lunes, 7 de enero de 2013

invierno vuelve ya!!! Maliciosa desde el Boalo.

El extraño día de Reyes este año ha sido el "día 7", entre historias de calendarios laborales y otras cristianas menos creíbles, al final la cosa es que el día 7 de Enero era festivo.

Cómo no! quería salir al monte, me apetecía, esta vez iba a ser todo más oculto no se lo iba a decir a los compañeros o si iba ser así, sólo a unos pocos elegidos, quería aprovechar que la sierra madrileña pasaba por uno de sus inviernos menos nivosos para realizar un entrenamiento aeróbico para probarme un poco.

El lugar elegido no fue muy costoso, abrí el mapa de Cercedilla del IGN y buscando desnivel lo vi claro: "el Boalo-Maliciosa" 1.500 a capón en 8 kilómetros, además no conocía las famosas clavijas, una motivación más.

Cómo no! tiré de tecnología, wikiloc y rutilla al canto para el GPS, y luego gps móvil para llegar al Boalo, a las 8 en punto de la mañana estaba en la Ermita de San Isidro en medio de una gran helada y con -6ºC en el reloj del coche. Me cambié en el interior del coche y salí calentito caminando sin parar ni a encender el GPS ya iría cogiendo satélites por el camino.

Aparqué junto a la Ermita y el camino pronto se introduce entre jaras y matorrales con bastante inclinación hacia la rocosa Cuerda de los Porrones.


 Giros a derecha, giros a izquierda y ritmo constante, pronto ya notaba la vena en la frente, eso es lo que buscaba y así fui ganando altura con rapidez, tan sólo me paraba a realizar alguna que otra foto a las cabras, al amanecer y a mirar el gps.


Dicho camino va zigzagueante rumbo a la base de unos riscos un poco hacia la izquierda de los mismos, desde allí de izquierda a derecha y bajo las paredes de los riscos atraviesa su base horizontalmente entre bloques por una zona un tanto perdedora hasta que ya se ve claro el camino que te lleva a la base de una chimenea.


Je,je, aquí están las clavijas, en el inicio hay una pequeña escultura de una cabra y un lobo y desde allí comienza una chimenea de unos 10 metrillos fácil con clavijas y grapas metálicas muy bien puestas para superar la zona más vertical. Encantado con el ambientillo madrileño no esperado, continué por la senda que ya no tenía tanta inclinación hasta salir a la parte alta de la Cuerda de los Porrones, aquí el camino se pierde un poco, hay varias sendas y lo lógico es continuar por la principal hacia la vertiente pedricera, las vistas hacia la meseta espectaculares, el Cerro de San Pedro asomando entre las nubes y los rayos de sol de Enero llenando de tonos amarillentos el corazón de la Pedriza de Manzanares.

 
Tras unas fotos, vi que me había alejado un tanto de la propia cuerda de los Porrones y a través entre más jaras me dirigí a la parte alta de la cuerda donde encontré una senda marcada con círculos rojos en las rocas de granito. Prometí no perderla pero poco más tarde volví a realizarlo, dejando de lado las indicaciones y caminando por donde me llevara la intuición siempre cerca de la divisoria, pasé por el lado el primer promontorio rocoso avistando poco más abajo el Collado de Valdeazores,


 me dirigí hacia allí, los pinares pedriceros ya poblaban la vertiente Este de la Sierra y por el mismo límite esta vez indicado y vallado fui progresando ascendiendo hacia una nueva cota de 1600 metros siguiendo los puntos rojos.


Tras superar por un lateral la segunda de las cotas, divisé un nuevo collado hacia donde fui descendiendo de igual manera que antes, esta vez los matorrales estaban más dispersos y dejaban caminar con mayor rapidez, pasando por el collado y volviendo nuevamente a ascender hacia una cota de roca bastante bonita y de parecido escultural.


Esta vez la pasé por la derecha, dejando la cota a la izquierda y asomando a un nuevo collado desde donde ya podía ver la Maliciosa en la lejanía, ésto ya era conocido para mí, a este collado donde descendía va a salir el P.R. que sube de las zetas de la pedriza, itinerario que había realizado en otras ocasiones desde Quebrantaherraduras.


Pronto llegué a la unión de ambos senderos, junto al pinar y donde ya las marcas amarillas y blancas aparecían, y continué hacia la Maliciosa haciendo una temperatura ya no primaveral si no más bien veraniega. En esta parte la senda coge de nuevo pendiente y con más roca suelta va retorciéndose para ganar altura hasta salir a un pequeño llano antes de la Maliciosa Baja desde donde las vistas a la mayor de las hermanas es increíble.


Tras bordear manteniendo altura la Maliciosa Baja por su izquierda me aproximé al Collado de las Vacas desde donde aún queda el mayor de los repechos aunque no lo parezca así, una pala con orientación  Oeste de 350 metros de desnivel, la última de las series. A ritmo, fui ascendiendo observando los corredores de la SE sin nieve para un buen esfuerzo y con el corazón en la boca llegar a la parte alta de la Maliciosa, donde quedaba uno de los últimos rescoldos de nieve de toda la sierra y ya se podían ver personas en la cumbre.
Tardé 2 horas y 57 minutos en recorrer los poco más de 8 kilómetros y 1400 de desnivel del Boalo a Maliciosa, bastante rápido pero nunca corriendo, había cumplido el objetivo de realizar un entreno aeróbico.

 
Desde allí arriba ya mas no se puede pedir, las brumas cubrían toda la meseta castellana y sólo dejaban ver las poblaciones situadas en las faldas de Guadarrama.


Tras un reposo de pulsaciones un par de barritas, un trago de agua y hacia abajo que ahora viene el turno de las rodillas, eso sí sin nunca perder de vista estos maravillosos paisajes.

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