viernes, 10 de junio de 2011

Peña Trevinca con Bajocero

Se trataba de una de las salidas del año en el club, habíamos elegido la zona de Sanabria, una zona con mucha vegetación en donde el club no había ido nunca, ello sumado a que el techo de Galicia, Peña Trevinca se encontraba en sus montañas, hizo que fuera una salida multitudinaria.
El Viernes fuimos 6 personas y el sábado llegaron otras 10 para realizar el Peña Trevinca, nosotros aprovechamos el sábado para realizar una ruta histórica. Desde Ribadelago ascendimos por toda la Vega del Río Tera hasta la presa rota, zona de la catástrofe del año 59 que acabó con 144 desaparecidos de ellos sólo 26 encontrados. Dicha ruta fué encantadora, a parte del paisaje de lagos y pozas del cañón, el último tramo cuando ya se avista la presa te hacer recordar la tragedia de aquel año, observando trozos de bloques de hormigón desperdigados por todo el cauce y el "bocado en la presa" producidó por el reventón, y que aún se encuentra en el estado que se quedó por aquellos años.

El sabado por la tarde cuando llegaron el resto de compañeros entre fuertes lluvias de evolución, organizamos una cena en Ribadelago nuevo y tras la cena nos acostamos pronto para realizar el ascenso a Peña Trevinca.

Alojados en el camping El Folgoso y despertados por las múltiples aves del bosque, comenzamos el día con los primeros claros.,
Desayunamos y marchamos por la carretera pasando por San Martín de Castañeda hasta la Laguna de los Peces donde con unos nubarrones oscuros empezamos la marcha.


Primeramente tomamos una senda balizada de azul y entre prados ascendimos a un pequeño alto que sobrepasamos junto a una casa y comenzamos a descender por prados empapados de agua observando que el itinerario que llevábamos no era el idóneo.


Rectificamos la dirección y comenzamos por fin a hacer caso al gps, en busca de un camino indicado en el mismo y por el que había subido yo en una ocasión anterior. En los prados encharcados nos encontramos un tritón jaspeado al que hicimos algunas fotos.


Para tomar el camino de ida, tuvimos que atravesar unos piornales y brezales de gran tamaño en donde nos empapamos de agua y algunos se acordaron de mí, hasta que salimos por fin al camino principal. Por el mismo y de forma similar a cortafuegos fuimos ascendiendo para llegar a la parte alta de la loma donde nos alcanzó la niebla. Pasamos junto a una pequeña laguna y comenzamos a descender siguiendo las trazas de un camino que descendía al Embalse Vega de Conde, después de realizar una parada de reagrupamiento.



Por la senda fuimos perdiendo altura, pasando unos tramos de prado y otros donde los piornos nos cubrían por la cintura, llegamos a un punto donde el camino del gps nos indicaba dirección Oeste hacia el Valle del Tera y los hitos que veíamos por el camino nos mandaban hacia el Norte, hicimos caso a éstos últimos ya que parecía un itinerario que descendía más progresivamente y acertamos.


Atravesamos una serie de arroyos descendientes de la derecha y por tramos de auténticas turberas llenas de agua fúimos descendiendo dejando el Embalse Vega de Conde a la izquierda y llegando al Tera varios centenares de metros más arriba del embalse, eso sí con las zapatillas y botas totalmente caladas en el 90% de los integrantes de la ruta. Salió el sol durante unos minutos y sobre un puente de piedra sobre el Tera realizamos una parada donde nos quitamos algunos incluso las botas para intentar secar algo los calcetines y plantillas.


Tras la parada pasamos al márgen derecho del río y por una senda bastante marcada fuímos llaneando introduciéndonos en la parte final del Cañón del Tera.



En unos 10 minutos de marcha cambiamos de rumbo girando a Noroeste y ante nosotros al final del valle apareció por primera vez nuestro objetivo, la gran Peña Trevinca mientras las nubes comenzaban a dejar pasar algunos rayos de sol que hacían que la marcha fuera más agradable.

En 45 minutos recorrimos los 3 kilómetros de cañón y nos plantamos en la base de Peña Trevinca, el ascenso era evidente y con unos tonos amarillentos y rosados de los piornos y brezos en flor, fuimos siguiendo los hitos que ascendían por la ladera casi en línea recta.


La última parte rocosa, ya la podíamos ver más arriba, aunque aún nos faltaban 200 metros de desnivel que superar y continuamos en línea recta hacia esa parte de roca de la montaña, lugar donde teníamos que comenzar a bordear el pico por la derecha.


Llegamos a la base de la zona rocosa, algunos se metieron por la cresta y otros comenzamos a bordear por la ladera Este la montaña llegando a la vertical de la cumbre, desde donde la enfilamos finalmente.


Por fin estábamos arriba, habíamos tardado unas 4 horas y habíamos llegado 14 personas arriba, allí entre risas nos alimentamos mientras el viento de Norte nos alegraba la mañana soplando levemente ante un cielo que se proponía iluminarnos más que nunca a estas horas. Las vistas eran alucinantes hacia ambas vertientes, Las Sierras de la Cabrera, del Eje y Segundera nacían desde Peña Trevinca como vértice en forma de brazos de un pulpo hacia todas direcciónes, incluso había unos restos de granizo o nevada cerca de la cumbre en vertiente Norte seguro que de las lluvias del día de ayer.



Tras las fotos de rigor iniciamos el descenso por el mismo itinerario que la subida, llegando a la base del monte en menos de 30 minutos, desde donde iniciamos un regreso por el fondo del valle, ahora sí en el sol calentando casi en exceso las cabezas.



Ya las piernas comenzaban a pesar y la fila de compañeros se iba estirando y estirando, recorriendo los 4 kilómetros de valle, aprovechando para disfrutar con la fotografía de ranas, sapos, y demás bichejos de las charcas del camino.


Así tras una hora de camino de valle, llegamos al puente de piedra, donde descansamos durante unos 10 minutos y tras recargar hidratos volvimos a iniciar la marcha, por un camino que aunque había secado algo, aún tenía zonas llenas de agua y encima de subida


Durante esta larga subida a la Loma del Tres Cruces ya si hubo una división en cuanto a físicos, los más tocados se iban quedando y los menos continuaban a ritmo superando los 350 metros de desnivel que separaban el Embalse del pequeño lagunillo que culmina la loma en la parte alta.

Allí esperamos a nuestros compañeros más rezagados que realmente no tardaron mucho en llegar, tan sólo 10 minutos y todos ya más relajados y con los coches a vista fuimos descendiendo por el cortafuegos para ahora sí, descubrir el verdadero itinerario que llega a un canal artificial de encharque y posteriormente en un pequeño ascenso al aparcamiento de la Laguna de los Peces.
Justo cuando estábamos dando al mando del coche para abrirlo comenzó a llover de repente, ya nos daba igual, nos mojamos aliviados 5 minutos mientras nos cambiámos de ropa y esperábamos a los más rezagados disfrutando de un día de montaña en buena compañía.


Desde allí cada coche se organizó como pudo, para en diferente orden cubrir las necesidades primarias; comer, desmontar las tiendas y ducharnos.


Nosotros elegimos comer y beber, dicen que con el estómago lleno se piensa mejor, no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario