sábado, 13 de diciembre de 2014

El fracaso de Benás.

Entre el tiempo meteorológico y los motivos laborales, había pasado más de un mes y medio para coincidir nuevamente con mi compañero más habitual de salidas.

El objetivo era muy ambicioso, pero nos veía capacitados para realizarlo; la idea inicial era el sábado ascender desde Llanos del Hospital hasta el Collado de Coronas pasando por el refugio de Renclusa y montar la tienda en el mismo collado, como alternativa si la nieve estuviera mal podía ser montar la tienda en el Portillón Superior.
Para el segundo día la idea era ascender hasta el Collado Maldito y realizar la cresta del Medio para volver a descender bien al refugio o bien al coche directamente, para volvernos el lunes a Madrid
A priori puede parecer un plan un tanto complicado por las fechas que son pero llevábamo un par de años realizando planning similares en diciembre con vivaqueos en altura y tresmiles a la segunda jornada. También éramos conscientes de que podíamos variar el plan y dirigirnos a otro plan menos técnico como Aneto o Maladeta o menos largo.

La meteorología, esa variante tan compleja últimamente también parece que nos iba a acompañar; una borrasca cruzaba toda la península pero más bien por la parte Oeste y Sur, por lo que parecía que en el Pirineo más Oriental la cosa iba a estar tranquila, como así fue.

Como siempre, salimos el viernes tras comer, a las 16:00 ya estábamos en marcha, un par de paradas, bocadillo para cenar y en Benasque a las 22:00 con 0ºC en el termómetro y cielo despejado. Subimos al Plan de la Senarta a vivaquear bajo techo y pusimos el despertador a las 7 de la mañana.

Sábado 13, múltiples cambios de planes.

A la hora establecida nos levantamos el cielo despejado igualmente y no parecía hacer especial frío, recogimos todo y subimos por la carretera hacia Llanos del Hospital, aparcamos en el primer aparcamiento ya que no pudimos pasar la barrera de control, ni alegando que íbamos a desayunar en el hotel. En el aparcamiento 4 o 5 vehículos militares y otra furgoneta sólo.

Mientras terminábamos de arreglar las mochilas apareció una nueva furgui, ¡ostíás si es Dani Moreno!, coleguilla del club, jeje. Charlamos un rato mientras llegaba algún que otro vehículo más y el Valle de Benasque comenzaba a recibir la luz del sol. -¡vaya sabadete y nos lo queríamos perder!-.


A las 9 de la mañana comenzamos la marcha por la carretera asfaltada del valle, rumbo al Hospital de Benasque. Un kilómetro más allá llegamos a la bifurcación donde comienza la pista de esquí de fondo, pista que tomamos y que está recién pisada y marcada.
El tiempo parece estable sólo hay nubes y un tanto negras por el Suroeste, por la zona del Posets, pero por las Maladetas está despejado.

Paralelos al Esera llegamos al Plan de Están, gran planicie donde la pista de esquí se recrea y varios pequeños ibones permanecen ahora bajo la nieve. La recorremos por la pista situada en la parte derecha y en su parte final y antes de pasar el puente sobre el río, tomamos un atroche utilizado usualmente por los esquiadores de travesía. Este fue nuestro mayor error.


Durante el primer tramo la huella de los esquís nos permitía progresar bien, pero al poco y cuando está se introdujo en el pinar y entre los matorrales de rododendro, la progresión se nos hizo penosa.
Pensamos que se trataba tan sólo de una primera zona, pero no fue así, y cada ciertos metros nos hundíamos hasta la ingle. No había otra solución y nos habíamos metido en la boca del lobo sin saberlo, la única era continuar y aprovechar los cortos tramos en donde no nos hundíamos tanto.

Las nubes se acumularon en la vertiente francesa.


Esperábamos llegar a alguna zona más clara de pinar, donde hubiera helado más y el manto aguantara, pero sólo eran espejismos. Ganar un poco de altura donde estuviera todo más consistente, pero nada cada pocos metros al agujero.
El salir de ahí te supone realizar un gran esfuerzo y el no poder coger un ritmo continuo te acaba minando y quemando.


Por segunda vez en mi vida estaba echando de menos las raquetas de nieve, no suelen ser mi artilugio preferido y casi siempre las suelen recomendar en los refugios para las aproximaciones con nieve, pero al final siempre las acabas porteando mucho más que usando, por no hablar de su incomodidad.


Llevábamos tres horas de marcha y tan sólo en la primera hora habíamos caminado por la pista cómoda, el resto penando con las mochilas de 15 kilos a la espalda.
El refugio de Renclusa tenía que estar cerca, podía ver el tejado entre los pinos, estábamos a su misma altura y escuchaba a Juanjo a lo lejos diciéndome que se bajaba. Le alenté un poco a seguir y realizamos un último esfuerzo para llegar al refugio tras 3 horas y 15 minutos desde el aparcamiento, casi nada, cuando lo normal son 2 horas.

En la puerta del refugio compartimos impresiones con otros grupos y la desilusión era generalizada, había grupos que habían tirado al Pico del Alba y estaban de vuelta, otros al Aneto y habían decidido cambiar de rumbo antes de tan siquiera llegar al Portillón Superior.
Había caído hace escasos 5 días la primera nevada importante de la temporada y ni siquiera había una cama adecuada de nieve, por lo tanto había nieve mala por todos lados.

Nos metimos en el refugio a tomar un "caldito renclusero" y a pensar ¿qué hacer con tal panorama?. No soy de rendirme fácilmente así que decidimos dirigirnos hacia el Pico de Alba y montar la tienda cuanto más alto podamos mejor o hasta que las fuerzas nos fallaran.

Nos calzamos las botas nuevamente, avisamos al guarda de nuestras intenciones y partimos rumbo al Alba.


No tardamos mucho en arrepentirnos de nuestras intenciones, en los primeros 100 metros de recorrido fueron varias las veces que metimos la pata hasta el fondo. Justo al tiempo que descendían por la pala cercana nuestro compañero Dani Moreno y su pareja, que habían ascendido al llano superior de los Ibones de Renclusa y ya iban de descenso tras encontrar la nieve de igual manera que en todo el recorrido anterior.


Por enésima vez, nos replanteamos la situación. Necesitábamos encontrar un plan B lo suficientemente apetecible como para descender al valle y a Benasque. ¿Pero el qué?
-¿Y si hacemos la Vía Ferrata de Sacs mañana?, Buena idea.
Con poco nos conformamos para buscar un motivo para descender. A las 13:30 tomamos la definitiva decisión de terminar con la actividad en nieve y descender rumbo al coche.


Volvimos a pasar junto a la Renclusa, aproveché para comunicarle al guarda nuestra nueva decisión de retirada y fuimos descendiendo esta vez por el Barranco de Renclusa hacia el valle principal, bajos de moral y con la lección aprendida.


Somos tipos positivos, por lo que no tardamos mucho en encontrar otros alicientes y comenzar a trazar otro plan para la tarde en Benasque y la jornada siguiente: -Pues tengo que mirar unas cosas en Barrabés, creo que juega el Rayo esta tarde, conozco un bareto, ¿unas cervecitas?, ¿unas pizza?.-

Realizamos una parada en las mesas de madera de la Besurta con nuestros amigos y comimos algo antes de  emprender el camino de nuevo, ahora por fin por terreno estable y pisado como es la pista de esquí de fondo que termina allí mismo.

Ahora la vuelta ya era otra cosa, a pesar de los 15 kilos de mochila, volvimos charlando para llegar de nuevo al aparcamiento a las 16:30 con el sol más bajo, todo más oscuro pero el Valle del Esera igual de bonito que siempre.


Tras cambiarnos las botas y guardar todo en el coche, arrancamos y marchamos valle abajo. Ya en Benasque la tarde pasa rápido, entre tiendas y cervezas. Después de cenar subimos nuevamente a la Senarta para dormir en el mismo lugar del día anterior y con la idea de realizar la Vía Ferrata de Sacs.

jornada siguiente:
http://pelegrinajes.blogspot.com.es/2014/12/via-ferrata-de-sacs.html












No hay comentarios:

Publicar un comentario