sábado, 30 de agosto de 2014

Integral a los Russell, los 6 tresmiles del conde.

Había muchas ganas de ir al Pirineo, las tres veces anteriores que lo habíamos propuesto en este año habían fracasado, bien por las malas condiciones de nieve o por la mala meteorología. Exactamente desde el Puente de Diciembre cuando anduvimos por el Valle de Remuñe y el Pico Boom.
Desde entonces habían pasado más de 8 meses, muchos para mí, sin necesidad de mirar los apuntes lo notaba, lo sentía, echaba de menos esos pinos negros a 2.000 metros, esas pedreras graníticas de altura y esos ibones, fondos de los casi extintos glaciares.
Por curiosidad miré los apuntes, 9 años hacía que no estaba tantos meses sin ir al Pirineo, así que ya tocaba e iba a ser cerca de una de mis primeras; la zona del Ballibierna.

El objetivo no iba a ser exactamente al pico de ese nombre, sino a los Russell, y digo los Russell porque a pesar de ser sólo uno el principal tiene otras 5 puntas satélite de más o menos prominencia y con diferente dificultad.
A ésta zona ya habíamos venido hacía algunos años y habíamos realizado un tramo de la arista completando los tres más lineales, nos habíamos dejado en el tintero el Este y las dos Agujas, la Sur y la SW, así que el objetivo era llegar a ellas. Agujas que albergan pasos de trepada y aéreos pero sin la necesidad de usar cuerda.


El grupo fue también algo atípico, esta vez no iba con personas con las que comúnmente salgo, sino con tres personas totalmente diferentes y que no se conocían entre sí.
Javi Calleja era uno de ellos, excombatiente montañero, actualmente corredor y con el que pase de las mejores expediciones de mi vida y de los peores momentos.
Por otro lado Raúl y Sergio, con los cuales no había salido nunca, pero de los que tenía muy buenas referencias de amigos comunes. Ingredientes nuevos para un cóctel perfecto.

Ésta vez la meteorología no nos asustó y a pesar de dar alerta amarilla en el Pirineo el viernes por lluvias y tormentosas el sábado, nos decidimos a ir.

VIERNES 29 DE AGOSTO.
Marchamos en la fugui de Sergio, todo transcurría perfectamente durante el camino; Guadalajara, Calatayud, Zaragoza, Huesca, los resplandores de los rayos en el horizonte hacia el Norte, todo bien.
Pasamos la localidades de Barbastro, Graus y Campo, desde donde comenzó todo.

Atravesamos la pequeña población de Campo y comenzamos a ver el suelo del asfalto mojado, pero sin noticias de la lluvia, un par de kilómetros más allá nos adentramos en el Congosto de Ventamillo y la lluvia apareció torrencialmente. En un primer momento con dar a tope los limpiaparabrisas nos valía, podíamos continuar atravesando incluso un par de salidas de piedras laterales, pero sin darnos cuenta nos metimos en la boca del lobo.
Entre el parabrisas y la fuerte lluvia vimos un derrumbe de piedras grande que nos cortó el camino, por momentos pensamos en atravesar por un lado, pero cuando nos acercábamos, varias piedras del tamaño de un balón de baloncesto cayeron del lateral rodando y en cuestión de un minuto la montaña de piedras se elevó hasta un metro de altura.
Marcha atrás nos quedamos en una curva a 20 metros del derrumbe y observamos como por las paredes caían auténticas cascadas de agua que llenaban la carretera de agua, que corría hacia el fondo del Río Esera.

Dar la vuelta era imposible, una ford trafic es grande y por la carretera del desfiladero a duras penas entran dos vehiculos. El agua caía con fuerza y sólo deseábamos que ninguna piedra cayera sobre la furgui. Llamamos al 112 y comunicamos el panorama a la espera de que las aguas torrenciales pararan.

Tras media hora de espera, no paraba para nada de llover, vimos un vehículo que al otro lado del derrumbe dio la vuelta y ya casi a las 12 de la noche intentamos hacerlo nosotros. Buscamos la parte más ancha del desfiladero y con decenas de maniobras ganamos centímetro a centímetro al asfalto y pudimos cambiar de sentido.
Ahora a ver como está el camino de vuelta, despacio nos dirigimos a Campo, pasamos un primer derrumbe pequeño donde el vehículo nos dio en los bajos.
Llegamos a un nuevo derrumbe, en este parecía haber algunas piedras más grandes cubiertas por agua. Me decidí bajar para quitarlas y cuando eché el pie a la carretera casi se me va una chancla, allí había más de 20 centímetros de agua. Me descalcé y con el poncho me dirigí hacia las piedras, con la intención de quitarlas, no me hizo falta mucha ya que cuanto la toqué marchó rodando carretera abajo por la fuerza del agua.
A toda prisa me metí de nuevo en el vehículo, me había llegado el agua casí a la rodilla y pasamos el derrumbe para continuar nuestro camino, al fin más limpio.
Nos cruzamos con algún que otro coche, al que alertamos del derrumbe y llegamos a Campo donde increíblemente no llovía.
El revuelo estaba formado en la cafetería, alertados todos de que el desfiladero estaba cortado. Llamamos de nuevo al 112 y dijimos que ya estábamos bien, mientras nos comunicaron que durante esta noche los bomberos de Benasque intentarían quitar los derrumbes.

Ahora que iba a ser de nosotros?. Por momentos con mapa en mano cambiamos la decisión y en lugar de subir al Benasque vimos como buena opción el Pico de Cotilella, situado cerca de allí, pero el itinerario normal de subida sale de Barbaruens, al otro lado del desfiladero.
Así que decidimos buscar un lugar para dormir en Campo y mañana amanecerá por donde quiera, eso sí pronto que los montañeros madrugan. El lugar elegido fue la entrada de la oficina de correos que nos brindó el único recoveco a la sombra de todo el pueblo.


SÁBADO 30 DE AGOSTO.
Amaneció en el Prepirineo, abrí los ojos o más bien me los abrió el sonido del móvil. Pocas horas de sueño pero intensas, no así mis compañeros que entre el olor a cigarrillo y a gasolina soñaron con "fast to furius".

Tras un desayuno rápido, nos ponemos en marcha hacia Benasque con la idea de ver como está el desfiladero. Pues ni rastro de agua, ni derrumbe alguno. Pasamos por Benasque y nos dirigimos a la parada frente al Hotel Pilar, por aquí tiene que pasar el autobús de la pista de Ballibierna a las 7:30.
Preguntamos a la mujer del hotel; -"lluvia?, sí dicen que llovió ayer por el desfiladero, aquí nada"-.

A las 7:30 llega el autobús y lo tomamos rumbo a Ballibierna, estamos solos en el bus. Realizamos la parada pertinente en el Plan de Senarta donde nadie monta y extrañamente los 4 solos subimos hasta el Puente de Coronas casi a 2.000 metros ya, tras recorrer la estrecha pista.

A las 8:15 estamos preparados, ultimamos las mochilas bajo el tejadillo e iniciamos la marcha valle arriba. El día está un poco cubierto pero después de la de ayer no tememos nada a las inclemencias del tiempo.


Entre pinos y grandes matorrales de boj marchamos por la amplia senda-pista que nos lleva por el GR.11, un itinerario de gran recorrido que me ha dado muchas alegrías en los Pirineos. Pronto dejamos el desvío de Coronas a la izquierda y continuamos ahora por un camino más estrecho ganando altura.


El Pico de Ballibierna domina el valle,  y en poco más de media hora llegamos a la bonita Pleta de Llosars, desde allí ya vemos las Crestas de Llosars, Tempestades, el Aneto e incluso los Russell.


A pesar de no darnos aún el sol la temperatura es buena, unos 15ºC y caminamos a gusto. Dejamos el camino que lleva a los Ibones de Llosars a la izquierda y tras cruzar un puente de madera continuamos por las marcas de GR. rumbo a los Ibones de Vallibierna.


El camino a partir de aquí cambia un poco, la senda se estrecha y serpentea entre rododendros. El pendiente de subida aumenta pero el paisaje es precioso y los retorcidos pinos negros decoran todo el panorama.

El cielo se muestra azulado se han disipado todas las nubes y el sol por fin nos muestra sus rayos, nuestra previsión atmosférica ha cambiado por completo y en lugar de esperadas tormentas el Pirineo esta pletórico.

Nos quitamos la manga larga y continuamos siguiendo las marcas de gran recorrido, ahora la senda se pierde entre grandes bloques rocosos que defienden los Ibones de Ballibierna por su barranco.

A las 9:40 llegamos al Ibón bajo de Ballibierna. Lo bordeamos por el márgen izquierdo, según la marcha, para dar a una nueva pedrera de bloques grandes, la atravesamos y nos montamos en un gran depósito morrénico tapizado de verde, dejando barrancos a ambos lados.


Por la parte alta continúa la senda que ahora desciende unos metros para llegar al fondo del barranco y por el mismo avistar el Ibón alto de Ballibierna, lugar donde vamos a montar el campamento.

A primera vista está todo algo húmedo, los prados cercanos tienen bastantes piedras, pero vemos unos vivacs situados en una pequeña península junto al agua. Modificando algunas piedras podremos agrandarlo un poco y será el lugar idóneo.

Son las 11 y hemos terminado de montar las tiendas, parece que han quedado bien y hemos comido algo antes de partir hacia arriba rumbo al Collado de los Sarrios por los trazos de G.R., en un rato ha crecido nubosidad por todo el cielo y la peor parte se la lleva la zona del Posets valle atrás que ya tiene grandes nubarrones oscuros. Veremos a ver si aguanta.


Bordeando el Ibón de Ballibierna seguimos la senda, ésta es cómoda y gana altura ahora más bruscamente abriéndose paso por pedreras en dirección a los Collados de los Sarrios y de Ballibierna. Los últimos rescoldos de hierba se pierden bajo extensas pedreras y es que estamos ya en terreno de alta montaña y piso alpino.



Parece que el collado no llega nunca, la senda desaparece entre pedreras y el tamaño de los bloques aumenta poco antes de llegar al final de la subida donde el itinerario está marcado con hitos.
Llegamos al collado de Ballibierna a las 11:40, hacia el lado catalán la nubosidad es abundante y nosotros debemos realizar un flanqueo por la vertiente Oeste hacia el Collado de los Sarrios manteniendo altura por una serie de hitos.


Ibones de Ballibierna
Desde el Collado de los Sarrios alucinamos con la visión hacia el Estany del Cap de la Vall, es precioso y nos hacemos unas fotos, disfrutando de la nubosidad que está creciendo con rapidez, -veremos a ver hasta donde llega-.



Continuamos hacia el Norte por la parte alta de la cresta, es la misma que asciende a la Aguja Sur de Russell pero más arriba se afila y complica.
Caminamos por una zona muy cómoda y hay varios lugares idóneos para un buen vivaqueo. Vemos a la derecha los pequeños ibones de Bouquetins y tras haber recorrido un tramo de arista descendemos a los mismos perdiendo altura entre cómodas pedreras, por esta zona ya no hay hitos.

vistas del Russell Este y la antecima SW
Tratando de no perder altura, vamos sorteando los pequeños ibones en dirección a la parte débil de la arista Este de los Russell, hay tramos de grandes bloques que nos llevan más tiempo y otros sencillos de hierba, pero vamos cumpliendo el objetivo y estamos a los pies de la arista a las 12:20 de la mañana.
Desde su base debatimos si el primer tresmil, el Russel Este, está más allá o más acá y decidimos subir por unas pedreras inestables lo antes posible a la arista, de esta manera no nos dejaremos ningún pico atrás. El único inconveniente es que vemos un par de agujas por la parte alta que no sabemos si podremos superar por la arista.

Nos ponemos manos a la obra y vamos ascendiendo por la pedrera, es muy inestable y a pesar de tratar de buscar terrazas de hierba, no podemos evitar tirar piedras de vez en cuando.


Sobre los tresmil metros de altitud llegamos a la arista, observamos que por la vertiente de Salenques es más fácil y continuamos ascendiendo ahora echando alguna mano, para por terreno fácil llegar al primer tresmil de la jornada; el Russell Este.


Son las 13:00 y se nos ha metido la niebla, por delante todo un itinerario alpino, y aunque llevamos gps, dudamos si comenzará a llover en breve y nos complicará la arista. De momento aguanta.

Tras las fotos continuamos la marcha, vemos que el par de agujas que divisábamos desde abajo, desde aquí no son nada y por la vertiente de Salenques continuamos destrepando hacia una depresión en la que aún queda un nevero. Desde allí podemos ascender por dos zonas; continuando por la arista o por la parte de Salenques ascendiendo entre bloques. Optamos por ésta última menos expuesta al viento y vamos trepando bloques y más bloques para ganar altura con rapidez.

subiendo por pedreras a la antecumbre SW y dejando atrás la cumbre Este.
El corazón se acelera y es que se nota que ya hemos pasado de los 3.000 metros, en cuanto realizamos un esfuerzo continuado el órgano principal se hace notar en el pecho.

Llegamos a los 3.200 metros, la antecima SE está cerca, pero primero vamos a hacer la Aguja Sur de Russell, que se presenta interesante. Miramos hacia el Sur y la niebla nos tapa todo, me asomo por la arista descendente hacia el Sur y tiene mala pinta, parece mejor idea perder altura por una amplia canal que desciende un poco a la derecha. La roca parece sobada por lo que tras un primer destrepe perdemos altura por la amplia canal, más bien pedrera. Abajo y entre la niebla asoma la puntita la esbelta aguja sur, -la hemos encontrado-.



La canal se estrecha y un corto resalte se interpone en nuestro camino, parece que por la izquierda con cuidado se puede destrepar, IIIº hasta llegar a la brecha que la separa de toda la cuerda principal y donde ya si hay hitos de la ruta procedente de la vertiente de Cap de la Vall.
Con un corta travesía accedemos a los pies de una fácil chimenea, IIº que ascendemos hasta situarnos entre dos bloques, pasamos entre ellos y por la izquierda accedemos a la cumbre de la Aguja Sur de Russell. La niebla entra y se va, a veces vemos a Javi que se ha quedado en frente para hacernos alguna foto y otras le perdemos de vista. ¡Qué bonito lugar!.


canal de descenso a la Aguja, foto desde la Aguja Sur
Por donde hemos subido descendemos y le damos el relevo a Javi que ahora sube a la aguja mientras le hacemos algunas fotos desde la pedrera de subida. Ascendemos por la canal hasta llegar nuevamente a la arista principal. Son las 14:15 y aprovechamos la parada para comer algo y echar un trago antes de continuar.

En menos de 5 minutos llegamos a la Antecima SE, es el tercer tresmil de la jornada, pero no nos entretenemos y paramos lo justo para hacer una foto y continuar la marcha, estamos en el punto más delicado de la jornada, ya que vamos a iniciar el tramo más afilado de la arista y la lluvia sería fatal para nosotros. Así que a apretar el culo.



La arista es cómoda en sus inicios desde la antecima, además parece que el tiempo nos está dando una tregua, podemos ver incluso en algún momento los Ibones de Llosars por abajo, pero es algo efímero y nuevamente se meten nubes a la vez que llegamos a la parte más comprometida y afilada.



La arista se estrecha, hay buenos cantos en todo momento, pero hay que hacer de contorsionista para pasar a veces las piernas y otras las manos primero. Es muy similar su parte final al Paso de Mahoma del Aneto y hay que estar atento en los últimos 20 metros donde se agrupan las dificultades, IIº+.



Al fin pasamos el tramo más delicado, pero nos espera un último destrepe "tontorrón", se trata de 10 metros de destrepe en donde hay buenos pies y manos para llegar a una pequeña brecha que da acceso tras una corta trepada a la cumbre principal de todo el itinerario; el Pico Russell de 3205 metros.

Llegando al Russel principal, al fondo el último destrepe.
Son las 14:45 y estamos en el "hermano mayor" de los Russell, tenemos vistas hacia el Sur y Oeste, pero por el contrario las vertientes Este y Norte están repletas de nubes, formando bonitas formas en sus uniones.
Aprovechamos para comer de nuevo y es que llevamos unas cuantas horas de marcha ya, se nota que el cuerpo va demandando con mayor velocidad tras gastar los depósitos energéticos.
Por momentos pensamos en dejar para otro día la Punta de la Brecha Russell, ya que está un tanto retirada del resto y su altura y prominencia es casi insignificante, pero mientras lo debatimos ya estamos en marcha hacia la misma.

Aneto, Tempestades y Margalida cubiertos por la niebla.
Caminamos por las cercanías del filo de la arista y cuando aparecen dificultades de resaltes siempre descendemos metros por la vertiente de Llosars, entre pedreras colgadas que desde aquí no se aprecian, pero desde el valle casi asusta.

En unos 15 minutos llegamos a la punta, desde allí vemos Margalida en primer plano y Tempestades en segundo, las nubes acumuladas en su filo crean una panorámica similar a la de un volcán emanando gases.


Tras la pertinente foto de cumbre, volvemos por nuestros pasos hacia la cumbre principal de nuevo y poco antes de llegar perdemos altura en busca de la curiosa diagonal, normal de ascenso al Russell y dificil de encontrar entre la niebla si no fuera porque tiene grandes hitos en su inicio.

Vamos descendiendo por la vía normal hacia Llosars, la canal está inclinada y tiene en su mitad un tramo escabroso si está mojado, por fortuna llegamos al mismo con todo seco y destrepamos de uno en uno, IIº+ la placa para llegar a una parte más estable y donde por lo menos crece la hierba que habíamos olvidado ya hacía unas cuantas horas.

zona de placas de la canal de descenso
El itinerario pierde verticalidad y ahora por unas terrazas herbosas más tendidas terminamos de recorrer la diagonal para llegar al gran caos de roca que forma todo este circo del Tempestades y Russell. Eso sí el tiempo en esta vertiente es estupendo e incluso parece que ha mejorado respecto a esta mañana. Podemos ver algunos tonos azulados de cielo entre nubes.

vistas de la Aguja SE
Tan sólo nos queda el último Pico de Russell y éste tiene una larga aproximación hasta su base, ya que el itinerario normal asciende por una canal situada al otro lado del contrafuerte en el que estamos. Para dirigirnos allí, tenemos que bordear toda la aguja por el Sur y perder altura hasta los 2.860 metros, para luego volver a ascender pedreras hasta la base de las chimeneas de acceso a cumbre. Esto significa que aún no está todo hecho y que por delante tenemos el último objetivo de la jornada, ahora la meteorología nos preocupa menos.

Por las pedreras vamos perdiendo altura, son 250 metros de desnivel que se hacen unos cuantos más por el cansancio acumulado, pero vamos tirando siempre dejando la aguja a la izquierda, incluso vemos un corredor que asciende a la brecha donde tenemos que subir, pero por esta vertiente tiene muy mala pinta.

descansando entre morrenas
A las 16:30 llegamos a la parte más baja de la pedrera por donde podemos ir bordeando las paredes de la aguja y comenzamos unos 150 metros de desnivel de ascenso. ¡puff!, los cuádriceps ya van cargaditos y esta nueva subida con 1.500 metros acumulados en el cuerpo se nota. Tratamos de trazar amplias zetas por los bloques para repartir cargas en ambas piernas y llegamos a la base de la canal.


Dejamos las mochilas allí y sin peso ascendemos por una canal que parece fácil, está marcada con hitos y a pesar de estar un poco descompuesta se va ascendiendo bien para llegar a la brecha superior donde tenía la salida la canal que habíamos divisado desde la vertiente contraria.

Desde la brecha, divisamos una canal rocosa, surcada por una fisuras verticales y además una cuerda fija instalada. Nos extrañamos del hallazgo y decidimos no usarla para ascender ya que desconocemos su fijación arriba. Comenzamos la trepada y desde abajo parece más fácil, tiene algunos pasitos delicados IIIº y ya comenzamos a comprender el por qué? del uso de la cuerda para descender.
Las mayores dificultades aparecen en su mitad y en la parte superior la dificultad aminora para llegar entre dos bloques a la cumbre de la bonita Aguja SW de Russell, sexto y último tresmil de la jornada.



Celebramos la cumbre, además el día ha mejorado y disfrutamos con las mejores vistas del valle, incluso podemos ver nuestras tiendas montadas en el Ibón superior de Ballibierna. Hacemos las últimas fotos de cumbre e iniciamos el descenso de la aguja por la canal fisurada.
Prefiero descender sin cuerda para ver la dificultad real de esta aguja y en su parte más dificultosa me tengo que agarrar a la misma, prefiero no exponer. Usando todos la cuerda llegamos a la brecha, desde donde perdemos altura por la canal hasta la zona de las mochilas.

aprovechando la cuerda fija que encontramos
Nos relajamos un poco, son las 17:40 y tenemos a tiro el Ibón de Ballibierna, la verdad que la ruta ha cumplido con creces nuestras expectativas y aprovechamos para pegarnos la última ingesta de  hidratos y calorías, esperemos que nos valgan para llegar al ibón.

Después del breve descanso, marchamos hacia abajo, pedreras y más pedreras.... , bloques de todos los tamaños, más grandes, más pequeños, recordamos por momentos el soniquete de "tocando el vacío", lo cantamos, nos recreamos en él, diría yo.

Todos estos mecanismos nos ayudan a llegar a las cercanías de la Brecha Soler i Coll, se sitúa sobre los 2.650 metros y digo cercanías porque desde el amplio collado donde ya crece la hierba aún queda un tramo marcado con hitos hasta llegar a la misma brecha.



En la brecha nos sentamos en la hierba, las tiendas están allí abajo y tan sólo nos separan de ellas los últimos 150 metros de desnivel, ¡ésto está hecho chavales!



Hasta abajo una ladera herbosa verde, pero verde apagado, y no somos nosotros los que la vemos con cansancio, sino las nubes que se han apoderando de nuestro valle por completo y que parecen que ahora sí quieren amedrentarnos de verdad.

Son las 19:00 y ya han pasado 11 horas desde nuestra partida, cansados pero plenos llegamos al margen del ibón, la luz está menguando y vamos con rapidez hacia las tiendas. Pero antes hacemos una parada, las luces hacen del lugar un sitio majestuoso y aún nos recreamos con las fotos antes de llegar a la tienda.


5 minutos más tarde llegamos al hogar de tela; charlamos, descansamos, nos cambiamos y comenzamos a cenar con las últimas luces mientras el cielo comienza a tronar. -"huy, huy, huy"-.
Acto seguido caen las primeras gotas y con rapidez nos metemos en la tienda grande. La lluvia va en aumento, cada vez más rápido y nos acomodamos en la tienda, uno en cada esquina para terminar el día disfrutando esta vez de la compañía e historias varias.

Tras una hora la lluvia paró, las nubes se disiparon y la calma volvió al valle al igual que un millón de estrellas. Nos enamoramos del Pirineo al igual que Henry Russell el conde con más tresmiles.

Aquí la vida de Henry Russell.
http://carlosbravosuarez.blogspot.com.es/2008/02/henry-russell-el-enamorado-de-los_28.html
 
fotos: Javier Delgado y Daniel Pelegrina

martes, 19 de agosto de 2014

Pequeño y Gran Galayo


Con el afán de estirar las vacaciones de agosto preparamos dos nuevas salidas, no podían ser muy lejanas tras mi reciente paternidad, pero sí lo suficiente como para sentir que estábamos nuevamente "on tour".

El lugar elegido fue la Sierra de Gredos, durante la primera jornada la intención era dirigirnos a Galayos para escalar y durante la segunda a la Garganta del Pinar para llegar a Cinco Lagunas a dar un buen pateo.

El mismo Martes 19 de Agosto salimos de Madrid, madrugamos mucho ya que la intención era realizar durante la misma jornada el viaje, la aproximación, la escalada, descenso y trayecto en coche hacia la vertiente Norte de Gredos.
Sabíamos que nuestros amigos Jou y Rambo estaban por allí, pero desconocíamos la zona y la aguja que habían elegido para su escalada, nosotros lo teníamos bastante claro: el Pequeño y el Gran Galayo, uniendo la escalada por la arista que los separa.


Ambas vías eran "a priori" asequibles, aunque en Galayos no hay nada asequible y los grados son relativos y cotados en los años 50.
Galayos es la meca de los escaladores castellanos, con sus más de 30 agujas y 500 vías de escalada, todas ellas con un fabuloso granito y una fractura de roca especial que forma estupendas fisuras.

APROXIMACIÓN:
Partimos a las 6 de Parla y vimos pasar por la ventanilla, Talavera, Arenas y Guisando, cada cual más pequeño y más rural. Cerca de las 8 de la mañana estábamos en la Plataforma del Nogal del Barranco a 1.100 metros de altura, preparando la mochila para la jornada y dispuestos a adentrarnos en otro campo de juego.
Sobre las 8:15 partimos de la plataforma, dejando atrás la figura de la cabrá montés y comiendo metros al valle por el empedrado camino. No tardaron en llegar los primeros sudores, y es que en agosto la vertiente Sur de Gredos es muy calurosa, a pesar de que el sol aún no nos iluminaba.

Dejamos atrás la zona de pinar y paralelos a la Garganta de los Galayos ya podíamos ver las primeras agujas y el colgado Victory empequeñecido por tanta roca.


Este itinerario siempre es agradable, completamos la primera parte hasta llegar a la Apretura, zona en donde el camino cambia bruscamente de pendiente y cruza al otro lado del barranco, hasta allí 1 hora y 10 minutos.
No dudamos por donde subir, se puede hacer directamente por la apretura; más rápido e irregular o por las zetas del camino del Victory; algo más tendido y llevadero. Preferimos ésta última, en una catedral es idóneo entrar de puntillas, casi sin hacer ruido, por aquello del respeto e ir descubriendo las agujas poco a poco. Ya tendremos tiempo de gritar una vez "en harina".


Vamos ganando altura por las zetas y el paisaje galayero va abriéndose ante nosotros metro a metro, risco a risco y piedra a piedra. La sangre nos fluye por todo el cuerpo, el corazón bombea y ésto nos hace llegar a las proximidades del Refugio Víctory bien preparados para la escalada.

Desde allí observamos que hay una cordada metida en "nuestra vía", por los cascos descubrimos que son nuestros amigos Jou y Rambo, así que compartiremos itinerario, perfecto!!


Nos dirigimos a pie de vía atravesando el canchal de bloques y les hemos "berreado" un poco para que sepan de nuestra presencia. Ya nos han visto y en poco tiempo estamos hablando con Rambo que está apunto de salir para arriba como segundo de abordo.

Nosotros nos tomamos unos minutos de descanso, nos quitamos las camisetas empapadas de sudor y comemos algo antes de iniciar la escalada. 30 minutos después estamos listos y preparados y vamos alla.

ESCALADA: OESTE DEL PEQUEÑO GALAYO ( Vº+, 160 metros).
LARGO 1º, (45 metros IVº+):
Descripción: El largo nace a la izquierda en la entrada de la Canal del Gran Galayo, es poco evidente y recorre unas terrazas ascendentes hacia la izquierda, para llegar a situarnos en un terreno vertical con lajas algo inestables, junto a dos clavos, desde allí se bordea por la izquierda el paso y ahora a derechas se asciende hacia una amplia terraza donde está la reunión.

Crónica: Estoy preparado y he visualizado bien por donde ascendía Rambo, allá voy.
Voy ascendiendo hacia izquierdas unas estrechas terrazas IIIº, sin mucha dificultad, la referencia es una mancha blanca en la pared que dejo un poco por encima. Voy cogiendo altura y el patio cada vez es mayor, las terrazas se estrechan y llego a los dos clavos situados en el paso.


Realmente se puede tirar recto por encima de los clavos, pero merece la pena continuar un par de metros y bordearlos por la izquierda para salir casi al espolón (ojo que el terreno es muy inestable y he tocado por lo menos ya tres lajas huecas y alguna se ha movido un poco).

Siempre el primer largo cuesta y más hasta que el cuerpo se habitúa al patio, en este caso si bien no hay ningún paso duro, tras la travesía, hay un pasito de agarrarte a una laja y colgarte en el vacío para llegar a las terrazas superiores. Hay que acostumbrar al cuerpo.


Tras salir casi al espolón la vía cambia de dirección bruscamente, asciendo un metro por una laja de buenos agarres y desde allí me dirijo a derechas hacia una amplia terraza donde las dificultades van desapareciendo. Primera reunión.
Monto el tinglado y aseguro a Juanjo, que va ascendiendo poco a poco, no le puedo ver, pero pronto aparece el casco azul al otro lado de la cuerda y con unas vistas alucinantes el refugio de fondo.


LARGO 2º, (30 metros, Vº):
Descripción: El segundo largo, asciende por un diedro irregular situado sobre la reunión, pero para acceder al mismo es mejor ascender por una placa a la izquierda y más arriba escalar un par de metros para volver al  diedro. Tiene un par de pasos duretes, pero los cantos son buenos y ya se sabe "esto es Galayos", el patio está asegurado.

Crónica: Le toca a Juanjo, no tenemos muy claro por donde es, Jou a penado por un diedro situado sobre la reunión y le dan de IVº+ en los croquis, eso sí graduaciones de las de antaño. Nos extraña mucho que vaya por ahí, por lo que vamos a ir viéndolo.
Juanjo comienza por una plaquita situada a la izquierda, tiene regletas por donde subir y pronto sale a un hombro, desde allí puede ver dos diedros; el de la derecha por donde ha subido Jou y otro más a la izquierda pero se ciega casi arriba y parece más duro. Mejor el que han elegido nuestros compañeros.


Tras una corta travesía a derechas por una zona sin buenos pies, se recoloca en el diedro, unos bloques le cierran el paso, pero tras un pequeño "aupe", por arriba hay buenas manos para tirar y sale por encima.


Desde allí el diedro se abre y se convierte casi en chimenea, asciende por dentro y llega a una nueva terraza donde está situada la segunda reunión de este largo entretenido.
Me da el ok, me calzo los gatos y subo exactamente por el mismo itinerario, a top es más fácil, pero aún así la dificultad se palpa.

LARGO 3º, (65 metros, IVº):
Descripción: Es un largo fácil que recorre enteramente una canal/chimenea y tiene su final bajo la cumbre del Pequeño Galayo. Es imposible la pérdida y se trata de una sucesión de escalones con perfecta protección, la mayor dificultad la tiene en su mitad y si se quiere incluso se puede "escaquear" por la izquierda. Este largo son 65 metros por lo que la cuerda no llega y es conveniente realizar unos metros en ensamble.

Crónica: Viene el largo fácil, me toca a mí y tras cambiarnos los cacharros tiro hacia arriba, disfrutar es poco, voy protegido del patio, con fisuras por doquier y los pasos son escalonados de dificultad baja. Hubiera dado para hacerlo enteramente en ensamble.


Tras los primeros 20 metros, miro hacia atrás, ya está lejos Juanjo y he metido un par de cosas sólo, pero es que no da para más.


Intento meterme por las zonas más juguetonas y busco la dificultad en los resaltes, por darle un poco de picante, pero es todo bastante sencillito.
Cuando me da el sol y estoy llegando al Rambo, Juanjo me para, he llegado a los 60 metros y va a desmontar la reunión para continuar en ensamble.
Continúo unos metros más para montar un puente de roca en una de las muchas que hay y asegurar el ascenso de Juanjo, que en 2, 3 minutos ya anda por allí.


Hemos llegado a los pies de la cumbre del Pequeño Galayo y nuestros compañeros ya han rapelado de la misma, nos juntamos los 4 y tras una foto, quedamos un poco más adelante para vernos.


LARGO 4º, (20 metros, Vº+):
Descripción: Es el último largo del Pequeño Galayo y la culminación de la escalada. Se asciende por terrazas hasta situarse bajo una corta pero explosiva fisura. Son 2 o 3 metros de fisura que se hacen en bavaresa rara a izquierdas y que te depositan casi en la cumbre.

Crónica: Ahora llega la mayor dificultad de la jornada, la conocíamos ya de otro año pero sólo de vista, el año anterior habíamos visto a una cordada intentar y repetir unas cuantas veces dicha fisura sin éxito, nosotros desde la Tonino Re. Ahora estábamos debajo.

Juanjo comenzó ascendiendo por unas terrazas hasta situarse bajo la fisura, desde allí protegió cómodamente, e incluso aún subió algún metro más hasta la misma fisura para meter un cacharro en su mitad, protección fabulosa.


Tras la protección vino la acción, y apretando los dientes y aguantando la respiración en tres o cuatro pasos en bavaresa salió de la fisura por arriba. ¡Alé! en un pis pas estamos arriba. Ya le perdí de vista por arriba y la cuerda corrió 5 metros más hasta que Juanjo llegó a las argollas de la reunión cimera.

Tras las esperas habituales de montaje de reuniones me tocaba a mí. Fui ascendiendo por las terrazas hasta situarme bajo la fisura, más fácil en la práctica que lo que parecía desde abajo. Observé que eran 3 metros de fisura y que llegaba con la mano hasta el 2º de ellos, desmonté el friend y tras un apretón superé el paso para llegar a la zona más fácil que me dejó en cumbre.

Disfrutamos un rato de las vistas, mientras veíamos a nuestros compañeros terminar de realizar la travesía hacia el Gran Galayo, situado en frente.


La verdad que el Gran Diedro del Gran Galayo desde esta posición es fabuloso, la línea oblicua que forma el diedro es perfecta y subir por allí tiene que ser una pasada.


Así que no vamos a demorar más e iniciamos las maniobras de descenso, con un rápel de unos 20 metros que nos deposita en la base.


TRAVESÍA DEL PEQUEÑO A GRAN GALAYO
En lugar de continuar en ensamble, guardamos las cuerdas y las porteamos en la espalda, la travesía hasta el hermano mayor de los galayos es sencilla, son pasitos de IIº y algún IIIº+ aislado.

Iniciamos el camino por unas terrazas situadas en la vertiente sur, están señalizadas con hitos y ligeramente en descenso van dirigiéndose hacia el Gran Galayo. Tiene algunas trepadas y destrepes de IIº+ a lo máximo.



Tras contornear un par de agujas las terrazas nos llevan en dirección a un collado terroso, pero antes de llegar a él, hay una placa a la izquierda por la que se puede ascender para salir a la misma arista y disfrutar un poco más de la sensación de vacío. La placa está fisurada por su inicio y se puede ascender más o menos cómodamente (IIIº+).


Salimos a la arista, detrás dejamos un par de agujas y continuamos por la parte alta por una sucesión de escalones fáciles hasta llegar a la parte alta de una nueva aguja.


Desde aquí destrepamos hacia la vertiente Norte, ya estamos casi a los pies del Gran Diedro y sólo nos queda una corta travesía fácil de caminar para llegar justo a la base donde esta Jou asegurando a Rambo que ya casi está en el final del diedro.

ESCALADA: GRAN DIEDRO DEL GRAN GALAYO (Vº, 90 metros):
LARGO 1º, (IVº+, 60 metros):
Descripción: Sencillamente brutal. Se tratan de 60 metros de diedro bastante regular en cuanto a morfología. Y con múltiples agarres y zonas para proteger. La dificultad va en aumento, no llegando a haber nunca pasos mayores de Vº.

Crónica: Mientras sale Jou hacia arriba, nosotros nos organizamos con las cuerdas que traíamos en la espalda. Estoy estirando la cuerda y no dejo de mirar hacia arriba, son 60 metrazos lineales de "diedraco"


Y la dificultad no parece mucha, tan pronto como he terminado de pasar la cuerda y hacerme los dos nudos de ocho, miro hacia arriba y Jou ya ha desaparecido. Voy a iniciar la escalada.

El inicio parece vertical y la fisura del fondo del diedro se estrecha, esto te obliga a escalar por fuera, pero la protección es excelente y entra de todo, aunque trato de no pasarme por eso de la fricción de la cuerda, es más lo reconozco me gusta meter más bien poco.
Un poquito más arriba la cosa se presenta más fácil, y el diedro se abre, incluso pudiendo ir por dentro haciendo casi chimenea.



En su mitad se puede montar una reunión intermedia para cuerdas menores a 60 metros, pero nosotros como las llevamos tiramos hacia el final. Tras una parte media más fácil la fisura que forma el diedro se vuelve a cerrar, aparece algún paso de mirar más y por la parte izquierda supero un par de pasos algo más aéreos y verticales aunque nunca difíciles.



Llego al final del diedro, allí está el Rambo escondido a la derecha en el inicio del siguiente largo, pero tengo espacio de sobra para montar la reunión y con un puente de roca la monto y aseguro a Juanjo.

Comienza a ascender con rapidez, mientras charlo con Rambo de "la socio-economía de las arañas", vamos de algo vanal y sin importancia.
Juanjo ya está cerca y le hago unas cuantas fotos que le gustaría tener como poster en la pared de su casa.


Y llega a la reunión a la vez que Rambo se marcha hacia arriba rumbo a la cumbre, por el segundo y último largo de la vía. Cambio de cacharros y afrontamos el último largo.

LARGO 2º, (Vº, 30 metros):
Descripción: La vía cambia de rumbo brúscamente. El segundo largo recorre unos 5 metros de diedro a derechas del Gran Diedro para salir a terreno fácil para ir caminando unos cuantos metros hasta la base de un murete, por allí ascienden varias vías. Un par de diedros floreados y una fina fisura con otras más horizontales, por allí vamos.

Crónica: Tras el cambio de "útiles de escalada", parte Juanjo hacia arriba, tras superar el primer tramo adiedrado desaparece de mi vista y sólo veo correr las cuerdas.


Tras poco más de 5 minutos las cuerdas se paran sobre su mitad y entiendo que está montando la reunión.
Así lo delata su grito -"reunión"- y me preparo para salir hacia arriba.

Tras la nueva señal, voy hacia arriba, tras el diedro inicial, el siguiente tramo me sorprende, esperaba algo rocoso y resulta que es un tramo de ir caminando más bien arenisco. Camino hacia el muro donde provienen las cuerdas, parece un tramo entretenido.


La cosa se pone vertical y una fina fisura va ascendiendo en la vertical, también presenta el muro fisuras horizontales que forman el suficiente saliente como para poder ir escalando sobre regletas. Un tramo bonito pero corto por el que pronto salgo por encima y llego a la reunión que ha montado Juanjo en un buen puente de roca nuevamente.
Desde allí a la cumbre caminando fácilmente unos metros por bloques hasta llegar donde están nuestros amigos y celebrar la bonita escalada.


 Aprovechamos para comer algo y beber agua, tenemos todas las agujas por debajo y especialmente el Torreón, desde donde se aprecia verdaderamente su verticalidad.


DESCENSO
Nuestros compañeros parten hacia abajo y nosotros vamos a esperar unos minutos para cambiarnos las zapatillas por los gatos y enrollar las cuerdas. La verdad que ha estado bien la escalada y el calor ha sido disipado por una leve brisa que viene de norte.

Estamos preparados así que comenzamos el descenso, descenso en el que no hay que sacar la cuerda pero que tiene algunos pasos delicados de casi IIIº, así que extremamos precauciones y descendemos con cuidado por una sucesión de fisuras escalonadas rumbo a la Canal del Gran Galayo.


Llevamos bien los destrepes, estamos llegando a la base y hemos tenido un pequeño percance con una roca que me ha golpeado en la rodilla, la tengo dolorida pero podré bajar sin problemas hasta donde están los compañeros.
Ya todos juntos tenemos varias opciones para coger la Canal del Gran Galayo y decidimos dirigirnos hacia la más habitual y más cercana a la Punta Don Servando, los hitos van hacia allá y es la más lógica tanto ahora como en invierno para llegar al refugio.


Tras seguir los hitos, éstos nos llevan a la portilla, hay dos opciones paralelas y cada pareja tira por una de ellas. Se tratan de unos destrepes fáciles pero un tanto sucios de arenilla y roca suelta, por lo que no conviene ponerse muy debajo. Acertamos separándonos y poco más abajo donde el peligro de roca suelta es menor nos volvemos a juntar para ya con más tranquilidad ir descendiendo por la Canal del Gran Galayo rumbo al pie de vía donde hemos dejado las mochilas.


Llegamos a las mochilas, allí nos sentamos y reponemos fuerzas, tenemos que descender a los coches aún y nos llevará un par de horas, por lo que nos lo tomamos con tranquilidad.
Nuestros compañeros dejan las mochilas en el vivac de los pies del Pequeño Galayo con la intención de ascender al día siguiente la Tonino Re y nos comentan que también van a bajar al coche para tomarse una cerveza con nosotros y sobre todo para pegarse un baño en las piscinas naturales de Guisando.

Buen plan!!, aceptamos con mucho gusto y los cuatro nos dirigimos hacia abajo, primero hacia el refugio para coger agua que bajamos secos.


Y después por el camino de las zetas dejando a la izquierda la Apretura.
El camino se convierte se nos hace muy llevadero, hablamos de muchas cosas pendientes y con el Rambo uno no se aburre, bueno ni con el Rambo, ni con Jou, ni con Juanjo, la verdad que los cuatro no nos aburrimos.

Cuando nos queremos dar cuenta hemos dejado atrás la apretura y las agujas de Galayos ya son historia, ahora el calor si que apreta y sólo pensamos en darnos un baño merecido en las piscinas naturales.



Así a paso rápido perdemos altura por la Garganta de los Galayos para llegar a las 18 horas y casi con 10 horas de actividad en el cuerpo a la Plataforma del Nogal del Barranco.
En otras ocasiones el baño no se hubiera hecho esperar y hubiéramos usado el propio pilón de la plataforma como "jacuzzi", pero Jou me jura que conoce otro lugar mejor y a toda prisa marchamos por la carretera a las piscinas naturales de Guisando.

La verdad que tenía razón, aquello parece una piscina pública, repleta de gente y nos pegamos un fresquito baño para secarnos al sol y disfrutar del final de la jornada con un par de jarras de cerveza en la mano.

Jarras que si no es por mi persona se hubieran reproducido en otras cuantas más en Arenas. Esta vez me tocó a mi hacer de pastor y dirigirnos en coche hacia la vertiente Norte de la sierra donde habíamos quedado con otros amigos para el día siguiente realizar una ruta hasta las Cinco Lagunas de Gredos.
-"Qué no sólo de pan vive el hombre"-.