miércoles, 21 de septiembre de 2016

Asedio a la Vela, ( Francisco-Prieto (Vº+, A1) y Espolón Sur (6a, A1).

Hay montañas y montañas.
He visto paredones de 2000 metros caer a pico, agujas de formas abruptas, macizos inmensos, domos graníticos y conos volcánicos de enormes proporciones.

Todas son montañas, de diferente morfología pero todas al fin y al cabo montañas.
Quizás una de las partes de este juego que mas me apasiona y por extensión al ser humano desde los comienzos del "montañismo/alpinismo" fue el llegar arriba. ¿Por qué?, pues no sabría muy bien explicarlo, pero quizás podría responder como Mallory: -"Porque están ahí.."-.

Personalmente mi motor de vida es simple: proponerme retos y superarlos, esa dinámica es la que me hace coger aire para llegar a otro punto, y así sucesivamente. -"La vida es constante movimiento"-

Parece simple pero no lo es, desde el punto 1, que es proponerte un objetivo al punto 10 que es superarlo, hay todo un viaje que forma parte del juego y que quizás es verdaderamente lo que te enriquece, enseña, atrae y retro-alimenta.

Pues bien este microciclo de vida a veces puede durar años (como las expediciones), o a veces puede durar días (como en este caso).

El caso es que unos días atrás escalando en el Pajarito de la Pedriza, (situado entre Collado Cabrón y las Milaneras), observé un monolito de granito de forma afilada que me nubló la visión, se trataba de la Vela.
Su esbelta silueta me hacía imaginar subiendo por sus paredes hasta el punto más alto, pero claro no sabía de vías, ni de grados de dificultad.
Juanjo desde el Pajarito me explicó que en su cara Oeste había una vía "muy guapa", la Francisco Prieto, una vía de escalada artificial que albergaba en sus dos tercios superiores una fisura superestrecha para proteger. Y además me indicó que la había hecho nuestro amigo Rambo hace un tiempo.

Me quedé impactado por tal monumento natural y en cuanto llegué a casa lo primero que hice fue tomar información sobre tal aguja.
Efectivamente toda la información recibida por la mañana era cierta y esa vía la Francisco-Prieto era la manera más elegante de llegar arriba, además había otras dos vías: la normal de IVº+, y el Espolón Sur, otra vía que combinaba el artificial inicial (A1) con la escalada libre más arriba (6a).

La semana siguió su cauce y los acontecimientos quisieron que 4 días más tarde y de rebote surgiera la posibilidad de ir a la Pedriza con Rambo. Así que no tenía ni la mayor de las dudas: -¿Rambo y si vamos a la Vela?-. Aceptó.

Madrugamos, a las 8:15 estábamos en Canto Cochino ataviados con todo lo necesario para realizar una escalada de este tipo, bueno todo lo necesario más un tercio de material extra, como suele llevar Rambo. Finalmente dejamos en el coche clavos, maza, express y algún que otro friend de sobra.


Tras cruzar el Manzanares tomamos el itinerario del PR1, siguiendo las marcas amarillas y blancas hasta el Collado del Cabrón desde allí y ya avistando la zona del Pajarito continuamos por la mencionada senda ya por terreno más abrupto hasta llegar al callejón que forman; el Pajarito, La Vela, El Gallisol y la Campana. Lugar de fin de trayecto y hasta el que invertimos 1, 5 horas hiendo bastante tranquilos (2,5 kilómetros y 500 metros de desnivel).
Desde el Callejón sólo nos faltaba una pequeña trepada para subir a los pies de la vela y situar el "campamento" entre la vela y el Pajarito.


Allí desplegamos todo nuestro arsenal, ya se sabe con el Rambo nunca falta de nada. Pensé en tirar yo primero a la fisura, como es un sólo largo, el protocolo será subir abriendo y bajar desmontando y así ambos, para luego si da tiempo intentar una vía que progresa por el espolón sur y que se inicia con unos pasos en artificial. Trato hecho.

Croquis extraído de vía Clásica. Web de referencia
Me preparé con todo, más bien poblaban en mi arnés los friends pequeños, entre ellos C3 y X4 de Camalot, ball nuts de Camp y fisureros de media talla. Además hasta el inicio de la fisura que da acceso a la plataforma me subí el portamaterial de Rambo con varios C4 grandes para asegurarla.

IVº le dan en los croquis pero debe ser por una pequeña plataforma de arriba que accede a la terraza porque por aquí..., hay un paso durete. Protegí con el Nº2 de camalot y empotré la mano izquierda.
El paso estaba claro tirar de esa mano empotrada pero los cristales de cuarzo de la fisura me reventaban la mano, así que me bajé y Rambo me proporcionó unos guantes de fisura.
Ahora si!!!!,, el pasete no tiene complicación técnica pero si apretar ese puño con todas tus ganas y subir pies, (para mí Vº+) de salida.


Una vez arriba, recorrí la terraza primero inclinada hasta llegar a un clavo que se mueve a la izquierda y tras chaparlo me subí al pie de la pared de la vela y bajo la primera chapa, allí me quité los gatos y los guantes de fisura y los tiré al "mercadillo hippy" de abajo.

Y a comenzar la escalada artificial,
Los primeros tres seguros son chapas así que en Ae, y metódicamente cogiéndole el ritmo y el protocolo; estirarse, express, cuerda, estribo, cabo, subir y así con el siguiente.
La primera chapa está cerca, la segunda te tienes que estirar bien y la tercera es más benévola.

visión de la estrecha fisura
Un vez en la última chapa comienza el A1, "fino filipino".
Esta vez como es autoprotección los seguros los pondré cerca para no tener que estirarme mucho, la fisura es muy fina y primero un fisurero y luego un X4 de Black diamond van entrando y ayudando a progresar.


Otro fisurero y un C3 de BD, parece que la cosa marcha. El que todo se quede en su sitio te indica que la introducción es la buena y eso te va dando confianza a ir separando los seguros, cada vez más altos y además la fisura cada vez más ancha.


Ahora un par de fisureros seguidos, uno de ellos grandecito en un ensanchamiento y otro micro, ¡¡vamos que estamos arriba casi!!.


Voy disfrutando de la escalada y eso que nunca pensé que la artificial podía dar de sí de esta manera y es que después de la Clavel Rojo y el Puente de los Poyos tenía aún tatuadas en las caderas las hebillas del arnés de sus "paraboladas".

La fisura se va abriendo, además hay un pequeño apoyo de pies y un clavo después, meto otro X4, del clavo paso porque está muy metido y si aprovecho un cordino que hay un poco más arriba, después de éste incluso un alien rojo y para finalizar un fisurero mediano.


Dí el último estirón para llegar a la argolla de la reunión, era bastante incómoda, pero lo principal es organizarse y montar algo seguro para bajar e incluso para subir a la parte alta de la Vela, anudando con una cinta plana su perímetro.


Me subí arriba y desde allí el Rambo ser hartó a hacerme fotos, eso sí ponerse de pies ya es otra cosa.
Bajé de la manera inversa que subí arriba y me situé colgado de la R pero esta vez de una triangulación. Desde allí Rambo me bajó hasta el suelo, desmontando todo lo que había metido, saliendo todo de una manera bastante fácil, (claro con el tirón hacia arriba), eso indicaba que no había metido nada demasiado cerrado y estaba todo en condiciones.

Llegué abajo y le di el relevo a Rambo, mientras echaba un trago de agua y es que estaba haciendo calor, las horas centrales del día se aproximaban.


Rambo ya tiene muchas horas echadas en Artificial y subió más rápido que yo, aunque metiendo más seguros, el doble cabo de anclaje de petzl "dual adjust", le ahorra bastante tiempo en reajustar la longitud no como a mí con la placa "slide".


En algo menos de una hora estaba arriba ya, asido a la propia reunión que marca el final. Desde allí desmontó la reunión que había triangulado yo y le bajé mientras quitaba todos los seguros puestos.


Eran casi las 14 horas, con tranquilidad comimos algunos dulces que teníamos y nos bajamos con el material y las cuerdas, unos pocos metros más abajo donde pasa el PR y además parte la vía del Espolón Sur.

Croquis de Vía Clásica, la web por excelencia de la escalada

La verdad que no teníamos muchas referencias de dicha vía, tan sólo una captura de pantalla de un croquis colgado en vía clásica, (6a/A1) un sólo largo de unos 30-35 metros.


Desde los pies del largo intuimos la dirección y el recorrido, las ramas de una primera encina molestaban un poco para acceder a un primer diedro con un poco de techo que supuestamente en A1 se puede sacar.
Así que comenzó Rambo la vía.
El inicio alberga buenas fisuras para meter friends medianos y echar la primera pelea con las ramas de la encina.


Después y situados bajo un pequeño techo, se da acceso al diedro abierto de formas redondeadas, con un número 4 se protege bien, pero no apoyan las 4 levas, tan sólo 2 y es el seguro que te permite llegar a una primera chapa en condiciones a la derecha del diedro.


En cuanto se llega a la chapa es otro cantar. El diedro se tumba y ya comienza la escalada libre, con un par de seguros más medianos aseguraremos los pasos hasta llegar a una placa.
El propio diedro te saca al filo del espolón, más a la izquierda hay una chapa, pero salir hasta allí en adherencia (Vº) casi es peor que continuar hacia arriba, en este caso me tocó salir, ya que Rambo había chapado ese seguro. Así que no podré afirmar si es más fácil tirar recto o salirse a la izquierda a poner el seguro.

Los pasos de adherencia, me llevan a un diedro situado a la derecha, el objetivo es llegar a una nueva encina más pequeña que hay a la derecha del espolón. El diedro está sucio; vegetación y tierra es la tónica, en una vía poco repetida. Antes de llegar al árbol el diedro se estrecha y dificulta la progresión hasta el punto de echar las manos al seguro de origen vegetal.


Nos aprovechamos de la encina para subirnos al espolón, por arriba la vía tiene buena pinta: hay chapas, algo separadas y el itinerario toma inclinación.

La salida es fuerte, un paso de Vº+, nos va indicando que aquello no es fácil, después van apareciendo algunos pies y manos, no muy marcadas y justas para continuar por el estrecho y aéreo filo.


Desde aquí comienza el baile, una sucesión de pasos bonitos, que te obligan a moverte y a jugar con el equilibrio, buscando regletas, pequeños pies y agarres un tanto escondidos.


El paso más complicado se encuentra en su mitad, un 6a con un movimiento precioso que te lleva a una zona más cómoda con alguna seta de Vº. Tan sólo nos quedará subir a la "llama" de la vela, el punto más alto donde es conveniente lazarlo con un cintajo, para proteger el paso o simplemente para hacernos la foto en lo más alto.

En nuestro caso Rambo realizó una travesía a izquierdas acerando la reunión para evitar tener que subir al punto más alto.

llegando Rambo a la reunión

Para bajar, podemos tomar dos caminos; uno es descender hacia la reunión de la vía Francisco Prieto y que habíamos hecho antes, (está tan sólo a un metro de cumbre, pero descolgarte desde allí ese metro buscando pies buenos tiene lo suyo). La segunda opción es dirigirnos al otro lado, en busca de un párabolt y dos argollas para bajar por la vertiente Norte, (se puede hacer con un salto o un paso largo desde la propia cumbre).

Nosotros tomamos la opción A, y desde la R de la Francisco-Prieto rapelamos esos 20 metros hasta llegar a los pies del "campamento rumano" que teníamos montado.


Ahora si que ya eran las 16, así que vuelta por el mismo camino de ida, siguiendo el PR. y una buena hora para bajar a la civilización y volverse para casa con el trabajo bien realizado.