domingo, 1 de noviembre de 2015

Cresta del Maldito, AD (IVº, M4, 50º)


La noche fue larga y fría. Teníamos ganas de poner fin a las 12 horas de sueño, muchas de ellas interrumpidas por el frío que el aislante dejaba entrar por los riñones, muslos o costado.
Aún con ropa en el interior del saco, los -5 de temperatura límite apuntada por el fabricante del saco me parecían muy hinchados, pero con 1,4 kilos de peso más no se podía pedir.

Amanecimos con una capa de escarcha sobre el saco y desde el mismo, nos calentamos el desayuno observando como el día ganaba minutos a la noche y sol parecía jugar de nuestro lado, presentándose puntual a la cita. A las 7:30 por el horizonte comenzó a asomar sobre las cumbres catalanas y la cercana Salenques.


Esos rayos nos dieron la vida y fueron los que nos independizaron de nuestro saco.
A las 7:40 partimos del vivac rumbo al Glaciar del Aneto, al que llegamos tras unas decenas de pasos después, desde allí y dejando hacia la izquierda la añorada huella hacia el Aneto, comenzamos a ganar altura linealmente hacia la derecha de la Cresta del Maldito, más concretamente hacia la zona conocida como el Collado del Maldito y sobre unos 10 centímetros de nieve nueva no transformada.


40 minutos tardamos en llegar a la rimaya. Desde allí a 3.200 metros observamos las posibles vías de ascenso a la cresta y todas ellas nos parecieron complejas y nada claras.

Sabíamos que el objetivo era encontrar una canal de IIº por el lado norte para salir junto a la Aguja Schmidt-Endell, pero a vista y con la nieve reciente no se veía nada excesivamente claro.


Atravesamos la rimaya por un puente de nieve y comenzamos a ascender por la nieve en diagonal a la izquierda pero los crampones chirriaban en el granito de montaña escondido bajo unos pocos centímetros de nieve. La intención de tirar hacia izquierdas pronto se fue de nuestras cabezas, ya que la nieve era un campo de bombas en forma de lisas placas escondidas. Así que tiramos hacia la parte alta de la arista por una canal que observamos sobre nuestras cabezas.


Teníamos claro que la progresión tenía que ser con las manos en la roca, los piolet de poco valían, así que ascendimos un par de pasos delicados por la estrecha canal y llegamos a una bavaresa bastante vertical, bonita pero para ir con los gatos y la cuerda doble (Vº).


Empotrados como fisureros en la canal, el destrepe no era muy recomendable así que abandonamos un cordino y tiramos de rápel dirigido hacia un lugar desde el que tuviéramos acceso a un nevero que teníamos localizado más al Este y que nos podía dar la llave del ascenso, evitando así la zona de placas ocultas bajo la nieve.

A pesar de perder un tiempo valioso, la maniobra nos sacó a la base de una nueva canal (45º), por donde ascendimos sin problemas hasta llegar a una zona rocosa que nos cerraba el paso.



Por allí colgaba un cordino muy fino a modo de cuerda fija procedente de arriba, no sabíamos muy bien el sentido del mismo pero teníamos claro que la salida estaba unos 10 metros más a la izquierda donde se situaba el nevero.

Nuevamente la nieve tapaba una zona rocosa de placas y el cordino a pesar de tirar de él con todas mis ganas, no me garantizaba ser de confianza, así que decidimos tirar un primer largo en travesía para evitar la exposición de las placas.

L1.
Protegido con una reunión a cañón con fisureros en este granito tan basto, realicé primero un paso ascendente de IIIº+ y posteriormente una travesía delicada de punteras de crampones sobre granito "chillón", que me llevó a un destrepe corto pero atlético de IVº, que me deposito en el nevero.

Terminando la travesía para salir al nevero, con las rimayas por abajo

Sólo me quedaba ascender unos metros por el nevero hasta una roca a la izquierda donde había unos cordinos, claramente colocados para rapelar de bajada hacia la rimaya.
Allí monté la Reunión para recuperar a Javi y comenzar a ascender ambos por el nevero hasta su parte final.

Los contrafuertes NNW nos cerraban el paso por arriba, así que una chimenea situada a la izquierda de la pared, parecía el escape lógico. A los pies de la misma vimos un clavo y algo más que metimos como reunión para proteger el largo.


L.2.
Esta vez tiró Javi, parecía más fácil desde abajo, además la nieve posada se nos ocultaba desde la visión inferior y tenía muy malas manos para progresar.
Encontró algún clavo más por el camino y algo que metió para superar los 10 metros que le llevaron a salir de la chimenea, compuesta con pequeñas repisas consecutivas con mala protección.

Arriba vista inferior de la chimenea, abajo vista superior de la chimenea

Una vez salimos de la chimenea, nos encontramos en una zona de pequeñas canales, el paso por allí era un tanto raro, así que fuimos ascendiendo por la vertical, superando terrazas y repisas que nos fueron llevando a la parte alta de la cresta con algún que otro paso problemático que solventamos progresando en ensamble y una canal final de unos 40º para ir a dar a la brecha cimera, situada a escasos 4 metros del gendarme, que forma parte de la lista de los 212 tresmiles del Pirineo aunque de dudosa autonomía incluso para ser secundario.


Con las vistas hacia el Ibón de Cregueña en la vertiente sur decidimos realizar la primera parada en la brecha, habían pasado ya 3,5 horas y eran poco más de las 11. Íbamos realmente mal de hora para haber subido sólo al Gendarme Schdmit-Endell y preveíamos que la jornada iba a ser larga.


Tras el descanso continuamos por la parte alta de la cresta y no tardamos en llegar al Pico Maldito, donde va a confluir la Arista de Cregüeña (que merece otro capítulo aparte). afortunadamente toda la parte alta y la sur, debido a la insolación estaba bastante pelada de nieve, por lo que la velocidad de progresión iba a ser la adecuada.

Tomamos una foto y desde allí mismo avistamos nuestro siguiente objetivo: la Punta de Astorg, característica por su bloque cimero, ubicado unos metros al Norte y bastante afilado.
Nos dirigimos hacia allí de igual manera que anteriormente, por el mismo filo. Los bloques de gran tamaño no nos presentaban ningún problema añadido y pronto por terreno fácil llegamos a dicho paso.

Se trata de una sucesión de bloques que van a dar a uno con forma de cuchillo afilado, con una estrecha repisa para pies, pero en donde si te quieres montar tienes que echar un poco de arrojo o más bien ganas. La foto es espectacular por lo menos.


Hicimos lo propio ambos y tras las fotos, ubicamos a escasos metros de la propia cumbre un sistema de cintajos para rapelar a la contigua Brecha de Astorg.


Desde aquí el terreno continuaba, la arista ya no era tan dócil y varios gendarmes y formaciones de canales y pequeñas torres se agolpaban en un corto espacio.

Desde la Punta de Astorg, parte más irregular
Tras el rápel de 15 metros guardamos la cuerda e intentamos subir a la cresta por una chimenea, pero estaba algo expuesta y continuamos por terrazas con nieve de orientación sur con un primer pasito algo aéreo.

En lugar de subir por el filo fuimos contorneando terrazas delicadas y mediante travesía ascendente llegamos a un destrepe de IIIº, con muy buenas manos.


Tras el destrepe llegamos a un lugar sin salida aparente. Unos cordinos abandonados atestiguaban que el rápel era la mejor opción así que montamos una nueva bajada con la cuerda para bajar a una pedrera con orientación sur.


Por ella descendimos unos metros para buscar la mejor salida para continuar y de nuevo por terrazas situadas hacia la vertiente de Coronas fuimos progresando esta vez de manera ascendente hacia la cuerda.


Llegamos al filo y unos grandes bloques, nos obligaron a contornear, equilibrar y precisar movimientos para llegar a la primera de las puntas.

 No se trataba del Pico del Medio, sino que estaba más allá, así que continuamos con una temperatura perfecta y el sol en todo lo alto.

Cuando veíamos alguna zona de mayor dificultad siempre recurríamos "al comodín" de la vertiente de Coronas y así superar los pasos más difíciles entre bloques y proseguir cresta hacia adelante. Lo hicimos en dos ocasiones más y nos salió bien ya que algunos gendarmes de dimensiones considerables cortaban el paso por arriba.


A las 13:30 tras casi 6 horas de trabajada cresta llegamos al Pico del Medio, pico que da nombre a la cresta. Nos sentamos disfrutamos y comimos algo, ya que la gasolina estaba llegando a la reserva.


Las vistas hacia las diferentes direcciones eran increíbles; todos los grandes del Pirineo, nevados y solos con un cielo despejado de escándalo.

Pico Aneto y Collado del Medio
Tampoco nos entretuvimos mucho, había que bajar. Así que continuamos rumbo al este, observando muy cerca el Collado del Medio. Mediante una pedrera cómoda descendimos al mismo y desde allí observamos las opciones de descenso.
Parecía factible así que cara a la nieve, fuimos descendiendo con cuidado unos primeros metros a 50º algo mixtos que nos llevaron a nieve blanda y a la Rimaya del Medio, Una profunda hendidura del glaciar pegada a las paredes de roca.

Por el Glaciar del Aneto ya era coser y cantar, la nieve blanda nos favorecía la progresión con crampones y desde los 3240 metros nos lanzamos "a tumba abierta" hacia la zona del vivac situada a 3000 y llegando a las 14 horas, con toda la tarde por delante para volver al coche.


Nos hidratamos y comimos de nuevo algo. Tras relajar las pulsaciones con la mente más fresca rehicimos la mochila de vuelta, como siempre las apreturas son mayores a pesar de tener menos cosas, pero así es la mochila del montañero. Antes de las 15 estábamos en marcha hacia el Portillón Superior.

El camino hasta el mismo, fue un tanto penoso, primero los excesivos agujeros entre la nieve y los grandes bloques, después la subida al portillón.
El sol decidió esconderse tras las Maladetas de manera continuada para bien nuestro, necesitábamos ahora algo de fresco y acometimos la subida al portillón observando que las piernas aún nos respondían de una manera eficaz.


Elegimos de nuevo el camino "de arriba", así que nos quitamos con la mayor rapidez el tramo de nieve para llegar a la senda limpia de una manera rápida y así evitar la helada ya que la temperatura estaba descendiendo con rapidez.

Pasadas las 16 nos habíamos quitado toda la nieve y estábamos cerca del Portillón Inferior, hacíamos paradas cada 45 minutos para descansar piernas e hidratarnos brevemente, jugamos con el tiempo disponible y el juego nos salió bien.

Evitamos las zonas heladas ya que aún era pronto y eso nos facilitó el descenso rápido, a las 17 estábamos en la puerta del Refugio de Renclusa. Indicamos al guarda que habíamos bajado y nos despedimos para continuar la bajada al coche y la Besurta, con el sabor de la victoria, con el gusto de hacer bien las cosas y con el orgullo de haberlo hecho de manera respetuosa con el medio y las montañas.

-Tiempo: 10 horas
-Desnivel: 470 positivo, 1600 negativo.
-Kilómetros: 9 kilómetros.
-Dificultad técnica: AD (IVº, M4, 50º)
-Compromiso alto; escape difícil, aproximación muy larga, horario con poco margen y dificultad mantenida.
-Condiciones encontradas en Noviembre del 2015


Vídeo de Javi de la actividad:
https://www.youtube.com/watch?v=jUT4sbVT8y8








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