miércoles, 2 de mayo de 2012

Moldoveanu, techo de Rumanía, entre vampiros y osos

Cuando alguien sentado delante del ordenador clickee esta entrada, estará pensando exactamente lo mismo que pensé yo cuando me decanté por organizar una salida del calendario anual del club a este macizo. Ví un triste enlace en internet y rápidamente me picó la curiosidad por conocer más de este lugar y saber qué pintaba un español por tierras rumanas haciendo montaña. Me imagino que al igual que tú que estás leyendo estos renglones. Vamos al lío.

     Me informé más sobre la zona y vi que no cogía muy lejos de Bucarest por lo tanto los vuelos de low cost podían ayudarnos, después en el wikipedia un simple vistazo de los Cárpatos y el leer que los osos campan a su antojo por los bosques fué el empujón definitivo. Se lanzó en Noviembre como salida internacional del club y sobre todo se explicó que todo iba a ser bastante a la aventura ya que las referencias montañeras de la zona eran mínimas. Me sorprendió la acogida que tuvo entre los socios y unos 10 se interesaron de forma especial, el viaje se encareció un poco por los vuelos y aún así todos queríamos ir así que todo iba viento en popa tras reservar dos vehículos en el aeropuerto y un hostel en Brasov. Ahoro sólo quedaba la logística montañera que constaba de un track del wikiloc, un mapa de la librería desnivel a poca escala y una conversación de mi compañero de trabajo "Tifra" de habla rumana con los guardas del refugio que nos confirmaron que había refugio pero no abierto.

     Todas las cuerdas necesarias para completar el viaje las teníamos, pero ahora nos faltaba atar con nudos todos los extremos de esas cuerdas para cerrarlo de buena manera y tenía que ser allí en el acto no lo podíamos hacer desde casa. Además el grupo en la reunión pre-actividad parecía bueno, no nos conocíamos entre algunos de nosotros pero salí contento de la reunión por que veía un grupo en forma y sobre todo implicado con el viaje.

SÁBADO 28 DE ABRIL, LA LLEGADA

    El día comenzó pronto, salimos de Madrid a las 02:00 de la madrugada (es lo que tiene el low cost) para llegar a Bucarest a  las 07:00, todos tratamos de dormir por el camino y algunos más que otros lo conseguimos (no me enteré ni del despegue del avión). Recogimos los equipajes facturados que llegaron bien que es uno de los primeros temores de las expediciones, y nos dirigimos a desayunar tras cambiar los euros en leis (1eur = 4,25 lei) no era mal cambio. Allí nos dierón el primer revés cobrándonos los desayunos a precio del aeropuerto Charles de Gaulle en Paris, pero bueno no había otra opción y estábamos hambrientos.

     El segundo revés nos lo dieron en la agencia de alquiler de vehículos, pero a la postre nos benefició, en lugar de entregarnos 2 Opel Zafiras que habíamos alquilado nos dieron 2 Dacia Duster,  aunque la marca era un poco más dominguera éstos todo terreno nos dieron un buen juego en las aproximaciones de pistas de tierra por los bosques. El pago de las mismas tambien nos trajo algunos problemas ya que las tarjetas visa de la mayoría tenían topes de 1.000 euros y nos exigían 1.250 euros de fianza, menos mal a las de Cordeiro y Jonás.

     Nos llevaron en furgui a la base de vehículos y allí conocimos a los miembros 11 y 12 del viaje que iban sobre ruedas. Desde allí sin gps corríamos un alto riesgo de perdernos por las carreteras rumanas, es más los primeros 10 kilómetros los recorrimos hacia Bucarest en lugar de hacia Brasov la ciudad destino de la jornada, pero pronto emprendimos el buen camino por la única autopista del país que tiene unos 70 kilómetros y que no merece ni dicha denominación ya que en los laterales de la vía habita gente, hay vendedores, y se puede cruzar cualquier cosa. Pero no era el día para alterarse ya que un atasco por accidente nos retrasó casi 2 horas del horario previsto, mejor así pudimos disfrutar de la música de las radios rumanas y ver el paisaje más atentamente.
Tras 4 horas de viaje en coche para recorrer unos 160 kilómetros llegamos a Bran nuestro primer destino turístico, allí el expectacular Castillo de Drácula se hierge sobre un peñasco y con el hambre que traíamos y las horas que eran decidimos comer antes de su visita. Unas raras sopas y unos segundos de especie de estofados fueron la tónica general eso sí acompañado con cerveza Ursus (ésta no nos iba a dejar de acompañar durante todo el viaje).
     Tras la comida fuimos a la visita del Castillo de Bran, más espectacular por fuera que por dentro, pero que te entretiene y sumerge en la historia del Conde Vlad "el empalador" durante la Edad Media.


     Después de la visita compramos algunos souvenirs en las cercanías y partimos hacia Brasov (30 kms.), la ciudad que nos iba a servir de centro de operaciones durante los próximos días y donde teníamos nuestro alojamiento, el hostal Rolling Stone. Ah!! por cierto en el nuevo decathlón de Brasov conseguimos las 4 únicas bombonas de gas que tenían en la tienda para cocinar en montaña.


No es un hostel con grandes lujos, pero bastante confortable donde pudimos descansar, dejar los equipajes y ducharnos a gusto para seguir las instrucciónes de Diana su dueña, que nos informó para disfrutar de Brasov las últimas horas del día. 


DOMINGO 29 DE ABRIL, ASCENSO A PODRAGU

     Madrugamos un poco, aunque iba a ser la primera jornada de montaña, entendimos pronto que en Rumanía no hay trayectos cortos y aprovechamos el día desde primera hora, recorriendo los 90 kilómetros que nos separaban de Victoria, pueblo de morfología comunista situado al Norte y a los pies de los Cárpatos.


     Tras dejar atrás dicha población continuamos por una pista en dirección al Valle de Arpasul y más concretamente a las cercanías de la Cabana de Arpas, este tramo fue el más emocionante de conducción, a buena velocidad entre charcos de barro. Tras unos 5 kilómetros y con todo muy bien balizado llegamos a una "trifurcación", era el lugar idóneo para dejar los coches y disfrazarse de montañeros al abrigo de un bonito bosque de hayas.


Aquí comenzaba la aventura a dos patas. Tomamos una pista balizada con un triángulo rojo y que con carteles indicaba la Cabana Podragu 6 horas. Partimos de una altitud de 600 metros y teníamos que ascender hasta dicho refugio situado a 2100 metros con unas buenas mochilas.

El primer trayecto transcurría por una ancha pista forestal casi siempre por sombra y erosionada por numerosas señales de camiones y troncos, además había llovido no hacía mucho porque nos íbamos encontrando numerosas zonas de barro y charcos.


Durante la primera hora de marcha apenas ganamos altura, la pista ascendía levemente dirección Sur hacia las fauces de los Cárpatos y realizamos la primera parada junto a una mina abandonada donde realizamos una pequeña incursión encontrándonos los primeros vampiros de Rumanía.



     Tras la parada retomamos el camino, éramos conscientes de que el día iba a ser largo y parar mucho iba a correr en nuestra contra, pero con unos paisajes así no lo podíamos evitar.



 Sobre las 2 horas de marcha siempre siguiendo el cauce del Río Arpasul la pista terminaba, y salía una senda abrupta que ganaba altura por la ladera de la Muchia Tarata. 


Al igual que en la parte inicial del recorrido el agua corría por todos lados e incluso un claro de árboles nos permitió poder ver los primeros picos nevados al fondo del valle, aquella zona será nuestro destino de hoy.


Atravesamos numerosas torrenteras en donde los pasos estaban formados por troncos descompuestos o rocas.


Todo un mundo salvaje poco variado por la mano del hombre, aunque las manos que más lo transforman no son precisamente las del humano,, y los osos dejaban sus rastros en los árboles en busca de comida o simplemente para afilarse las uñas.


Un poco más arriba los primeros restos de aludes de las grandes nevadas de Rumanía este invierno que incluso hemos podido ver en la televisión española.


Las aludes se han llevado incluso los puentes existentes en los torrentes, y pasamos por ellos totalmente partidos con sumo cuidado, algunas zonas parecían estar totalmente devastadas por la fuerza de la naturaleza.


 Tras casi 5 horas de marcha llegamos al Refugio Turmuri, cabaña situada en un rellano del valle justo en la zona donde terminan los abetos a 1.520 metros de altitud. Allí realizamos una parada y me sorprendió que hubiera unas 6 personas por la puerta subidas desde abajo, la verdad que no tenían ninguno pinta de montañero pero por si acaso preguntamos al guarda como estaba el Refugio de Podragu más arriba. Y sorprendentemente nos dijo que no se podía dormir, le comentamos que teníamos información de que había una parte libre junto al refugio y nos indicó que estaba muy mal para dormir allí a la vez que ponía caras extrañas cuando nos veía dispuestos a tirar para arriba.


Desde la pradera junto al refugio observamos que descendían 4 personas desde arriba y los esperamos para pedirle información, se trataba de dos parejas de rumanos y nos comentaron tras su llegada que el refugio libre estaba lleno de nieve y que había más de 2 metros de nieve acumulada por arriba, por no hablar del elevado riesgo de aludes que había por arriba. Nos dijo que si el fuera no subiría y nos preguntó además si disponíamos de tiendas de campaña, cosa que no era así.

Como este tipo de cosas ya me sonaban de otras situaciones, alentamos un poco al grupo y tras cargarnos las mochilas nos dirigimos hacia arriba.


La primera hora de recorrido atravesamos algunos neveros y justo cuando llegamos a las puertas del Circo de Podragu la cosa cambió, bastante nieve acumulada pero de aludes cero.


Seguimos las huellas que nos habían abierto las dos parejas y ya por umbría llegamos tras una segunda hora desde Cabana Turmuri a la Cabana Podragu, el segundo de los refugios.


Desde nuestra llegada al refugio los actos que realizamos no se pueden considerar vandálicos, sino más bien de supervivencia, las puertas del refugio libre estaban bloqueadas por la nieve y tuvimos que realizar algún tipo de alunizaje para tirarlas abajo.

Después estuvimos quitando la nieve del interior y usando unos plásticos viejos para poner en el suelo por la humedad, así nos repartimos en dos habitaciónes 5 y 5, las labores domésticas de la cena las realizamos sobre una puerta en el exterior y la recogida de aguas en un lago de montaña helado situado algunos metros más abajo y que nos exigió sacar nuestros más instintos primarios para no caer al agua.



 

LUNES 30 DE ABRIL, MOLDOVEANU

Bastante contentos por como nos iban las cosas comenzamos la jornada de cumbre, sabíamos que iba a ser la más dura de montaña y que debíamos de tener mucha precaución por el riesgo de aludes, la nieve acumulada y las temperaturas no eran muy de fiar .

Salimos del refugio situado a 2.100 metros hacia el Collado de Podragu, estaba cerca pero la calidad de la nieve, dejaba mucho que desear y teníamos que ir abriendo huella.


Nos fuimos turnando para dicha labor y pronto llegamos a unos carteles informativos que rezaban: Moldoveanu 4 horas (en verano claro), nosotros continuamos hacia el collado y cuando llegamos al último tramo realizamos una parada para sacar los piolets ya que la pala se ponía en casi unos 50º. Aquí tuvimos dos problemas, el primero de ellos fué que a Vitor se le cayó un guante nevero abajo, al bajar a por él se resbaló y bajó algunos metros con el culo y los codos en la nieve, por lo que se hizo dos buenas quemaduras en ambos codos que pudo solventar con linitul y algunas gasas y vendas. Puestos a tirar por el mismo nevero a Jacobo se le cayeron las gafas, y aquí sin  ellas con la insolación que estaba cayendo estás muerto, así que Vitor aprovechó que subía para recogerlas.


Tras los pequeños accidentes, iniciamos la subida por la pala de uno en uno para no cargarla mucho hasta salir a la cuerda principal por un pequeño tramo acornisado de gran belleza.



Ahora nos quedaba una cuerda de 4 kilómetros de longitud con varios picos que íbamos a intentar ir sorteando para perder el menor desnivel posible por sus laderas. El primer pico que laderamos fué el "Tarata" por su vertiente Sur abriendo huella por palas diáfanas y con tramos de una nieve en mejor estado orientada al Sur y ya transformada en parte.



Desde un pequeño collado de la ladera del "Tarata" pudimos avistar por primera vez el lejano Moldoveanu,  -sí,sí, aquella pirámide truncada de la lejanía, la cumbre la punta de la derecha-.


En la cumbre del "Giurgi", segundo de los picos que pasamos hicimos una parada para comer algo, aprovechando que los pocos metros de la cumbre estaban pelados de nieve y nos podíamos sentar. El grupo iba bien hasta el momento.


Desde allí tuvimos las primeras dudas sobre el itinerario, teníamos dos posibilidades: la primera seguir unas balizas metálicas que mantenían la altura, haciendo mucha ladera y bordeando el cogollo de los picos "Ucea y Corabia" y la segunda subir por la ladera del "Ucea" para acortar itineario pero subir desnivel. Finalmente optamos por la primera.


Como habíamos decidido, pasamos bordeando éstos dos picos por la ladera derecha y cuando estábamos volviendo a la cuerda nuevamente observamos una zona entre rocas por donde corría agua, debido a la gran insolación nos habíamos bebido casi los 2 litros que llevábamos aproximadamente por cabeza, y paramos a llenar los camel y botellas. Mientras descansábamos Ramón caminó hacia nosotros y su hermano Francisco nos adelantó la noticia, -"viene para decirnos que se da la vuelta con Vitor"-, y así fue nos comentó que se daban la vuelta, (yo si hubiera sido él me la hubiera dado antes sobre todo sabiendo que hacía una semana había corrido la Maratón Popular de Madrid) y Vitor con los codos en carne viva así le acompañaba durante la vuelta, aunque nos esperaron por la cuerda hasta el final en todo momento pendientes de nosotros, ¡vaya dos grandes!

El grupo reducido a 8 miembros continuó la marcha, ganamos altura por la ladera del Ucea para evitar unas laderas de nieve muy húmeda y que ya había tenido alguna salida y descendimos cercanos a la cuerda por una zona de cornisas expectacular.


El objetivo del Moldoveanu ya lo teníamos a tiro de piedra, descendimos por nieve en bastante mal estado hasta el collado anterior al Moldoveanu, allí cuando comíamos algo y estábamos apunto de subir al techo de Rumanía, Jonás nos comunicó que no seguía, se le iba subiendo el cuádriceps y estaba pensando más en la vuelta que en lo que le quedaba.

Los otros 7 tiramos hacia arriba, la nieve estaba muy pesada y llevábamos toda la jornada con los crampones, la gran insolación también quemaba bastante, pero poco a poco y sin pensarlo mucho fuimos ganando altura y comiendo metros al "Vistea Mare" antecumbre del Moldoveanu.


Desde allí la cosa se afilaba bastante y tan sólo 100 metros nos separaban de la cumbre codiciada, hicimos una cordada de 3 para dar más seguridad a Mónica, nueva en estos lares y que personalmente a decir verdad no hubiéra apostado por ella horas antes, pero allí estaba y sobre todo con ganas de continuar.


Poco a poco y lentamente fuimos superando toda la arista, algunos pasos afilados, otros de roca, hasta llegar al punto más alto de Rumanía, el Moldoveanu, gran alegría entre los miembros del grupo algunos emocionados, otros disfrutando, otros volviendo al redil después de tiempo y otros nuevos. 6 horas desde el refugio nos costaron llegar a la mayor cumbre de los Cárpatos.

Las vistas emocionantes hacia el resto de la Cordillera que en esta zona forma una línea de Este a Oeste bastante uniforme.


Tras las pertinentes fotos, beber, comer y relajarnos durante un tiempo, pensamos en la vuelta, aún nos quedaba mucho terreno por recorrer y no podíamos permitir el relajarnos, así que nuevamente encordados hacia la antecumbre el "Vistea Mare"

Con el camino ya conocido y la huella abierta todo fue más fácil, recorrimos los metros de arista y llegamos al Vistea Mare, desde allí emprendimos el descenso por sus palas Occidentales rumbo al refugio, pero surgió un nuevo problema; el agua. Entre todos no llevábamos ni un litro de agua y tuvimos que coger algo de las pedreras del deshielo de los neveros,,más que agua era té, por lo menos el color,, algo hidratará.


Algo más abajo, pudimos coger un agua un poco más transparente con el que llenar las botellas para toda la vuelta. Así desandando los pasos volvimos por el mismo itinerario hasta la ladera Sur del "Pico Ucea", aquí realizamos dos grupos; uno que volvieron por la huella abierta en la ida y otro con ganas de realizar algún pico más rumano.


 El grupo de 4, continuamos por las cercanías de la arista, para ascender al Ucea y más tarde al Corabia picos de 2434 y 2406 metros.



Tras el segundo de los picos, descendimos rumbo a la huella de nuestros compañeros, para así unirnos en todo el mismo itinerario con los 10 integrantes, 3 adelantados casi en el Collado de Podragu, otros 3 más retrasados por la huella de la ida y nosotros 4 descendiendo del "Corabia" con unas vistas hacia el Sur del Valle Paraul Mircea alucinantes.


Nos juntamos todos nuevamente el collado de Podragu, que buenos compañeros en lugar de tirar hacia el refugio para descansar, nos habían observado y esperado en el collado. Allí a las horas que eran y sin saber muy bien el estado en el que podía estar la cornisa y la pala de bajada, montamos un corto rápel de 30 metros para descender la pala del collado y descender por fin al refugio tras 11 horas con los crampones puestos de largo día alpino.



Todos contentos cenamos y nos metimos pronto al saco para descansar para la próxima jornada que nos esperará el descenso.

MARTES 1 DE MAYO, DESCENSO A LA CIVILIZACION 

El día se despertó junto a nosotros, el sol salía sobre los picos que cierran en circo de Podragu y tras hacer las mochilas con los primeros rayos de luz con una foto nos despedimos de aquel refugio libre que en un primer momento nos asqueo pero que ahora parecía hasta confortable.


Partimos del refugio, la verdad que ponerte las botas caladas de la jornada anterior por parte de casi todos los miembros del grupo no era un buen disfrute pero era lo que había. Así que partimos por las palas rumbo a la entrada del circo y descendiendo por la misma huella del día anterior. Pronto salimos del circo y comenzamos a llegar a los tramos de hierba con neveros, el descenso fué rápido ya que la nieve estaba perfecta para hacer "esquí" y los tramos de hierba se agradecían después de unas cuantas horas por nieve, así en poco más de una hora llegamos al refugio de Turmuri a 1500 metros.


Allí la cosa cambió, nos cambiamos las botas por las zapatillas, nos tomamos un café rumano-montañés y casí una hora de relax disfrutando del lugar, firmé en el libro de altas del refugio para el servicio de rescate y vi que el último español que había pasado por allí era del verano del 2009, y en temporada invernal o primaveral ninguno por lo menos de los 3 o 4 años que recogía el libro.

Descendimos del refugio al torrente y pasamos con cuidado el último tramo de nieve del día y que había hundido el puente del refugio, dejando colgados y partidos los troncos sobre el agua, desde allí ya todo fué disfrute hacia abajo por sombra y bosques.



Ahora de bajada si disfrutamos de los bosques mixtos de la cara Norte de los Cárpatos, alucinante zona.

De todas las torrenteras que han bajado centenares de árboles, salvaje total.



Y de espacios naturales que merecen ser cuidados para que sigan así toda la vida.


Llegamos a los coches encantados, hasta el día no se hizo largo por la bajada tan tendida, eran ya las 14:30 y el hambre apremiaba, así que nos dirigimos a Victoria, el pueblo de corte comunista que estaba en la entrada del valle, allí y como en españa un Lidl nos daba la bienvenida, así que algunas compras y todos a una campa con la merendola.


Tras la fabulosa comida de campo, rumbo a Brasov donde nos duchamos, nos cambiamos y reservamos una cena en el típico restaurante rumano "Rumanesca", desde aquí todo fueron excesos.

MIERCOLES 2 DE MAYO, VUELTA PARA ESPAÑA

Nos tomamos la jornada con tranquilidad, no madrugamos mucho y vimos el Brasov matinal, sus calles peatonales de tintes neoclásicos y sus murallas medievales que la cercan.

Desde allí recogida de equipajes y rumbo al fantástico Palacio de Peles situado en Sinaia, era la residencia de los reyes rumanos y la verdad es que si es expectacular por fuera, más lo es por dentro, merece la pena una visita su interior.


Desde allí y tras comer en un restaurante, vuelta a Bucarest para coger el avión para España.



4 comentarios:

  1. Espectacular Pele!
    Me ha encantado leerla

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  2. ¡Vaya rutita guapa que os hicisteis! Dani, es que no paras de gozar... Un abrazote!

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  3. Hola! He caído aquí por casualidad buscando información y me ha encantado :) Hice la misma ruta este verano (aunque yo necesité pasar 3 noches en la montaña, pues iba con transporte público) y hay que ver como cambia en primavera del agradable paseo que fue mi ruta. Para quien no conozca la zona y quiera hacerla de forma tranquila, la recomiendo en verano. En Rumanía la acampada es libre, puedes plantarla a orillas del lago Podragu (yo estaba practicamente sólo) y luego hacer rutas alrededor de visita a varios picos y lagos. Y si te quedas sin comida, la de los refugios es bastante asequible (creo que salía por unos 6€)

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