sábado, 9 de marzo de 2013

Corredor de la Aguja al Peña Ubiña (400mts. AD+ III/3)

Para este fin de semana tocaba salida con el club de montaña, nos dirigíamos 13 personas hacia la Cordillera Cantábrica, era una actividad planeada para Febrero pero el mal tiempo en tierras leonesas nos había llevado a post ponerla entonces y retomarla para este mes de Marzo.
A pesar de la corrección de fechas el tiempo tampoco era muy bueno para este nuevo periodo, ya que daban 50 Km/h de viento y cota de nieve a partir de 1.500 metros, aunque la posibilidad de que ésta cayera era menor que la vez anterior y por lo meno ésta nos iba a dejar llegar al pueblo de San Emiliano.
San Emiliano de Babia se trata de la mayor población de esta comarca leonesa olvidada para muchos y que te hace desconectar como ya lo hacían los Reyes leoneses en la Edad Media, de ahí viene el dicho "estar en Babia": (Durante la Edad Media, abundaba la caza en ese lugar y los reyes de León lo eligieron como punto de reposo, particularmente para alejarse de los problemas de la corte, complicada con las intrigas palaciegas de los nobles, estas ausencias del rey motivaban a menudo la inquietud de los súbditos a quienes, cuando preguntaban por él, se les respondía evasívamente que el rey estaba en Babia).
Nos alojamos en la Casona de Babia, ni casa rural, ni casona, ni albergue, hotel con todas las letras, lo mejor del valle a un precio asequible, mención aparte la comida y que había visto pasar hacía tan sólo una semana atrás a Jesús Calleja y su equipo dejándolo así patente en el libro de visitas. (www.casonadebabia.com).
Con todo el grupo hospedado en la casona en la cena del Viernes determinamos el plan, 7 por el Corredor de la Aguja y 6 por la normal del corredor-arista Sur, el cielo estrellado y una temperatura buena para hacer montaña.

El sábado arrancó..., tras los despertadores una mirada por la ventana al cielo esta vez cubierto, bajamos todos a desayunar y el animado grupo fue haciendo la mochila para partir con los coches los escasos tres kilómetros que separan San Emiliano de Torrebarrio, mientras el cielo nos avisaba dejando caer las primeras gotas del día y las montañas cubiertas totalmente a partir de los 1600 metros.

En Torrebarrio nos cambiamos en una pequeña placita y partimos bajo los gores y ponchos rumbo a la montaña por una pista encajonada entre vallas de piedra y con restos orgánicos de las vacas que formaban un buen barrizal, mezclado con la nieve residual de las brutales nevadas de hace unas semanas. Fuimos dejando a la derecha el alto donde se sitúa la ermita de Torrebarrio (lugar propicio para la estancia veraniega) y nos dirigimos en línea recta hacia la base de la Arista Oeste de la gran peña.


Cuanto salimos de los campos de labor el camino mejoró y nos dirigimos hacia la Collada de Llandanay observando como sobre Peña Ubiña se estaba montando una buena formación nubosa que la cubría por completo.

 
Tras casi una hora de marcha a 1.550 metros de altura donde la precipitación era ya en forma de nieve los dos grupos se separaron, una parte se dirigió hacia el Sureste en busca del Collado del Ronzón y nosotros hacia el Noreste rumbo a los Llanos del Fontán.
 

Había comenzado a nevar copiosamente e incluso las paredes que dan al Oeste ya se estaban tiñendo del color blanco al igual que el suelo. Continuamos por la pista, que en algunos tramos se escondía bajo la nieve hasta llegar a la altura de una faja rocosa donde ya el manto blanco era continuo, aquí la pendiente rondaba los 35º y optamos por continuar sin los crampones hasta una loma formada por depósitos rocosos donde pegaba el viento de lo lindo, aquí comenzamos a ver lo que nos esperaba para el resto de la jornada y además nuestro compañero Yayo se encontró indispuesto y con ganas de vomitar teniendo que volver hacia abajo por sus mismos pasos.

 
Nos pusimos encima el material duro y nos adentramos en la niebla, siguiendo dicha loma rumbo a la peculiar aguja que indica la entrada al corredor del mismo nombre, antes de llegar a la aguja, aún nos toco meternos hasta la rodilla en nieve blanda durante varios tramos. 
 

Ya bajo la aguja sacamos los dos piolets técnicos y iniciamos el corredor sobre la cota 1.950, -"había empezado el juego"-. Dejamos la aguja a la derecha y nos fuimos adentrando por rampas de 35º-40º como si de un embudo se tratara en un corredor que al inicio no veíamos con la niebla pero que una vez que nos acercábamos se iba encajonando.


"Las puertas de mordor se abrían ante nosotros", dos grandes paredes a ambos lados nos invitaban a entrar y admirar un bonito corredor, que sin estar muy empinado aún nos hacía disfrutar de esos 40º iniciales.

 
Tramos de nieve blanda se alternaban con tramos más duros y el primer tramo del corredor se hizo bonito, disfrutón y bastante ameno.
 
 
Tras los primeros 200 metros de desnivel el corredor se encajonó más y más, hasta que vimos que estábamos llegando al estrechamiento definitivo, lugar donde se ubica la mayor dificultad de la escalada: "el embudo helado".

 
Alberto fue primero y llegó al primer resalte justo en el encajonamiento, había hielo así que reculamos un poco y vimos a la izquierda la primera reunión equipada con un clavos y cordinos donde nos aseguramos para sacar las cuerdas y el todo el material para abrir.
 

LARGO 1, (30 mts. 75º):
Tiré yo hacia arriba, un primer resalte con hielo de poco más de un metro me introdujo en un pasillo estrecho de inclinación moderada 55º con nieve, allí metí un fisurero en la pared izquierda donde pude ya que la roca estaba tapizada de "verglace" y giré a la derecha 90º siguiendo el tubo.


un diedro helado completamente ascendía más de 10 metros hacia arriba, la visión era terrorífica pero a la vez preciosa, éste continuaba ascendiendo en línea recta por una zona mixta bastante técnica, pero tenía la sensación de que la vía salía a izquierdas antes, ya que la parte superior me parecía muy complicada.

 
Me arrimé lo que pude a las paredes del "guas" y metí un tornillo alto para progresar, entro de lujo y continué por el tramo más vertical de la escalada donde coje la pared helada 75º facilmente. Tres, cuatro metros más verticales y ya vi el escape a izquierdas, además de la reunión justo en la la pared de en frente. Ascendí algún metro más por nieve algo inestable hasta llegar a la reunión, por momentos pensé en meter una express y continuar pero vi que había montado algo más para la travesía y ésta tampoco tenía pinta de ser nada fácil así que me aseguré a los tres clavos un tanto oxidados con cordinos y monté reu para los compañeros.


Las caídas de nieve fresca en forma de cascada procedente de arriba eran constantes y nos embadurnaban de nieve a menudo.


Subieron Alberto y Jacobo y cuando ascendía el cuarto que era Carlos por la otra cuerda, me aseguraron para continuar el segundo largo de la travesía.
 
segunda reunión
 
LARGO 2, (40mts 45º):
Este largo realmente la dificultad se reduce a los primeros 3-4 metros de la travesía el resto es ascender por un amplio corredor de nieve en busca donde instalar la reunión.
Ayudados por el semiequipamiento de la vía, salí por la izquierda de la reunión, ascendí un par de metros por el diedro terrorífico hasta meter una express en un cordino alargado que hay abandonado y que te quita el miedo en la travesía, desde allí una zona de roca descompuesta, en nuestro caso cubierta de hielo y nieve blanda, donde ni los piolets te dan seguridad, ni las manos te valen para nada, la clave es colocar bien los pies e ir avanzando poco a poco a izquierdas.
 
 
Justo en el momento de la mitad de la travesía y donde parece que un bloque a la altura de la cara te va a tirar hacia fuera, vi el clavo mejor puesto de la historia, es difícil de ver, pero está en un lugar donde vas buscando algo para meter. Este clavo ya te da la suficiente seguridad como para terminar los últimos metros y salir al amplio corredor de nieve blanda.
 
 
En el corredor conviene meter algo pronto a derechas, para que el último que recoja el material no haga mucho péndulo si sufre una caída en la travesía y desde allí ya el objetivo es buscar algún lugar bueno para montar reunión, yo me fui unos 30 metros a la izquierda, algo lejos pero el único lugar donde vi algo decente, para meter tres clavos, que en esta escalada caliza son casi lo más útil, antes que friend y fisureros.
 
aéreo emplazamiento de segunda reunión
 
 Poco a poco fui asegurando a los dos compañeros de mi cuerda, que a su vez aseguraban el primero de la otra cordada, utilizando los mismos seguros ambas cordadas.

 
Cuando la reunión ya estaba poblada nos soltábamos y continuábamos sin encordar, ya que el corredor no sobrepasaba los 45º de inclinación y así el primero iniciaba las tareas de apertura de huella, ya que no cejaba de nevar y la acumulación estaba siendo grande.

 
Tiraron hacia arriba Alberto y Jacobo abriendo huella, hasta que se pararon, habían llegado al último resalte de la jornada, este dependiendo de las condiciones de innivación puede ser más o menos dificultoso, en este caso tenía un par de metros en hielo que aseguramos montando una nueva reunión ya equipada y situada unos 5 metros antes de llegar a la izquierda un tanto alta en un bloque.

 
LARGO 3, (25metros, 60º):
Esta vez nuevamente manos a la obra, tras unos 5 metros por nieve muy blanda que nos llegaba por encima de la rodilla, llegamos al hielo, este difícil de proteger por su poca capa, me permitió meter medio tornillo que lacé y así superar los primeros dos metros de hielo para salir a un corto tramo de nieve blanda, donde más cómodo me dejó meter un cordinillo en un puente de roca a la derecha para salir de otro corto resalte a una campa de nieve bastante más ancha que todo lo anterior.


Tras salir se ve claramente una roca sobresalir en la vertical unos 8 metros por encima de la salida del tramo de hielo, allí con un buen cordino la lacé y formé la última reunión, más rápida y segura de todas. Ésta vez y como el resalte no suponía mucho problema decidimos ascender todos en una misma cuerda y separados en 4 o 5 metros y así evitar el perder mucho tiempo, ya que habíamos estado escalando casi 6 horas y la noche se nos echaba encima.
 
Nos quedaban tan sólo unos 30 metros de desnivel para salir a un collado donde Alberto que subió primero nos avisó que por fin había un tramo llano en donde poder comer y descansar un poco, el viento pegaba fuerte de Suroeste y teníamos que recorrer un largo tramo de arista hasta la cumbre, sabíamos que las condiciones iban a ser duras pero lo íbamos a intentar.
 
Salimos del collado y el viento era muy fuerte, venía cargado de nieve que incluso te hacía daño en la cara, por lo que poco a poco y con paciencia, fuimos progresando por las cercanías de la arista, ya que ni la visibilidad era buena y las gafas estaban cubiertas de hielo, que nos imposibilitaban ver muy bien.


Como en estos casos es habitual el GPS es el que manda y fuimos siguiendo sus pasos por el filo de la arista hasta llegar a la salida de la vía Elixir de la suerte y la Canal Suroeste, allí pensamos por unos momentos el qué hacer?. Teníamos dos compañeros que iban un poco más cansados y se quedaban atrás, nos quedaban dos horas de luz y el fuerte viento nos imposibilitaba disfrutar por un momento de nada, así que iniciamos el descenso por el canalón Suroeste en lugar de ir a cumbre 200 metros lineales mas allá. El viento huracanado subía por el canalón imposibilitando descender de cara a él, la nieve venteada nos hacía daño y tuvimos que bajar los más de 300 metros de canal de cara a la pendiente y con la nieve por encima de las rodillas acumulada.
Sólo en el tramo final el viento era más leve y nos permitió descender como es debido,


para poder llegar a la entrada de la canal perdidos de nieve, cansados y con el tiempo justo para poder llegar a Torrebarrio.


Nos quitamos el material arneses y comimos algo antes de reanudar el descenso hacia la población leonesa, pronto nos cruzamos con la huella de nuestros compañeros que habían subido por la normal y que hicieron cumbre, ¡ole sus narices también! y ya más relajados fuimos perdiendo altura por las palas de nieve con la vista puesta en Torrebarrio.

 
 El descenso fue agradable la nieve blanda nos hacía que las rodillas no sufrieran mucho y la huella abierta por nuestro compañeros nos permitió seguir el itinerario hasta la Collada de Llandanay donde tomamos la pista que nos depositó de nuevo en Torrebarrio, allí estaban nuestros compañeros Juan Carlos y Yayo que nos vinieron a buscar en coche desde San Emiliano y ya todos en el hotel nos felicitamos por la buena jornada de montaña salvaje realizada, disfrutando al fuego de la chimenea con unas cervezas y los "replays" sucedidos durante la jornada.

horario: 2-4 horas dependiendo de las cordadas, nosotros casi 6.
dificultad: III/3
material: piolets, crampones, 3 tornillos de hielo, clavos de roca, mejor que fisureros o friends, aunque se puede llevar alguno.
track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4126210
 


2 comentarios:

  1. Para mi fua una gran experiencia que volvería a repetir sin dudarlo. ¡Eso si, esta vez haciendo cumbre! Y si podemos elegir, con un poco
    de sol. Gracias compañeros por disfrutar así de la montaña.

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