domingo, 23 de enero de 2011

Almanzor desde la Plataforma

En breve la crónica de la salida que este finde nos llevó al Almanzor, fuimos la única cordada en hacer cumbre por la vía normal este día,, mucho frío -17º en la Plataforma, mucho viento de Norte de la Portilla hacia arriba y todo adherezado con una fina y deslizante capa de hielo.
Aquí os dejo un pequeño vídeo dedicado a mis compis que por primera vez en invierno subieron al Almanzor. Congratulations!!

Crónica:
Aprovechando el buen tiempo que reinaba en la Península en el mes de Enero, decidimos a toda mecha y a últimos de semana organizar una salida para el Domingo, buscábamos un lugar cercano al que nos diera tiempo a aproximarnos en pocas horas y donde pudiéramos hacer actividad en una sola jornada para volver, un lugar como…Gredos, en ese momento se me ocurrió que tenía varios compañeros del club deseando subir a dicha montaña y me puse manos a la obra llamando a varios de ellos. Finalmente y como número idóneo Jacobo y Javi se unieron al plan y decidimos ir para Gredos el propio sábado para dormir por la zona a sabiendas de que el aemet daba alerta amarilla en cuanto a bajas temperaturas en la zona de la actividad.
El sábado partimos pasadas las 8 de Parla y cuando entraba un poco de hambre paramos a comer un bocadillo que llevábamos de casa, la parada fue en Ramacastañas, y allí junto a la Hoguera de San Sebastián, fiesta patronal matamos el frío y el hambre a la luz del fuego. Tras la ingesta continuamos el camino cruzando el Puerto del Pico, desde donde el termómetro fue descendiendo vertiginosamente hasta llegar a la cabaña de Navacepeda a -11º. Había dos coches en la puerta de la cabaña, pensamos que estaría llena pero no, tan solo la habitaban 3 onubenses y tenían preparado hasta fuego en la chimenea. Entramos, nos presentamos y gentilmente nos ofrecieron hasta un hueco para dormir tras algunos minutos de charla al calor de una hoguera esta vez algo más pequeña.
A las 6 nos levantamos, hacía un frío que pelaba, sin salir de los sacos calentamos los infernillos e hicimos el desayuno, para después recoger y hacer la mochila para partir hacia la Plataforma de Gredos. En el termómetro del coche -14º, con una helada de espanto partimos los 4 o 5 kilómetros que nos separaban de la Plataforma llegando allí con -17º, esto es alucinante!.

Ya había otros coches allí aparcados, a decir verdad más de 10 y de 20, unos 30 vehículos, incluso había algunos locos más como nosotros cambiándose para iniciar la marcha sobre las 7 y poco de la mañana. Partimos por el típico camino empedrado, sorprendentemente y a pesar de las bajas temperaturas el hielo no cubría las primeras piedras, pero tras la curva a izquierdas y la posterior de derechas, éste ya aparecía cubriendo de brillo todas las piedras, esto nos obligó a continuar caminando por la hierba lateral del camino en algunas ocasiones y en otras por encima de las piedras tan criticadas y colocadas a los lados del camino pero que tan bien vienen en estos casos y también en los que hay barro por la zona del Prado de las Pozas. Con cuidado y mucho frío continuamos el ascenso hasta llegar al lugar donde abandonamos el camino que se dirige al Puerto de Candeleda para girar 90º a la derecha y ascender hacia el Prado de las Pozas, teniéndonos que salir del camino ahora sí debido al hielo, “brillante idea la de adoquinar el itinerario al refugio”.
Por el Prado de las Pozas nos comenzó a amanecer, apagamos los frontales y continuamos ahora por el llano y por el camino, dejando a la derecha el Refugio del Reguero Llano con su curioso habitante a la derecha y el Morezón en la lejanía a la izquierda. De charla atravesamos todos los prados y pisábamos los primeros neveros que comenzaban a aparecer justo antes del puente que casi nos pasamos. Cruzamos el arroyo del Prado de las Pozas observando que todos sus meandros estaban helados y continuamos por el camino saltando entre piedras para evitar la primera nieve helada., que unos 100 metros más adelante era de obligado paso. La huella estaba bastante hecha por lo que la tratamos de seguir e incluso nos ahorramos alguna curva del camino atrochando y siguiendo las marcas de los crampones. Algo más arriba y subiendo hacia los Barrerones, ya dejamos definitivamente el camino empedrado, la nieve dura y estable nos llevaba a dirigirnos hacia nuestro primer objetivo en línea recta, dejando de lado la roca y los malditos piornos. La progresión era rápida y el viento un poco de Norte comenzaba a soplarnos dejándonos el lado derecho de la cara como el propio hielo. Así de charla fuimos recorriendo toda la subida que en otras ocasiones se hace pesada pero que en esta concretamente se hizo bastante rápida, es más tardamos 1 hora y 15 minutos en llegar a la parte alta, -“igualito que hace un mes que invertimos 3 horas”.
El itinerario comenzó a descender levemente, no había rastro de los piornos tapados por la nieve y los agujerillos de los múltiples crampones de la gente nos marcaban el camino a seguir hasta el “mirador del circo”, lugar donde hicimos una parada para ponernos los crampones obligadamente ya que un patinazo nos iba a mandar a la Garganta de Gredos cientos de metros más abajo. Las vistas indescriptibles como siempre desde ese lugar, sin duda la postal más bella de todo el Sistema Central.
Continuamos la marcha hacia abajo, ahora más bruscamente mientras el Almanzor comenzaba a tomar tonos amarillentos, al igual que el Cerro de los Huertos y La Galana, los primeros en pintarse del circo. Dejamos la fuentecilla a la izquierda sin un decilitro de líquido, helado como todo con -14º en el reloj y descendimos sin trazar las famosas de los Barrerones ya que el itinerario hacia un recto siguiendo una línea evidente. Pronto llegamos a las canales que pasamos con cierta tranquilidad ya que la nieve estaba dura y perfecta, y así poco nos llevó llegar a la laguna con una nieve ideal y con los crampones anti-resbalones. Desde el borde de la misma observamos cómo la gente aún la bordeaba para dirigirse hacia el refugio, -“pero con esta temperatura como se va a derretir” y nos metimos en la pista de hielo cruzando sin problemas toda la laguna ante la locura de Javi, que había morado esta zona decenas de veces y que era la primera vez que la cruzaba, además tras nosotros grababa el trayecto en vídeo.
No tardamos ni dos horas en llegar al refugio, allí en la puerta el jaleo ya estaba montado, éste lleno y unas 10 tiendas en la puerta aseguraban un no hay billetes en el circo. Decenas de personas se ponían los crampones y se terminaban de ajustar las mochilas para iniciar sus variadas marchas, -“espero que no vayan al Almanzor, porque se puede liar gorda”- pensé. Paramos un par de minutos en la puerta del refugio, eché un vistazo para ver si veía a Juanjo que sabía que estaba por allí con gente del club y al no verle continuamos la marcha tras una cordada bien equipada que salía del refugio con material de guerrilla colgando de sus arneses.
Al igual que el camino desde la Plataforma, con la nieve dura la progresión era rapidísima y saliendo en dirección al Cuchillar de Navajas, no tardamos mucho en superar los primeros resaltes de nieve dura y en cruzar varios arroyos helados para presentarnos en seguida por la ladera de la izquierda en la Hoya Antón (zona donde se bifurcan los caminos hacia la Galana y el Almanzor). Desde allí las rampas de subida ya toman una pendiente más acorde con la monumentalidad de la montaña y por tramos de 35º nos introdujimos en la gran canal que desciende desde la Portilla Bermeja, las numerosas huellas facilitaban el ascenso aunque había que elegir bien ya que algunas eran de bajada y eran demasiado largas para seguir. Tras unos 200 metros de longitud de ascenso y en un ensanchamiento de la gran canal (lugar donde habita en verano el nevero más viejo del circo) nos desviamos a la derecha en dirección a la Portilla del Crampón, ahora las rampas mantenidas de 35º de hielo duro nos lo ponían más duro y nos pusimos como meta llegar a la altura de las palas soleadas para realizar la parada.
En unos minutos llegamos a las mismas y tras intentar hacer un pequeño hueco en la nieve dura para plantar el culo, cosa que no pudimos, decidimos sacar los piolets, casco y arnés para continuar un poco en mitad de las rampas para reiniciar la marcha de nuevo.
Iniciamos el ascenso zeteando de lado a lado y observamos como descendían las primeras personas por la canal, se pararon a la izquierda del corredor y nos dirigimos hacia ellos para informarnos. Nos comentaron que soplaba mucho viento en la Portilla y además el hielo forraba toda la zona de las Canales Oscuras, se habían dado la vuelta tras intentar un pequeño tramo pero un muro de 70º de hielo les cerraba el camino.
Tras las informaciones continuamos hacia arriba sintiendo como el viento soplaba un poco más pero la sensación era buena ya que los rayos de sol nos daban y calentaban nuestro helado cuerpo. Continuando con el ascenso y evitando algunos trozos de hielo que caían de la canal, nos cruzamos con otro par de compañeros que bajaban y casi cuando estábamos llegando al final de la canal Juanjo me pegó una voz: -“Dani”-. Ya pensaba que no había ido al Gredos y allí estaba el compañero del Alpino, me dirigí hacia la pequeña repisa en la que estaba y nos saludamos, intenté convencerle que subiera con nosotros, pero me comentó que ya lo había intentado un par de veces por la misma Portilla primero y luego por un estrecho canal que sale a la derecha un poco más arriba y que las dos veces se había tenido que dar la vuelta en un muro helado. Así que lo dejé en sus manos y cuando nos disponíamos a seguir se animó y se unió al grupo.
Subimos por la misma Portilla del Crampón, el acceso estaba fácil, no superaba los 45º y como nos decían hacía bastante viento, el problema no era tanto el fuerte viento sino lo frío que venía, era helador e intentando mirar hacia las Canales Oscuras esperé a mis compañeros mientras preparábamos la primera de las reuniones en la misma portilla. Con dos piolets montamos una reunión con la que me aseguraron para subir por un muro de hielo de unos 65º a un saliente rocoso, allí me pareció que el primer largo se iba a quedar muy corto y continué unos metros para salir a una pequeña arista de nieve que me llevó tras descender 3 metros a la salida del corredor de la derecha de la Portilla Bermeja (lugar por donde había intentado Juanjo el ascenso por 2ª vez), y donde había un cordino con un maillón utilizado para rapelar para bajar del corredor estrecho de la Portilla del Crampón y que me iba a venir genial como segundo largo para asegurar a mis compañeros que llegaron a mi posición en poco tiempo.
Desde allí observe la travesía típica horizontal hacia la canal principal de la cumbre del Almanzor y además había otra variante que era subir hacia arriba siguiendo evidentes terrazas repletas de hielo para salir casi a la cumbre, más corto pero más empinado y sobre todo desconocido., así que decidí asegurado por el cordino del puente de roca hacer la travesía hacia la canal principal con la idea de llegar a una argolla que hay en la base de la misma. Realicé la travesía y cuando me faltaban 3 o 4 metros para llegar a la argolla mis compañeros me gritaron que me quedaba sin cuerda, así que tuve que ascender un par de ellos para llegar a la roca y montar en una buena fisura vertical un seguro con un friend y un fisurero, desde donde al igual que anteriormente fui asegurando a mis compañeros hasta mi posición.
Desde allí la cosa cambiaba, teníamos una argolla a 3 metros y toda la canal de subida al Almanzor hasta la otra argolla, sabía que los 30 metros de cuerda no nos iban a llegar para montar el último largo así que decidimos continuar en ensamble, pasando la cuerda primero por la argolla cercana, luego metiendo un tornillo de hielo en mitad del corredor y posteriormente otro más arriba cercano al murete de dos metros que da acceso a la brecha bajo la cumbre. Dicho murete tan solo se levantaba uno y medio y por ello clavando piolets arriba se podía pasar en condiciones para llegar a la última argolla donde terminar la progresión en ensamble y hasta donde fueron llegando mis compañeros sin quitar los seguros intermedios (los quitaríamos a la vuelta). Desde allí contorneamos el peñote cimero y por su ala Sur llegamos al vértice con tanta alegría que nos pusimos a votar abrazados mientras lo inmortalizábamos con las cámaras.
Fotos y más fotos de cumbre, ya no hacía frío, ni viento, ni nada, y cuando la adrenalina se nos bajó (en 10 minutos), descendimos al pasadizo entre rocas situado bajo la cumbre en donde el viento no soplaba y el sol nos calentaba, allí comimos y bebimos para tomar las energías que nos iban a hacer falta durante el descenso.
Descenso que emprendimos de seguido montando un rápel desde la primera argolla en simple para llegar lo más abajo posible, cuando rapelaron mis compañeros, la pasé en doble y descendí hasta mitad del corredor para ir desmontando las reuniones y llegar junto a ellos destrepando con los piolos. Cuando llegué me encontré que Javi bajaba a por su cámara que había caído cientos de metros por una de las Canales Oscuras y cuando descendió 20 metros la dio por perdida viendo el esfuerzo que le suponía hacerlo y las posibilidades que tenía de recuperarla. Tras el primer rápel, subimos un par de metros a la roca donde habíamos montado la reunión con anterioridad y con un puente de roca aseguré a Juanjo para que este hiciera una travesía hasta la cinta fijada en el rápel de la Portilla del Crampón, allí fijó la cuerda y Jacobo y Javi con la línea de vida y a modo de pasamanos llegaron a la portilla.
, el último fui yo que asegurado por Juanjo me dirigí hacia la portilla donde estaban mis compañeros, en el momento de llegar había también unos portugueses que habían subido hasta allí y viendo las condiciones de hielo decidieron darse media vuelta y rapelar hacia el corredor principal de la Portilla del Crampón. Cosa que hicimos nosotros por el corredor estrecho y que como nuestra cuerda de 30 en doble nos obligaba a destrepar medio corredor, usamos la de los portugueses que habían tirado en simple y que la desmontamos nosotros desde arriba.
Así rapelé yo el último recuperando la cuerda y descendiendo por las palas del corredor de la portilla hasta llegar a un pequeño llano situado a la derecha bajando donde hicimos una parada, para guardar los cascos, arneses, cuerdas y cacharros. Desde allí el descenso fue llevadero con un poco de prisa debido a que a Juanjo le esperaban sus compañeros con los que había venido y también a que los guardas del refugio se marchaban a las 15:00 y el tenía en el interior el saco y algunas otras pertenencias. No tardamos ni una hora en llegar al refugio, donde los guardas hacían maniobras de cerrado, y los últimos montañeros se preparaban para salir rumbo a los Barrerones.
Allí en la puerta nos quitamos los crampones e iniciamos la marcha cruzando la laguna helada y ganando algunos grados en el cuerpo con los rayos de sol en el fondo del circo donde el viento no corría, incluso nos quitamos los gores y pantalones para continuar por unos Barrerones que esta vez no se hicieron tan duros como otras veces, será por el peso menor de la mochila. Ascendimos por los mismos despidiéndonos del circo e iniciando un descenso por la nieve dura para llegar al camino empedrado un poco antes del puente, y sin perderlo de vista volver hacia la Plataforma en donde el sol ya había caído al igual que el termómetro que ya marcaba -9ºC.
Muy contentos tras cambiarnos nos dirigimos hacia el Bar la Galana para comer algo y donde Javi había quedado con sus padres, alojados en el camping de Hoyos, y donde los contaba con tremenda ilusión como había sido su primera ascensión en Invierno al Almanzor, además un día en el que habíamos sido la única cordada en hacer cumbre por la normal, ya que subió una pareja por la Norte también (aquellos que iban tan cargados de material saliendo del refugio), y con unas condiciones bastante difíciles.















sábado, 15 de enero de 2011

PEÑA TELERA "Vía Gran Diagonal" AD 600mts.

Llevaba tiempo con ganas de hacer esta vía, unos años por la mala meteorología, otros por la falta de tiempo y algunos por la falta de compañero me habían llevado a desear dicha escalada más de lo normal y quizás más de lo que realmente es y representa. En esta ocasión los planetas se alinearon para cumplir todos los factores; compañeros que no repetíamos desde hace más de 3 años, mega anticiclón peninsular en Enero de 15 días de duración y nieve más que estable en Enero sin riesgo de aludes.
Con estas condiciones nos dirigimos volando en el nuevo vehículo de Luis hacia el Pirineo, a pesar de salir tarde de Madrid y tener algunos errores de coordinación (normales hace tanto tiempo que…), llegamos a Piedrafita de Jaca sobre las 12:30, como el pueblo es peatonal y bastante pequeño, dejamos el vehículo en el aparcamiento habilitado y junto al mismo y en una especie de parada de bus nos tiramos con los sacos de plumas y con -2º en el termómetro, eso sí con un cielo despejadísimo.
Tras 4 horas y media de sueño nos levantamos, activados como una bomba de relojería, mentalizados y sin dar opción ni siquiera a pensar si estábamos cansados o no, desayunamos junto al coche mientras veíamos partir en varios vehículos a más gente que alojada en el pueblo se dirigía hacia el aparcamiento de Cuniacha (lugar de inicio de la aproximación a las paredes Norte de la Sierra de Partacua), - hoy va haber más gente en la Gran Diagonal- pensamos.
Tras hacer y cargar las mochilas abajo partimos hacia arriba por la carretera hasta llegar al citado aparcamiento, donde aún de noche y con más gente por allí cambiándose dejamos el coche para iniciar la marcha. Cargados como mulas y con la idea de dejar material en las cercanías del Ibón de Piedrafita para poder pasar la noche allí, partimos desde el aparcamiento caminando por una pista que asciende levemente hacia la base de las paredes y que con tramos de hielo fino suponía el primer peligro del día. Aunque con la luna casi completa y el cielo despejado podíamos ver ya la fantástica pared del Peña Telera, tras una hora de marcha comenzó a amanecer, habíamos seguido la pista demasiado y habíamos dejado atrás el desvío hacia el Ibón, no nos importaba mucho ya que desde cualquier punto nos podíamos dirigir hacia la base de la pared. Así en una pequeña curva, abandonamos la pista y caminando entre pinos y enebros rastreros paralelos a un arroyo divisamos una zona buena para dejar el depósito de material, se trataba de una acumulación de pinos, cercanos al ibón y a otras praderas bastante llanas y limpias de nieve, allí entre las ramas bajeras depositamos los sacos, tienda, comida, ropa de recambio e iniciamos la marcha hacia el evidente cono de deyección de entrada de la Gran Diagonal.
Mientras nos aproximábamos comenzábamos a ver los famosos tonos anaranjados de las paredes del Telera típicos de los amaneceres de invierno, mientras tratábamos de esquivar las zonas con hielo que eran bastantes en las praderas anteriores a la entrada de la canal. Cruzamos un pequeño arroyo y ya comenzamos definitivamente a ascender hacia la apertura en la canal, realmente era una gran cono de deyección repleto de sedimentos y cubiertos por encima de una nieve durísima que nos obligó a tener que ponernos los crampones antes incluso de llegar a entrar en la canal. Con los crampones puestos continuamos el ascenso, pronto pudimos divisar la Gran Diagonal en toda su totalidad, su primer tramo fácil y su segundo más empinado y técnico hacia donde se dirigían por delante de nosotros unas 15 personas.
Por rampas de 40º y con cambios de tipo de nieve (en tramos venteados duro, y en zonas de acumulación blanda) nos fuimos introduciendo entre los dos farallones de roca que dan la bienvenida a dicha ascensión y comenzamos a darnos cuenta de cuál iba a ser el verdadero problema del día, no era otro que la caída de trozos de hielo y nieve dura procedentes de las numerosas cordadas que llevábamos por delante. Continuamos ascendiendo trazando pequeñas zetas y con la vista puesta más bien hacia arriba que no a los pies, así uno de esos trozos de hielo que pasaban bufando pegó un salto antes de llegar a Jose y le golpeó bajo la nariz, tras un corto –“ahiiii”-, vio que no tenía sangre y continuamos hasta salir del primer estrechamiento para llegar una zona más ancha y con menos inclinación (35 grados) donde nos paramos para ponernos los cascos y sacar los piolets. A modo de combatientes en la Guerra Civil ya con el arma entre las manos y el casco continuamos esquivando las balas que nos lanzaba la montaña, intentando no tomar las depresiones normales por donde suelen caer dichos proyectiles que no tenían zona común de caída. Tras atravesar la zona con menos pendiente nos metimos en plena canal, ésta se estrechaba hasta los apenas 4 o 5 metros y siguiendo la huella por nieve ahora blanda llegamos a la base del primer punto complicado (el primer resalte) lugar donde la cordada anterior estaba asegurando el paso. Mientras se aseguraban tuvimos el tiempo justo para descansar y tomar un poco de aliento, pronto desaparecieron por encima del primer resalte, en este primero intentamos montar una reunión en la parte derecha de la roca, pero estaba muy limpia sin mínimas fisuras, así que nos decidimos a emplear la nieve, primero con dos estacas que tras probarlas vimos que no hacían la suficiente resistencia y posteriormente como el resalte era de 3-4 metros a 70º decidimos hacer un siempre rápido y dinámico pie-piolet. Así con herramientas en mano subí por el fácil resalte y tras cruzar una pequeña campa me dirigí a un pequeño techo donde monté la segunda reunión con dos friends.
Subieron hasta allí los dos compañeros y aunque el segundo resalte estaba cerca decidimos ascender hasta él sin cuerda por rampas de unos 55 grados. Había un escape más fácil por la derecha hacia el que se dirigía bastante huella, pero como la vía es la vía, nosotros nos ceñimos a la reseña intentando realizarla con la dificultad original y sin escapes y así nos plantamos bajo el segundo resalte., este se trataba de un corto muro de 2 -3 metros a 90º, además tenía una pequeña pared a la izquierda que servía de apoyo para parte del hombro y espalda, así que voy que pruebo, a ver si montamos reunión y cuando te quieres dar cuenta estaba ya arriba. Para proteger dicho paso como no había mucha roca decidí montar en mitad del corredor sobre nieve muy dura una reunión con los dos piolets y así aseguré a mis compañeros, segundo a Jose y primero a Luis, que ya se dirigió en el siguiente largo a montar la cuarta reunión por rampas de 50º.
Nos fue recuperando Luis hasta llegar a un buen punto asegurado con un bloque, a la izquierda en la roca y bajo unos 10 metros del tercer muro, zona en donde la cordada que iba delante tenía algunos problemas en pasar. Este punto también tenía un escape por la derecha de 60º, pero como es el muro que gradúa la vía, había que pasar por él, se trataba de un bloque empotrado en forma de cueva que había que pasar por la derecha, por un muro de roca limpia de 2 metros y para llegar a él había un par de metros de nieve-hielo a 70º, en teoría el paso en roca es un IV pero había instalado un cabo de cuerda con dos gazas para mosquetonear y ayudarse para su progresión. Esperamos 15 minutos a que lo superaran la cordada de delante y sobre la reunión en roca Luis se dispuso a pasar el tercer muro, con cuidado y lentitud fue progresando hasta el muro y una vez allí ayudado por la cuerda metimos un mosquetón en la baga de apoyo y salió por encima, teniendo que hacer un tramo mixto, de utilizar las manos y coger piolets, detalle que siempre es dificultoso, así le vimos desaparecer por encima del muro hasta que nos dijo que ya estaba libre para el siguiente. Jose fue el segundo y yo el tercero en pasarlo, observando que el cabo de cuerda que había instalado quitaba bastante dificultad en el paso.
Llegamos los tres a una pequeña arista de nieve que partía el corredor y desde allí tras recoger los archiperres nos dirigimos sin cuerdas corredor arriba por rampas de unos 50º con una nieve bastante estable, pronto llegamos a la cordada de delante que subía en ensamble y que estaba formada por 4 personas, tras observar su lenta progresión decidimos subir los tres por el medio del corredor, llegando tras los tramos más continuos hasta el fabuloso mirador del Peña Telera, una apertura lateral del mismo desde donde cae a pico una ladera de nieve hasta casi el Ibón de Piedrafita. Para progresar, el corredor se veía cortado por una pequeña arista procedente de una aguja finísima y por ella unos metros ascendimos, hasta tener que hacer una travesía ascendente horizontal a izquierdas para superar la caída de la canal del mirador, era un tramo expuesto (ya que siempre cuesta más progresar en horizontal que en ascenso) pero con cuidado y siguiendo la huella ya abierta pasamos esos 20 metros y llegamos a la continuación de la canal, que por rampas de 55º y durante unos 100 metros nos depositó sin más problemas en el collado, zona donde finaliza la Gran Grandísima Diagonal.
Realizamos una parada para guardar un piolet y el material, además de comer y beber, nos asomamos para ver cómo estaba el paso horizontal, que por cierto estaba bastante repleto de nieve, aunque había huella abierta y también divisamos la propia cumbre, de la que nos separaban menos de 200 metros de desnivel. Tras la ingesta al sol, salimos por una pequeña terraza de roca a las palas descendentes de la cumbre, zona muy fácil y sin tener que descender metros para bordear el tramo rocoso fuimos progresando con los calores de la muerte por nieve más blanda, a la que el sol llevaba calentando hacía ya algunas horas. Por rampas de 30º llegamos a una antecumbre, desde donde podíamos ver tres grandísimas cornisas de la propia cumbre y donde había una buena foto, desde allí y con un corto ascenso de 10 metros a 45º llegamos a la pala de la cumbre, de la que nos separaban 100 metros de leve ascenso para llegar al propio vértice geodésico..
Bíen!!!!!!!, estábamos felices, luego dicen que lo mejor es la vía no la cumbre, pues que quieres que te diga, a mi llegar a la cumbre me supone ponerle la guinda al pastel y allí junto a algunos compañeros maños de jornada y de vía estuvimos llenando el estómago de cara a lo que nos quedaba de jornada. Las vistas alucinantes,, no tendría pantalla para poner todos los picos que se divisaban desde allí, entre otros destacaban; Pala de Ip, Colladada, Midi d,Ossau, Arriel, Pallas, Balaitous, Infiernos, Garmo Negro, Astazous, Monte Perdido, Cilindro, Marbore,etc..ah y el Moncayo rodeado de brumas.

Los compañeros maños nos hicieron la foto de cumbre y como sabíamos que la jornada iba a ser larga continuamos despidiéndonos de ellos por las palas del Noroeste, dichas palas cada vez tomaron más inclinación y además la nieve estaba durísima debido a lo venteado de la zona, llegamos a un tramo mixto donde un pequeño farallón rocoso nos dificultaba el paso, intentamos seguir la huella por el filo de la arista, pero vimos una zona un poco expuesta de descenso y aprovechando un pitón y un mosquetón metido en la roca, montamos un rápel para superar los 20 metros más inclinados.

Desde allí continuamos el descenso por nieve muy muy dura y peligrosa donde las puntas laterales de los crampones hacían de ancla a la vida para llegar a la parte más llana donde la nieve estaba bastante más blanda, bordeamos por el Sur una zona rocosa de la cumbre del Capullo, y tras un leve ascenso pasamos el pico y llegamos a un pequeño cordado que nos impedía progresar. Desde allí divisé que había dos personas montando un rápel para descender y entendí que estábamos ya cerca de la Canal de la Y, para bordear la faja de roca, descendimos por un amplio canal hacia el Sur bordeando así la zona de rocas y caminando unos metros más llegamos justo a la salida del corredor de la Y. Para asegurarnos preguntamos a los compañeros que nos cercioraron del lugar y como no llevábamos una de 60 metros sino de 50 decidimos descender unos escasos 5 metros desde la cornisa para llegar a una reunión situada a la derecha un poco más baja que la de la izquierda.


Para ello me aseguró Luis y desde allí aseguré a mis compañeros hasta la propia reunión, lugar donde tiramos hacia abajo la cuerda en doble metiéndola por un maillón abandonado que cogía múltiples cordinos abandonados. Con la incertidumbre de si iba a llegar la de 50 metros comencé a rapelar con la estaca en la mochila a mano, por si no hiciera falta para montar algo en medio del corredor, pero sobradamente y tras pasar un pequeño estrechamiento de hielo, observé a la derecha según bajaba de espaldas la famosa cueva donde está situado el punto del segundo rápel, -y aún nos sobran 8 metros de cuerda-.

Con dos líneas de rápel; una para nosotros y otra para los compañeros maños fuimos llenando la mini cueva y como ellos eran más numerosos, nos tocó a nosotros iniciar las maniobras del segundo rápel, rapel que nos depositó en una zona del corredor donde la pendiente no superaba los 40º y por donde se podía descender ya más cómodamente, a veces a 4 patas y otra simplemente canteando crampones. Así y cada vez más contentos de la larga y entretenida jornada fuimos disfrutando el descenso ya con menos pendiente recorriendo la encajada canal de la Y, dejando a la derecha la entrada de la Maria Jose Aller, posteriormente las fajas nevadas del espolón del Telera y la luna a las 17:00 con cielo azul hicieron el deleite de nuestra vuelta.


Tras salir de la canal, comenzamos a dirigirnos hacia derechas en dirección al Ibón, pasando bajo la entrada de la Gran Diagonal, ¡que corredor!, y a continuación aproximadamente por el mismo itinerario que la ida nos dirigimos por el hielo que ya estaba más blando y luego por praderas hasta los pinos donde habíamos escondido el material sobrante, hasta la cocina con los crampones puestos. Allí nos desprendimos del material y buscamos una buena pradera que no tardamos en encontrar y donde montamos la tienda, para seguidamente cenar y con un cielo lleno de estrellas acostarnos esta vez sin hora para levantarnos.

lunes, 10 de enero de 2011

Montón de Trigo

Tras los excesos de éstos días festivos organizamos una salida entre compañeros de Bajocero. Donde ir?, pues había un pequeño frente que iba a cruzar nuestra sierra y daban viento de Sur bastante fuerte. Elegimos la vertiente Norte y para inaugurar el casillero de cumbres elegimos ésta, Montón de Trigo a sabiendas que quizás nos llovería.
Así con los ponchos en la mochila, pasamos el Puerto de Navacerrada amaneciendo, con 2ºC en el termómetro del "Dos Castillas". Como vimos en el mapa, tras el kilómetro 131 había una pista que salía a izquierdas y allí aparcamos los coches para iniciar el itinerario.
Tras cambiarnos partimos por una pista asfaltada que descendía levemente entre Pinos de Valsaín, para llegar pronto al cauce del Río Eresma, desde allí la pista ascendía paralelamente por el río hasta llegar a cruzar por un puente el Arroyo del Telégrafo, y así fuimos ganando altura charlando por el pinar mientras caía alguna que otra gota de agua, procedente más bien de la niebla que de la propia lluvia.

Tras pasar el Arroyo del Telégrafo continuamos dejando el Eresma a la derecha, la pendiente comenzaba a coger un porcentaje mayor y el tiempo nos respetaba hasta que por un puente pasamos al otro margen del Arroyo Minguete, principal afluente del Eresma. Dejamos a la derecha una pista que se dirigía a la Carretera de la República y continuamos por la que llevábamos que al poco cambió de firme, siendo ahora tierra lo que pisábamos. Tras el cruce mantuvimos un poco la altura para llegar de nuevo al Arroyo Minguete que por esta zona pasaba algo crecido, para cruzarlo no nos valían algunas piedras y troncos que había en el paso principal y unos por arriba y otros más abajo lo vadeamos metiendo alguna que otra bota en el arroyo.

Tras vadear el río había varias pistas que partían del mismo, nosotros elegimos la del medio, más empinada y pisada por las máquinas de recogida de madera seguro, continuamos un poco por ella, aunque no venía ni en el mapa, ni el gps y llegamos a una nueva bifurcación. Esta vez tomamos la que nos salía a la izquierda y que ganaba mucho desnivel bruscamente a sabiendas que el camino de Lumbralejos no transcurría muy lejos, metros más arriba. Tras unos minutos de aumento de frecuencia cardiaca, llegamos al Camino de Lumbralejos, más concretamente a la Fuente de la Fuenfría donde hicimos una parada para descansar unos minutos.
Nos pusimos en marcha al poco tiempo y llegamos al Puerto de la Fuenfría, mítico lugar de Guadarrama por el que hacía algunos años que no danzaba, allí bajo uno de los pinos centenarios que lo habitan sacamos algo de comida y mientras más llovía nos parapetamos y nos preparamos con los gores para acometer la subida a Cerro Minguete, cerro curioso sobre todo para unos amigos míos, donde sus vidas dieron un giro de 180º.

Cómo pensábamos, el viento fuerte del Sur comenzaba a hacerse notar en el puerto y sin mucha dilación nos pusimos a caminar, pisando por los primeros neveros y rumbo al Oeste al Cerro Minguete. La niebla no tardó en echarse sobre nosotros, por la senda ganábamos altura en fila de a uno, esquivando los enebros rastreros y los últimos pinos situados a casi 1900 metros.




Ahora la nieve blanda, nos hacía dudar si ponernos los güetres o continuar sin ellos y siguiendo las calvas de la senda llegamos a la parte más rocosa, a sabiendas que la cumbre estaba ya ahí mismo. Así fué y en escasos minutos llegamos al acumulamiento de piedras de la cumbre en donde tan sólo había una placa de límite de Coto de Caza y un pequeño vivac.

Por un momento pensamos en hacernos una foto, pero con el molesto viento de Sur, decidimos continuar por la senda rumbo al Norte, pasando junto a algunas trincheras líneas de frente de la Guerra Civil Española.
La niebla por unos momentos nos dejó ver la ladera de Montón de Trigo, parecía no tener mucha nieve y descendimos hasta el collado para acometer la última subida del día. Desde un inicio tomamos una senda que se dirigía un poco hacia la izquierda, pero pronto entre algunos pinos nos dimos cuenta que subía hasta la cumbre una línea de hitos de piedras, que nos propusimos a seguir, ahora sí entre nieve blanda, por la que nos hundíamos un poco.


Intentamos saltar de piedra en piedra para evitar la nieve, pero casi estaba peor por lo resbaladizo de las mismas, así que abriendo huella o por momentos intentando seguir unos restos de huellas sobre nieve dura, fuimos ganando altura hasta llegar a una pequeña canal en donde el viento soplaba de lo lindo y que practicamente nos subió hasta un pequeño vivac que hay cercano a la propia cumbre, desde el vivac tan sólo nos quedaba el último tramo de ascenso por roca para llegar al hito de piedras de la cumbre, del que pasamos un poco, continuando unos metros más alla para evitar el fuerte viento. El grupo un poco alargado llegó hasta el sitio, y allí comimos algo antes de hacernos la típica foto de cumbre con los 0ºC rondando el termómetro y un viento de 50 Km/h.
Tras la foto iniciamos un descenso que en un primer momento se convirtió en problemático, debido a que ahora el viento y la lluvia de Sur nos daba de lleno en la cara y picaba bastante, en un corto descenso nos mojamos más que durante todo el día y además las rocas resbaladizas nos hicieron que algunos de nosotros diéramos con los huesos en el suelo, antes de llegar al tramo de senda, que ya nos depositó más cómodamente en el Collado entre Cerro Minguete y el Montón de Trigo. Desde el Collado en lugar de ascender nuevamente a Cerro Minguete, tomamos la senda que lo bordea por su ladera Oriental y salimos directamente a la ladera del propio Minguete pero camino del Puerto de la Fuenfría donde nos encontramos con más gente haciendo senderismo. En el puerto nos pensamos por momentos por donde descender, y conociendo el camino de ida, repetimos para aunque sólo sea volver a cruzar el Arroyo Minguete por su desbocado mini cauce.