sábado, 23 de junio de 2012

El Casco y la Torre.....de Marboré

Era el primer fin de semana de verano, la mayoría de los compañeros con los que solía salir asiduamente estaban embarcados en sus proyectos veraniegos y contacté con Juankar, dos años después de su última salida quería volver a retomar la montaña de altura, algunos problemas le habían hecho estar en "stand by" durante una temporada pero tenía la intención de volver por sus fueros e iba a ser este fin de semana el que cruzara la línea de salida con una mochila de 5 kilos más que con la que solía salir hace algunos años y con la que habíamos compartido aventuras de trekking semanales en el Piri en 06, Mont Blanc en 07 y Elbrus en 08.

A pesar de que ultimamente estaba más acostumbrado a realizar rutas con cuerda y más adrenalina, no me faltaba ningún aliciente nada más que su compañía para estar motivado para salir al Pirineo. Como zona elegimos Ordesa, teníamos pendiente un vivac en el Plan de Narziso que habíamos acordado allá por el 2006 en un paraje espectacular, unos tresmiles inéditos en nuestra larga lista de 212 y unas clavijas de Carriata que desconocíamos; ¡más no se podía pedir para un fin de semana!.

El mismo Viernes salimos para Huesca, no nos falto un solo tema que tocar en el coche durante el trayecto, cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en Sabiñánigo en el atasco de la "Quebrantahuesos 2012" y con las vistas a los grandes del Pirineo. Bocadillo en Biescas y llegada a la Pradera de Ordesa con las últimas luces. Está prohibido la pernocta en el parking lo sabemos, realmente todo el mundo lo sabe, así que buscamos un rinconcillo donde tirarnos con los sacos y pasar una noche muy agradable con 15ºC en el termómetro.

Nos levantamos muy pronto sobre las 6:00, desayunamos junto a los sacos algo agitados ya que estaban los del Parque Nacional con "el patrol" de un lado a otro de la pradera de Ordesa pero con los matojos no nos veían. Cuando terminamos lo guardamos todo en el sitio y salimos de la espesura como si nada con la mochila al hombro para llegar al coche, coger todos los cacharros para pasar dos días y adentrarnos Valle de Ordesa adentro.

Muy pronto tras 800 metros de senda entre arbustos de boj, sale el desvío a la izquierda hacia Clavijas de Cotatuero, la senda va cogiendo altura y asciende entre un bosque mixto con hayas y coníferas.


Sobre los 1680 metros de altitud pasamos una pequeña cabaña y tenemos unas vistas de la Cascada de Cotatuero alucinante, desde este punto abandonamos un poco el Barranco de Cotatuero y por más a la izquierda del mismo vamos ganando altura mediante zetas para salir de la espesura del bosque y darnos de morros con las grandes paredes que cierran todo el circo, en dichas paredes incluso hay algunas cordadas escalando vías de un grado bastante elevado ya que están incluso extraplomadas por arriba.


Casi a la altura de la Cascada de Cotatuero, siguiendo la senda superamos una serie de fajas herbosas en donde tenemos que echar las manos y sentimos inminente la llegada a las clavijas. Tras una parada a comer algo casi nos topamos con ellas. Se trata de dos tramos de clavijas; uno vertical en forma de chimenea y otro horizontal de unos 20 metros, pero se pasan bien ya que un grueso cable de acero protege todo el tramo horizontal.


El primer tramo de chimenea está un poco mojado pero tiene buenos pies y tras 6 metros se llega a una repisa donde se inicia el tramo horizontal; los primeros metros incluso tienen pequeñas repisas para los pies, pero tras una breve subida de un par de metros verticales se llega "al tramo", tiene cable por lo que es seguro si se va con línea de vida, pero las clavijas de los pies están colgadas al vacío con lo que la tensión se puede mascar por momentos. Y tras pasar ese tramo ya se llega a terrazas fáciles donde descansar y disfrutar de las fabulosas vistas del circo y del inicio de la Cascada de Cotatuero.

Tras salir de las clavijas uno parece que cambia de lugar, grandes praderas de hierba verde y las aguas del Barranco de Rivereta forman estupendas cascadas.



Lo evidente sería continuar aguas arriba por el barranco, pero para bordear el Pico del Descargador y llegar al Plan de Narziso (lugar donde teníamos pensado pasar la noche) es más corto por el lado izquierdo del mismo, así que comenzamos a ganar altura por unos prados hacia unas zonas rocosas de la izquierda donde comienzan a aparecer las primeras flores de edelwais.


El camino toma verticalidad y se adentra en unos estrechamientos calizos, incluso tenemos que hacer alguna trepada antes de llegar a una gran llano kárstico agujereado por todos lados, hacia atrás las vistas de la parte alta del Barranco de Cotatuero no tienen precio.


Seguimos el track del gps, que nos atraviesa toda la zona karstica, entre grietas, depresiones y agujeros varios conocida como la Esmoladera, nos lleva hasta una pequeña cabaña desde donde comienzan nuevamente algunos prados y como vamos muy justos de agua estamos deseando llegar a un llano superior en el que el mapa indica alguna posibilidad de agua.
Salimos por una nueva zona kárstica bastante rota a dicho llano, está todo bastante seco, algún nevero residual pero la mayoría está cubierto por arenilla e incluso barro, sólo nos queda subir al Plan de Narziso por el Grau de los Gabachos.

Atravesamos todo el llano y llegamos al paso rocoso del Grau de los Gabachos, allí una pequeña chimenea fácil que trepamos nos deposita seguidamente en el maravilloso Plan de Narziso ( pocos lugares hay como este en el pirineo para pasar la noche), además tenemos un arroyo que atraviesa todo el prado y un sumidero por donde se filtran las aguas.


Comemos algo y vaciamos las mochilas con la mirada puesta en el Casco de Marboré que se yergue 600 metros por encima ya en la divisoria francesa y la Brecha de Rolando que se abre a su izquierda. Con vistas de dormir aquí, guardamos los sacos, esterillas y artilugios de cocina en un agujero calizo y con la mochila ligera nos dirigimos rumbo al Casco y en dirección a tomar el G.R.11 que se dirige hacia la brecha. Por unas aristas de roca salimos al GR. allí hay un gran nevero bajo la Gruta de Casteret (que visitaremos a la vuelta) y nos ponemos los crampones para atravesarlo en travesía y tras superarlo subir por un nuevo nevero bajo unos techos hacia el Collado de los Sarrios, ya a 2760 metros.


La verdad es que desde aquí el Casco parece inexpugnable, pero sabemos que dirigiéndonos hacia el Este por unas terrazas de nieve pronto llegaremos a un pequeño circo llamado Corral Ciego, desde este circo ya por nieve totalmente tenemos a la derecha la Torre y a la izquierda el Casco. Una vez en la bifurcación y siguiendo las huellas de unos franceses, vemos que por la ladera Oeste la cumbre no tiene dificultades y comenzamos a subir por unas palas de 30º de inclinación.


Pronto llegamos a un hombro, desde donde se pueden seguir bastantes hitos, estos nos llevan a la arista Sur del Casco, por donde ya sin nieve vamos subiendo con alguna que otra trepada hasta la plataforma cimera en donde vemos el hito de cumbre y algunos vivacs.


Tras 8 horas desde nuestra salida a primera hora de la mañana habíamos llegado al Casco de Marboré, eran las 15:00 horas  y con unas vistas magníficas del resto del macizo y de los valles colindantes disfrutamos unos minutos allí arriba.


Con Gavarnie a nuestros pies.


Tras el ascenso y el descanso nos dispusimos a iniciar el descenso, deshicimos el camino realizado y bajando por la pala del Casco divisé la Torre de Marboré justo en frente, además estaba bastante separado de los Picos de la Cascada los siguientes en la cuerda, por lo que me pareció una buena ocasión de ascender a este otro tresmil cercano. Juankar me esperó en los neveros de más abajo y por su Canal Oeste ascendí en pocos minutos a la cumbre. Las vistas del casco desde la Torre merecían la pena.


Descendí con rapidez por los neveros y pronto me encontre con Juankar, el cielo se había cubierto y habían crecido multitud de nubes aunque no se esperaban tormentas, juntos recorrimos la faja y pasamos por el Collado de los Sarrios rumbo al Plan de Narziso, la brecha a la derecha y a la izquierda la apertura de la Gruta de Casteret.


Decidimos hacer una visita a la gruta, la verdad que había hielo por todos los lados y a pesar de ser ya verano aún se conservaba fresca, o mejor dicho fría, dejamos la mochila en la puerta y nos introdujimos con la cámara de fotos.


La verdad que merecía la pena una visita, pasamos por varios tramos con el suelo helado, menos mal a los crampones y llegamos hasta la columna helada, de la que nos quedamos encantados.


Ya el frío se comenzaba a meter en los huesos y decidimos salir para continuar el camino de vuelta y llegar al Plan de Narziso del que nos separaba algo menos de una hora, lugar donde disfrutar el resto de tarde y zona ideal para conciliar el sueño.





El domingo clareó en el Plan de Narziso, nos levantamos con las primeras luces y tras desayunar, nos salimos de la pradera que con el rocío matinal nos había empapado todo, nos situamos en unas lajas de caliza cercanas al prado en donde estiramos todo para que por lo menos con los primeros rayos de sol algo se nos secara.

Tras una mañana tranquila rehicimos las mochilas y nos pusimos a caminar rumbo al Collado de Salarons con la intención de descender por el Circo de Carriata, pronto salimos del verde del plan y por pedreras fuimos ganando altura para llegar al amplio collado de Salarons, divisamos parte de la bajada hasta el Plan de Carriata y un poco a nuestro gusto descendimos hasta tal llano.


Desde el llano ya divisamos todo el Barranco de Carriata dirección Sur y por prados salvajes donde las marmotas y los sarrios boceaban a nuestro paso fuimos perdiendo altura por el bonito valle.


La senda transcurría bastante lineal por el valle hasta un pequeño accidente calizo, que superamos bajando por una fácil brecha y que nos supuso la llegada a las Aguas Tuertas de Carriata, zona en donde el arroyo busca la salida natural trazando numerosos meandros.


Si expectacular era el paisaje de descenso, no menos lo era echar la mirada atrás y ver de donde veníamos con los Gabietos decorando el fondo del paisaje.


Las praderas terminaron y el valle fué cogiendo verticalidad, hasta tal punto que la senda nos llevó al filo del inicio de las fajas del circo de Carriata, allí y para superar los tramos más verticales las famosas clavijas de Carriata, por las que descendimos con cuidado para llegar a unas fajas no menos expectaculares.


Ya por las fajas y siguiendo la senda que zigzagueaba bastante, fuimos descendiendo al fondo del circo, primero dejando la magnífica pared del Tozal de Mayo a la derecha y luego llegando a la zona de pinos, ¡por fin sombra!.


Sólo nos quedaba atravesar todo el pinar para salir a la carretera principal del Valle de Ordesa y subir por ella aún un kilometrillo por ardiente asfalto hasta llegar al coche.




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