lunes, 6 de enero de 2014

Canal Norte del Cerro de los Machos (PD, 300mts. 45º)


A las 5 nos levantamos, tratamos de no hacer mucho ruido para no despertar a David y Esther, aunque la noche que nos ha dado un ratoncillo tirando los colines de pan al suelo para luego llenar el almacén ha sido buena y sino que se lo digan a David, que le estuvo merodeando por sus pies. (sería para pedirle permiso para coger los colines).

Hacía -1ºC en el interior del refugio y nos calentamos con un desayuno "hot" con cereales antes de salir a por nuestra Norte del día.

A las 6 partimos del Refugio de Carigüela, tomando la pista del Águila y poniendo rumbo a las posiciones, era noche cerrada, pero una noche bonita, todo el cielo estrellado y hacia el Norte Granada lleno de lucecillas. Se había quitado el fuerte viento de Noroeste y tan solo soplaba una leve brisa que no molestaba para nada.

En unos 40 minutos llegamos a las Posiciones del Veleta, nos fue fácil reconocer la zona del rápel en la noche, ya que forma una especie de ventana natural de roca. No tuvimos que sacar nada de material ya que lo llevábamos puesto desde el refugio (arnés y crampones), sólo sacamos las dos cuerdas de 60 metros y los piolet para asegurarnos en el punto final del rápel.

Anudamos las cuerdas y las lanzamos hacia abajo desde la instalación de rápel de la parte derecha (cadena con argolla), fue bonito ver como se perdía David y la luz de su frontal por el reborde rocoso. En cuanto desapareció apagué mi frontal, espectacular estar allí colgado con el cielo estrellado y sin un solo ruido que perturbe nada, por un momento llegué a imaginar lo que podían sentir los alpinistas de grandes paredes invernales, vivaqueando en pequeñas repisas de nieve y con medio firmamento en todo lo alto.

Pronto desperté al tiempo que volvía a encender mi frontal, David me gritó “el libre” y rapelé hasta su posición. Lo primero que me dijo fue: “ha sido precioso ver descender la luz de tu frontal por todo el paredón”, pronto entendí que practicamos la misma religión.

Guardamos las cuerdas en la mochila y mientras se comenzaba a atisbar algo de luz sobre el Cerro de los Machos, descendimos la ladera un tanto peliaguda a 40º, pero por la que la jornada anterior habíamos abierto la huella y no estaba ni la mitad de peligrosa. Llegamos al fondo del Corral del Veleta y siguiendo el track del GPS de David fuimos perdiendo altura por la parte derecha en busca de un característico bloque cuadrado que separa en cierta manera las vertientes W y N de los Machos. Para llegar allí no estaba la cosa nada fácil, se trataba de una pendiente media de unos 25-30 grados pero de puro hielo y en donde los crampones clavaban unos pocos centímetros, una caída allí y ladera abajo mínimo 100 metros hasta parar con rocas.

La pendiente aminoró y nos situamos sobre los 2870 metros, zona en donde se encuentra el mencionado bloque. Desde allí mantuvimos altura atravesando varias canales de roca-hielo un tanto delicadas por la dureza de las placas hasta llegar a salir a la amplia Canal Norte del Cerro de los Machos. Pronto nos dimos cuenta que lo mejor hubiera sido perder altura por mitad del corral y haber cogido la canal desde más abajo (sobre los 2800 metros), y así evitar todos estos tramos de media ladera helados.


La visión desde allí de la canal, la verdad que tenía buena pinta, se trataba de un ancho corredor con una inclinación inicial de 35º en donde no era necesario el uso de cuerda, de igual manera que no te puedes caer ya que el autodetenerte con el estado de la nieve-hielo era imposible. David a lo “Ueli Steck” cogió la delantera (la verdad que no la dejaría en todo el corredor), se progresaba bien clavando puntas delanteras y con ambos piolets usados como piolet-bastón, pero en unos cuantos metros los gemelos echaban humo, a veces había algún tramo de nieve más blanda con costra dura que nos permitía meter más bota y descansar algo las piernas.

En 15 minutos habíamos ganado ya los primeros 100 metros de corredor, David iba como un tiro y como le conozco, preferí seguir a mi ritmo y dejarle marchar unos metros por delante. Después el corredor ganó algo más de verticalidad, unos 40º y se fue estrechando progresivamente hasta llegar a una curiosas construcciones situadas a 3.000 metros no sabemos muy bien para qué, pero que intuimos que para algún aprovechamiento mineral o bien de nieve.


Allí me esperó David sentado y continuamos hacia arriba los dos para llegar a un pequeño resalte en la parte donde se inicia el encajonamiento del corredor. Se trata de un pequeño resalte rocoso de un par de metros en donde hay que tirar de piolet-tracción para superarlo pero que no excede de los 50º por lo que se supera muy bien.



Tras pasar dicho tramo, nos introducimos en la parte más bonita para mí, el corredor se encajona y mantiene los 40º, se alternan tramos de nieve muy dura con otros de nieve menos dura, perfectos para tensar y relajar músculos alternativamente.


Superamos el segundo centenar de metros de corredor y llegamos a una bifurcación que tomamos por la derecha, más arriba vemos que ya el corredor se abre y pierde su forma y verticalidad.


Se terminan los contrafuertes rocosos laterales y sobre la nieve de la derecha va apareciendo la silueta del Veleta, estamos prácticamente fuera ya. Algunos tramos de roca nos cortan el paso y ahora está un poco dudoso el lugar por donde salir del corredor, parece que por la izquierda de la zona rocosa hay paso y hacia allí nos dirigimos, como siempre David en cabeza.

con el veleta de fondo
una mirada hacia atrás
salida del corredor
 La pala de nieve termina y un par de pasos laterales en algo de hielo y roca salpicada nos llevan a finalizar el corredor y salir a las palas superiores del Cerro de los Machos. Una ladera con 20º de inclinación en donde el viento no deja acumular la nieve y endurece a la vez que suelda las pequeñas piedras salpicadas a lo largo de la ladera.

Ascendemos los últimos 60 metros de desnivel charlando, hasta que comenzamos a ver el sol en el horizonte, esto nos reconforta a la vez que calienta. Vemos el gran hito de cumbre a la izquierda, pero no vamos a subir a pesar de estar a escasos 40 metros, por una pequeña depresión accedemos a la vertiente Sur, sí esa vertiente donde se ve el Mediterráneo, donde hay playas, temperaturas cálidas y climas casi tropicales.


Decidimos perder la altura suficiente como para llegar a la pista que cruza toda la sierra, ya que en altura el viento sopla con fuerza, allí en la pista paramos a comer algo y echar un trago más relajados, el sol de Enero “nevadensi” es abrasador.

Tras la parada, partimos rumbo a Carigüela que está a poco más de 100 metros de desnivel por encima, recorremos el último tramo de pista y ascendemos por la ladera de nieve algo más dura hasta llegar a la terraza del refugio. Allí observamos que nuestros compañeros ya se han ido como era normal y tras rehacer la mochila, cargados partimos por la pista del Águila rumbo a las posiciones, por tercera vez en dos días.

Refugio de Carigüela

La bajada no se nos hizo muy larga, las palas heladas de la subida, esta vez estaban algo más reblandecidas y nos permitían perder altura con rapidez rumbo a la zona del Albergue Universitario.

Centenas de personas, estaban por allí tirándose con plásticos y trineos, y es que era día de Reyes, que día mejor para estrenar juguetes y subir a pisar nieve. Aunque más que nieve era hielo ya que nos quitamos los crampones a 5 metros del propio coche.

En el Albergue Universitario estaban esperándonos David y Esther, no habíamos llegado al final mucho más tarde que ellos, ya que no habían madrugado en exceso y allí en la terraza de la instalación, con el sol en todo lo alto, nos relajamos mientras guardábamos todo el material en las mochilas, nos cambiábamos de ropa, y nos tomábamos una cerveza con una tosta de pan con tomate y jamón.

Aún era pronto y aprovechamos para comer de tapas por Granada antes de pisar “tierras mesetarias”.

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