucho tras la cuarta hora de ascenso.

Ahora para superar la parte más inclinada, el itinerario hace varias zetas bruscas, hay un patio bien grande así que nos centramos en mirar sólo lo que alumbra la luz del frontal. El ritmo es bueno, ahora más lento y me comienza a doler la cabeza, así que intento realizar respiraciones profundas para oxigenar bien.

Parece que la pendiente mengua y por fin salimos a una especie de cuello, ya podemos ver hacia el otro lado más cielo por lo tanto hemos salido a una depresión del cráter, estamos cerca. Los franceses se encuentran allí descansando, la verdad que pensaba que nos íbamos a dirigir hacia su posición para realizar una parada con ellos, pero Patricio continua con el ritmo y gira hacia la izquierda del cráter, nuevamente ascendiendo.

Estamos ya muy cerca, miro hacia atrás y veo que la parte derecha del cráter es más baja, por lo tanto poco tiene que quedar, hasta que la pendiente mengua, mengua y mengua, estamos en un amplio llano. Patricio continúa hasta el final del llano y clava el piolet en el suelo. ¡Hemos llegado a cumbre, bien!. Nos felicitamos todos y observamos el cráter más abajo, por debajo todo un mar de nubes, aún es de noche pero la luna está grande y se pueden ver más montañas, el Chimborazo, Antisana, Illinizas, incluso todas las luces de Quito en el valle.


Tras un momento de recreo, pienso que es mejor coger fuerzas ahora y hacer fotos una vez amanezca, así que me siento en el hielo, hace -6ºC, me pongo toda la ropa que tengo; 2 guantes, plumas bajo el gore y comienzo a beber agua a la vez que a comer unas barritas., me encuentro bien físicamente pero me duele la cabeza un poco.

A los 10 minutos llegan los franceses, nos abrazamos y nos felicitamos (la montaña nos ha unido y es que llevamos viéndonos varios días en los mismos lugares). Después llegan los polacos, y una media hora después Abraham con Ken, lo ha conseguido, pero tiene una cara de pleno sufrimiento y la mirada perdida.



Está amaneciendo y en la cumbre estamos unas 10 personas, todos con cámara en mano estamos inmortalizando el momento, yo me encuentro mejor y pido que me hagan fotos, para hacer yo otras a los compañeros.

Es precioso todo, hemos tardado 4 horas y 35 minutos en llegar, salimos los últimos y hemos llegado los primeros, Patricio veo que vacila a los otros guías sobre esto y se echan unas risas, pero me ha costado de lo lindo.


Tras 50 minutos en la cumbre es hora de descender, ahora voy el primero de cordada y voy con la cámara a mano, ya que quiero inmortalizar los lugares por donde hemos pasado de noche y no he podido fotografiar. Como una foto vale más que mil palabras os pongo unas cuantas:










Tras dos horas y cuarto de bajada, y cabreando un poco a mis compañeros de cordada por tantas paradas para hacer fotos, llegamos al Refugio. La verdad que la bajada ha sido una mezcla de todo; durante un inicio la preciosidad de los paisajes me maravillaba, en otros tenía que estar concentrado para ir descendiendo las palas con bastante atención, y tras un rato de bajada el cansancio acumulado y el dolor de cabeza crecían.

Realizamos alguna parada para reponer fuerzas, Ken iba verdaderamente mal, le veíamos a lo lejos cojeando y caminando como un borracho. Iba tardar en descender e iba a ser un futuro problema para el Chimborazo.

Ya en el refugio nos tomamos varios tés, algún plátano y decidí tomarme una aspirina. Esto me alivió el dolor de cabeza y mientras hacíamos la mochila para bajar al coche, comenzaron a llegar a cuentagotas, franceses, polacos, ingleses y alguno más de procedencia desconocida. También llegó Ken, nuestro compañero que pronto nos comunicó que no iba a ir al Chimborazo y que lo había pasado bastante mal, sus vacaciones iban a continuar hacia la costa ecuatoriana.


Ya todos juntos abandonamos el refugio y nos dirigimos al cercano coche, al que llegamos en poco tiempo, allí y con fuerte viento del Este (como siempre), nos cambiamos y nos despedimos de Ian que se iba con otro guía a Quito.
Una hora después dejamos a Ken en el albergue "Cuello de Luna" y Abraham y yo nos dirigimos rumbo a Baños, situado a 2 horas y media.

Paramos a comer en un pueblo famoso por los helados, cualquier cosa era válida; unas croquetas de patata, albóndigas de carne y verduras con nosequé. Por lo menos llenamos el estómago y comenzamos a perder altura por la carretera panamericana primero y luego por otras estatales hasta Baños. Una ciudad de 35.000 habitantes famosa por situarse en las faldas del famoso volcán Tungurahua, que erupcionó hace un par de años, sus baños termales y su gran turismo de aventura.

Nos alojamos en el Hotel Floresta, un fabuloso hotel al estilo ecuatoriano rural.


Sin duda acogedor como pocos y salimos a cenar por sus calles repletas de tiendas de artesanía, agencias de aventura y restaurantes.

21 de Enero, día de descanso, la amazonía


Hoy ha sido el primer día de descanso, tras una noche apacible por fin de 10 horas de sueño seguidas, quedamos a las 8 para desayunar, allí coincidimos con polacos y franceses nuevamente. De los primeros sólo tres intentarán el Chimborazo y los franceses lo han descartado por técnico, están ahora de vacaciones de relax.

Tras el desayuno cogemos las botas, la cámara y la capa de agua y nos vamos a ir a la Amazonía. Baños está situado a 2.000 metros y desde aquí hacia el Oeste se abre un gran valle de 50 kilómetros que desciende hacia la zona amazónica donde está la ciudad de Puyo, por allí nos vamos a acercar a ver unas hectáreas que tiene el guía.

El día perfecto, 20º en Baños y desde allí tomamos la carretera en continuo descenso. Baños es una población de deporte de aventura y hay gente con bici de montaña por todos lados, a pocos kilómetros hay unas instalaciones de tirolinas, que con cestas te cruzan casi el kilómetro de longitud del valle, también se pueden hacer a pelo con arnés o incluso hay instalaciones para hacer puenting.



Hay varias cascadas en el valle que paramos a ver pero sobre todo vamos a visitar la del "Bailón del Diablo", se trata de un itinerario de senda entre vegetación, donde se descienden unos 150 metros de desnivel para llegar a los pies de la cascada, encajonada entre roca granítica.

El lugar es espectacular la verdad, hay una densa vegetación y está lleno de aves, mariposas y flores que jamás he visto.

Aquí en ECUADOR están muy comprometidos con la naturaleza y sus parques naturales.


Orquídeas recién florecidas en la senda hacia el salto de agua.


Platanillos, o plátanos silvestres, no comestibles.


El itinerario se dirige hasta situarse bajo la cortina de agua de la cascada, donde por cierto te empapas de agua, estos son los miradores frontales donde ahora iremos.


Cascada del "bailón del diablo" desde los miradores.


Durante el camino de ascenso mariposas amazónicas


Camino de vuelta hacia los coches, la boscosidad es enorme al igual que la humedad, hemos sudado más que en los ascensos anteriores a los volcanes.

Vista total del salto del "Bailón del Diablo", el salto de agua es de grandes dimensiones.


Tras salir del turístico lugar, continuamos descendiendo hacia Puyo, esto no entra en el planning, mejor dicho en ningún planning. Abraham tiene una finca abajo en la amazonía y me quiere llevar a verla, me comenta que tiene animales, plantaciones y una familia que se dedica al mantenimiento de la misma. únicamente la ha visitado un cliente suyo y me dice que soy el segundo que va a ir a verla.

La verdad que conectamos bastante bien y compartimos la afición por las plantas, animales y naturaleza en general. Me siento afortunado en poder ir a un lugar de este tipo y no me defrauda; son 45 hectáreas, aquí no hay actores bailando danzas tribales o árboles plantados para que los vean los turistas, todo es natural.


Zona de bosque con plátanos.


En la zona más densa de selva, hay mariposas extrañas, nos adentramos con cuchillo en mano abriendo camino, hay serpientes y monos nos cuenta el guarda.


Tiene algunos plataneros para el consumo del guarda, que ya están bien crecidos.



Tras un paseo por la zona más tupida, hemos ido a ver el ganado, algunas vacas para el aprovechamiento de la leche y ya estamos de vuelta, el lugar es increíble.


Desde la zona "habitada para el consumo", aún tiene 30 hectáreas más de bosque espeso y de bambu en las que no hay camino, se ha adentrado un par de veces pero esta muy tupido y habitan algunos animales más peligrosos.


La morada de la joven familia del guarda, tiene gallos, cerdos, perros, gatos, loros, vacas, toros y decenas de árboles frutales para el consumo.

Uno se reconforta tras ver que la vida es así de simple y nos la complicamos nosotros con la ambición de la posesión y del "tener".


También nos invitan a comer, sopa de gallina y plátano frito.


Nos despedimos del guarda y salimos del paraíso, uno se replantea muchas cosas tras ver ciertos lugares. Quizás me hayan marcado más esas tres horas que el resto del viaje anterior.

Pero bueno, al final uno se automentaliza que las comodidades de las grandes ciudades no tienen comparación y los pensamientos se diluyen al igual que los kilómetros que nos separan de vuelta de Baños.

A las 17:00 estamos de nuevo en Baños, en lugar de descansar voy a dar una vuelta a visitarlo y a hacer unas fotos por su centro.


Tras el paseo vuelvo al hotel, tomo una ducha y salgo con Abraham a cenar por el centro, esta vez me apetece carne, así que nos comemos una buena parrillada con cervezas pilsener, la cerveza ecuatoriana. Pago yo, el está "laborando".

Nos acostamos pronto, a las 22:00 ya estamos en el hotel. Mañana va a ser un día duro, nos dirigiremos a Riobamba la ciudad cercana al Chimborazo, allí comeremos y nos dirigiremos a dormir en altura unas pocas horas para realizar el intento al Chimborazo. A ver como me va, es más técnico que el Cotopaxi, son 1500 de desnivel en el día y se asciende hasta 6.300 metros. Además vamos a pasar una noche en tienda de campaña con lo cual la comodidad va a ser menor, pero bueno, la noche va a ser corta, sólo unas 5 horas.
Me dice Abraham que "el Chimbo" como ellos lo llaman tiene el 30% de ascensos y que lo del cierre del refugio es un hándicap, pero que me ve fuerte y tengo buen ritmo, cree que si el tiempo lo permite tenemos posibilidades.

Ya os contare..............