domingo, 5 de julio de 2009

Tocllaraju 6.032 mts. (Cordillera Blanca) Perú

3 DE JULIO DEL 2009

Tocllaraju desde el Campo Base

Por fin llegamos al campo 1 del " Toclla ", me encontraba fuerte, no me había dado mal de altura y tan siquiera sufría dolor de cabeza, no podía decir lo mismo Santiago, desde el primer día había sufrido en sus carnes los males de la montaña, su mala aclimatación a la altura le había costado la cumbre del Ishinca y casi le cuesta  la del Urus en donde tuve que ir tirando de él casi hasta la misma cumbre.


Sabíamos que se trataba del campo 1 situado a 5.100 metros porque el porteador que habíamos contratado nos había dejado la carga en un altillo de nieve, el paraje era verdaderamente espectacular, quizás el lugar más espectacular donde haya dormido, situados sobre un glaciar por arriba se levantaban las caras oeste del Tocllaraju y Palcaraju,


 picos de más de 6.000 metros, sus glaciares bajaban por delante nuestra a romper en la Laguna de Milliacuocha, cualquier cosa que se te cayese podía acabar 400 metros más abajo entre grietas.


El Huascarán como siempre sobresalía entre las demás aunque esta vez lo tapaban las nubes y delante el "Copa", el "Paccharaju" otros dos colosos agrietados.



un poco de música para terminar la jornada.

El cielo estaba bastante cubierto y amenazaba a posible nevada por la tarde, por lo que montamos la tienda pronto para posible resguardo, esta vez Santiago se encontraba mejor parecía que estaba aclimatando en condiciones y tenía que ser así porque la jornada de cumbre no podíamos tener dudas de ningún tipo y teníamos que ir encordados de principio a fin, además teníamos que mantener un ritmo propicio para llegar y no pasarlo mal en el descenso.


Aprovechamos la tarde para descansar, mientras veíamos pasar por delante de la tienda algún grupo más de alpinistas que acamparon a 100 metros de nosotros. La tarde se me hizo eterna entre estruendos de aludes en la Cara Este del Palcaraju, cada uno con sus cascos de música, escribiendo en mi diario y dándole vueltas a la cabeza sí íbamos a ser capaces de superar las dificultades técnicas sobre todo del último tramo de cumbre, "el hongo de nieve", parece ser que según nos contaron los italianos, estaba muy abierta la rimaya del hongo y se abría una pared de 4 metros extraplomada a superar, ellos habían llegado hasta allí el día anterior y se habían quedado a 100 metros de cumbre.



Un tanto aburrido y nervioso (ante tal frío, día oscuro y la aludes constantes en el Palcaraju)  me dirigí a las tiendas de los compañeros de campamento, resulta que eran tres grupos independientes: unos japoneses con guías, unos "hippyes" americanos de California que querían subir por la pared Este directamente y unos alemanes con guías también, estuve hablando con ellos un rato con mi inglés "a nivel de usuario" y nos prestaron su ayuda para lo que quisiéramos mientras comenzaba a nevar levemente, nos despedimos deseándonos suerte para la jornada próxima.
 
Mientras la montaña nos comenzaba a regalar uno de esos momentos mágicos, la ladera del Nevado de Palcaraju comenzó a teñirse de colores cálidos, al igual que sus glaciares y toda nuestra atención se puso en los momentos del ocaso.
 
 
Los compañeros de otras expediciones comenzaron a salir de sus tiendas para disfrutar de un momento como éstos en donde a pesar del cansancio, el esfuerzo y la falta de oxígeno, el cuerpo humano se mueve siguiendo sus emociones, en este caso inexplicables ante tal belleza.
 
 
En el horizonte comenzaba a trazarse una línea de fuego entre las oscuras nubes y la Cordillera Negra y delante el Nevado Urus como "torre de Mordor" en la famosa saga del Señor de los Anillos.
 
 
Anonadados no paramos de hacer fotos mientras la luz iba menguando por segundos y el sol se comenzaba a meter tras la Cordillera Negra
 

 
Nos acostamos a las 19:00 horas, la temperatura había descendido hasta unos -10º y las nubes no se habían disipado con el ocaso por lo que las dudas se instalaron en la tienda. Quizás en una expedición con guías o logística en estos momentos descansas pensando en que el guía decidirá qué y cómo hacerlo, pero cuando estás sólo, en medio de glaciares, a 5.100 metros en los andes, tu compañero está mal y hace mal tiempo, te encuentras muy muy solo y a merced de la montaña.
 
4 DE JULIO DEL 2009, DÍA DE CUMBRE
 
extracto del diario: "La noche se hace interminable, a 5.100 metros se duerme muy mal, no logro conciliar el sueño ni media hora seguida, sobre las 22:00 horas me ha dicho Santi que ha despejado por lo que tiraremos hacia arriba".
 
Llegó la 01:00 de la mañana ha sonado el despertador y ha Santiago le duele la cabeza para variar aunque decide tirar hacia arriba, ¡lo intentaremos!, comenzamos a ver los frontales de los compañeros del campamento así que trataremos de seguir su estela ya que hay varios guías en los grupos. Ya salimos tarde debido a las medicinas de Santi y durante la primera hora de caminata paramos unas 6 veces, vamos francamente mal se nos han escapado los grupos de delante y sobre las 3:15 hacemos una pequeño gabinete de crisis, me dice Santiago que para subir tiene que ir a ese ritmo y hemos tardado una hora en recorrer 100 metros de desnivel sin dificultades técnicas, así que emplear 10 horas de subida es inviable así que decidimos dar la vuelta.
Tras descender unos metros me encuentro con una cordada de italianos con los que había coincido en el Ishinca, venían directamente desde el campo base y subían en dos cordadas, a la primera cordada intenté comentarle de la idea de acoplarme con ellos y me dijeron rotundamente que no, en la segunda cordada hablé con el guía peruano y me dijo que él no podía opinar sobre esto, que hablara con el jefe de expedición italiano situado más atrás en la cordada y ésta era mi última posibilidad, así que tras preguntarle se quedó un tanto parado, les comenté que no iba a ser ningún lastre ya que había hecho días atrás los Nevados de Urus y de Ishinca de 5.500 ambos y que había pasado ya dos noches a 5.000 metros. No se si fue la cara de pena que les puse o su amabilidad pero el caso es que me aceptaron en su cordada y me despedí de Santiago a escasos 300 metros lineales del Campo 1, zona sin grietas, ni peligro para él.
 
Una vez en la cordada, vi que ascendían con mucha rapidez, incluso iba bastante pasado de ritmo y de pulsaciones, en un primer momento pensé que lo hacían para ponerme a prueba si era capaz de ascender con ellos sin problemas y "callado como una puta" no me queje y ponía buena cara a todas sus preguntas en italiano por unas rampas durísimas.
Llegaron las grietas, pasamos unas por la derecha, otras por la izquierda e incluso bajo un serac tuvimos que montar una cuerda para superar un primer resalte de 3 metros verticales, momentos en los que aproveché para tomar aliento mientras el cielo continuaba estrellado.
 
Recorrimos una ladera de unos 40º y el ritmo era continuo en la cordada, cuando iba a llegar al límite de mis pulsaciones, uno de los italianos levantaba la voz para parar, así que este compañero me iba a ayudar a aguantar el fuerte ritmo del guía peruano. Salimos a la larga arista cimera, desde allí la pendiente era mayor aunque en un primer tramo sólo era una ladera tendida hasta que llegamos a la zona entretenida, una ladera a 60º en donde subimos con los dos piolet, tras pasar ese tramo empinado y mientras amanecía ya pudimos divisar el último y más entretenido de todos,
 

 una zona de serac caídos por donde pasamos a toda prisa por si le daba por caer alguno más, daba paso a la gran rimaya, una grieta abierta en la base del hongo de cumbre, este era el lugar donde se habían dado la vuelta los italianos de la jornada anterior, pero hoy parecía haber huella abierta por un lateral de la grieta, eso sí con unos pasos en un puente de nieve y un patio enorme.
 

 
 
El guía peruano camino unos metros por el puente de nieve entre grietas, bordeando la principal y más abierta por la izquierda se montó en el lomo del hongo por donde ascendió hasta la parte alta del mismo, allí montó reunión y nos tiró la cuerda para ir subiendo nosotros. Tras superar el paso teníamos por delante una estética y delgada arista donde ya había huella,
 
 
verdaderamente era un lugar increíble por donde caminábamos, por la fina arista llegamos a un nuevo resalte de un segundo hongo en donde había un grupo esperando para ascender, esperamos unos minutos y ya notaba como los pies se me estaban quedando helados de tanto parón menos mal que el sol estaba saliendo por encima de las nubes en el horizonte e iba a comenzar a calentar. 
 

Superamos el segundo hongo por un paso de 4 metros verticales a 90º, asegurados por el guía y continuamos hacia cumbre por una fácil ladera poco inclinada, ¡¡ bien !! delante del horizonte azul ya no había más montaña, la ladera comenzaba a bajar, eso quiere decir que estábamos en cumbre., nos abrazamos todos, uno de los italianos rompió a llorar como un niño y el resto lo abrazamos para consolarle, habíamos llegado por fin a cumbre, había superado los 6.000 metros por primera vez y estaba de subidón, era increíble el lugar miraras a donde miraras, todo repleto de glaciares y altas montañas.

 
Me hicieron una foto con la "bandera" de mi localidad, mientras me preguntaba el guía por el "cóndor" de la bandera, a ver como le explicaba yo a 6.000 metros que esto era una avutarda.
Hacia el Norte podía distinguir montañas de sueño: los Huandoys, el Huascarán, Alpamayo, Chopicalquí, Pisco, etc..


Y hacia el Sur el Chinchey y el grandioso Nevado de Huantsan de casi 6.400 metros.


Con viento nulo y a -8ºC intenté comer algo y beber, cuando de nuestro "letargo alucinógeno" nos sacó el guía al tiempo que nos instaba a iniciar el entretenido descenso, aprovechamos el último segundo para hacer fotos e iniciamos el descenso por la ladera nevada de poca inclinación.

 
Pronto llegamos al resalte de 4 metros en donde había una estaca de cerca de un metro clavada en el hielo, allí iniciamos un primer rápel hasta la fina arista


y la recorrimos hasta una nueva estaca donde se iniciaba el rápel del segundo hongo u hongo principal. Rápel bastante curioso ya que descendías por la ladera de 50º hasta el labio del hongo, donde el rápel era volado y el destino era el interior de la grieta, allí con otra cuerda te tiraban hacia fuera para llegar al borde de la grieta y ya poder salir de la misma a zona "más segura".

 
 

Esperando a que mis compañeros bajaran la Quebrada de Pacliash hacia el Oeste con su laguna.
 


 Ya todos fuera del hongo, comenzamos a descender por las pendientes medias de 40º, teniendo precauciones en no caer, intentando salir de aquel mar de grietas y hielo.
 

 

 
Al llegar a la ladera de 60º, la destrepamos con piolet tracción cara a la ladera y continuamos la marcha ya más tranquilos y relajados


Aún nos quedaban algunos seracs antes de llegar al Campo 1, en donde la nieve reblandecida aún nos podía dar algún susto.

 
Tras unas 10 horas de actividad ya teníamos cerca el Campo 1, ya podía ver nuestra tienda amarilla y el terreno era sin problemas, me extrañó no ver a Santiago por allí fuera o la tienda ya desmontada y tras llegar le encontré en el interior con los cascos puestos y metido en el saco escuchando música. Me despedí dándole las gracias de los amigos italianos y peruanos mientras les di una propinilla en soles peruanos, lo equivalente a una jornada de un guía.


 
 extracto del diario: "Me encuentro muy cansado, tengo un leve dolor de cabeza, creo que es por falta de comer y de hidratación, desciendo al Campo Base".

Tras descansar unos minutos junto a la tienda, comer y beber en abundancia, Santiago continuó con sus cascos y cuando me disponía a recoger para descender al base vi que estaba usando mi esterilla, habiendo dejado mi saco en el suelo de la tienda donde se había mojado por el agua de la nieve, estaba claro que no éramos buen matrimonio, ni tan siquiera de conveniencia. Le comenté que me dolía la cabeza y que iba a descender al Campo Base y el me dijo que el iba a comer tranquilamente antes de bajar, por lo que desmonté la tienda y guardé mi mitad de carga para descender al base yo solo mientras él hacía sus cosas.

No tardé mucho en perder altura por la morrena y llegar al campamento base de Ishinca donde teníamos montada la otra tienda y donde me volví a encontrar con los compañeros italianos y peruanos, nos tomamos unas "Inka kolas" en el refugio para despedirme de ellos de buena manera y nos deseamos suerte para los próximos objetivos: Huascarán.

extracto del diario: "Ya no me duele la cabeza, eso sí algo el juanete derecho y la rodilla por sobrecarga, tras pasar una tarde tranquila en el valle de Ishinca, me he recuperado bien, comemos y cenamos en el refugio al fuego de la hoguera, hacemos las paces y solucionamos fricciones", mañana bajamos a Huaraz donde tenemos día de descanso"