sábado, 12 de septiembre de 2015

Circular por la Sierra de Aitana (Alicante).

 Al pasar la hoja de agosto en el calendario, una fecha estaba subrayada en fluorescente, pero la inestabilidad del inicio del otoño nos volvía a poner "patas arriba" la agenda montañera.

El objetivo no era otro que la Norte Clásica del Vignemale, un reto con mayúsculas, pero somos gente paciente y esperamos con las maletas hechas hasta mediados de semana, comprobando a final de esta fecha que lo que parecía una posibilidad estaba siendo un hecho. Borrasca en mitad del continente europeo con coletazos para el Pirineo.

Abel, tipo de Barakaldo quería partir para tierras francófonas fuera como fuese, pero el brazo cibernauta del equipo no lo veía claro y propuso plan B. Por si fuera poco Abel se había dañado la mano en el trabajo y no lo veía muy claro para escalar.

Y si nos vamos a Alicante?, el Peñón de Ifach nos espera con los brazos abiertos y aquella zona siempre es agradable meteorológicamente hablando o casi siempre para patear incluso.

Con las mismas partimos los tres rumbo al levante para todo el fin de semana con un doble plan; el sábado hacer una ruta por la sierra de Aitana y el domingo escalar el Peñón de Ifach.

Tras el viaje llegamos a la AP7, con algo de hambre, así que a la altura de nuestro desvío y en las cercanías de Benidorm paramos a cenar en un muy poco mediterráneo buffet wok chino.

Con el estómago lleno cogimos carretera arriba rumbo al interior rumbo a Guadalest, encontrando un pequeño apartadero apto para nuestros somnolientos cuerpos, y lo suficientemente llano para nuestra amplia transit. Allí pasamos la noche.

Amanecímos con los primeros tonos anaranjados en el horizonte sobre la Sierra de Bernia, la noche había sido calurosa y llena de mosquitos, es normal, dormimos con los portones abiertos del habitáculo.


Y tras un desayuno rápido nos dirigimos a la cercana población de Benifató, donde aparcamos en una de sus estrechas calles. Lugar idóneo para realizar una ruta circular a la Sierra de Aitana situada justo en frente. No sabíamos ni los kilómetros ni el desnivel que íbamos a realizar pero pretendíamos echar el día pateando por la zona, así que nos pusimos en marcha tras coger agua en una pequeña fuente.

Partimos por una calle asfaltada rumbo a la sierra y dejamos a mano derecha una pista de fútbol y un depósito de agua. Pronto los almendros nos fueron dando cobijo, plantados en perfectas terrazas que pueblan toda la ladera de la serranía.

Nosotros mientras tanto ganábamos altura por la sinuosa carretera, atajando de vez en cuando y viendo más arriba fabulosas formaciones calizas por las que trazábamos posibles vías de escalada; largos espolones, oscuros techos y placas rojizas.


En unos 45 minutos llegamos a la Font del Partegat, un bonito lugar para pasar el día, con mesas, agua corriente y sombra.


Allí cogimos agua de nuevo y continuamos por una senda que se dirigía entre árboles frutales rumbo al Sur.
Caminamos 10 minutos y salimos de la vegetación, encontrándonos algunos tramos de pedrera caliza a la vez que girábamos al Este hacia un pequeño collado y dejando a la derecha las grandes paredes de la Peña del Partegat.


El camino hasta el collado era bastante bonito, algunos pinos entre espinos majuelos y matorrales de suelos ácidos.

Desde el collado observamos la cuerda de la Sierra de Aitana, donde había un coche quemado, en un principio pensamos que el camino se iba a dirigir hacia allí, pero sólo fue una falsa señal, porque tras pasar por un bonito estanque de una casa de campo llegamos a una bifurcación que cogimos a la izquierda para ir bordeando toda la sierra bajo unas grandes paredes y siguiendo la senda botánica del Passet de la Rabosa.

Desde la senda divisamos un curioso agujero situado más arriba en una arista descendente de la parte alta de la sierra y "nos faltó tiempo" para continuar y en el momento justo salirnos de la senda rumbo a la caprichosa formación.


Fueron pocos metros los recorridos hasta el lugar. Allí unas pocas fotos y en lugar de descender de nuevo a la senda, continuamos manteniendo altura improvisando.
La verdad que la liamos un poco, por no querer perder altura, acabamos destrepando tramos de roca caliza y llegando a un curioso paso que superamos ayudados por el tronco de una planta trepadora.


Desde allí bajamos a una brecha y llegamos al camino principal balizado como PR con marcas amarillas y blancas. Nos apetecía bajar a ver el Trinquet un bonito pasaje rocoso de estrechas paredes y curioso agujero por donde pasar, y descendimos perdiendo algunos metros de desnivel hasta llegar  a la entrada del mismo a escasos 10 minutos.


Realizamos el pasaje y alucinamos con lo que la roca caliza puede formar, un pequeño laberinto por donde salimos por otro lugar diferente al que habíamos entrado.


Nuevamente tomamos el camino balizado y ascendimos por donde habíamos bajado con la idea de subir a la parte alta de la sierra. Tras ascender por la pedrera llegamos a un par de pasos entretenidos, algunos aéreos y otros con forma de brecha, el denominado Pass de la Rabosa, castellanizado el Paso de la Zorra.


Dicho paso nos depositó en un lugar mágico, una serie de grietas en el terreno, como si fueran grietas de glaciar y cortadas por altas paredes, las Simas del Partegat. Dichas paredes albergaban curiosas formaciones con formas de órganos y bordeándolas por la izquierda salimos a una depresión de la parte alta de la serranía.

Tomamos rumbo al Oeste, el tiempo estaba cambiando y alguna nubosidad oscura comenzaba a cerrar el cielo.


Allí arriba nos juntamos con otros grupos que ascendían por otras vertientes y en unos 15-20 minutos llegamos a las instalaciones con radares que forman la cumbre de Aitana.
No es una cumbre muy estética pero las vistas y sobre todo el ascenso hasta aquí merece la pena.


3 horas y 20 minutos tardamos desde el Benifató, tomándolo con tranquilidad y disfrutando de la montaña, que ya toca, tanta escalada y tanta cresta últimamente.

Comimos algo y decidimos improvisar para la bajada, en lugar de tomar las sendas de ascenso nos íbamos a dirigir hacia el Este en busca de alguna pista, senda o algo parecido para bajar más directos a la población.


De esta manera volvimos sobre nuestros pasos hasta el collado de la zona de las Simas de Partegat y continuamos en la misma dirección algún kilómetro más, por una llamativa senda que transcurre por la parte alta de la serranía, entre algunos árboles, zona pedregosa de altura y cortados hacia el Norte.


Tras recorrer unos 3,5 kilómetros de cuerda, llegamos a una pista forestal procedente del Sur y que descendía hacia el norte, bastante buena para nuestros intereses, el lugar es conocido como el Puerto de Tagarina. La tomamos y comenzamos a perder altura por la vertiente norte con unas fabulosas vistas de todo el Valle de Guadalest, pero tras casi el primer kilómetro recorrido nos dimos cuenta que se dirigía a la Font del Partegat (lugar por donde habíamos subido) y nos salimos de la misma a la derecha tomando una pista menos usada que se dirigía rumbo al NE y que pronto terminaba en unos almendros.

Tras una mirada al GPS, decidimos continuar campo a través rumbo al N y salimos a una nueva pista que desciende a Benimantell, la tomamos durante un corto tramo hasta salirnos por la izquierda hacia un pequeño collado, eso sí sin senda alguna.

Tras asomar en el collado, salimos a un campo bastante extenso de almendros y Benifató lo vimos más abajo,


lo estaban trabajando en ese momento y descendimos por las tierras a "cotillear" sobre la curiosa recogida de la almendra, algo ignorado por nosotros. Allí nos atendió el lugareño y sus hijas muy amablemente, descubriendo que los paletos éramos nosotros y que ambas tenían sendas carreras y residentes en Alicante.


Tras la agradable charla, nos marchamos ante la atenta mirada de los trabajadores y cogimos una pista principal, que hacia el oeste nos llevó a salir a la carretera asfaltada por donde habíamos subido esta mañana.

Ya no nos quedaba nada, perdimos la altura suficiente para llegar a Benifató, pueblo de tejados naranjas y fachadas blancas., lugar donde buscar un bar donde poder disipar nuestra sed.


Tras tomar algo, bajamos a Altea en buscar de un lugar para dormir, pronto lo encontramos; un furgoperfecto de esos de moda. Además había un mercadona cerca. Ya teníamos la tarde echada, entre unos cachis, una ducha y un paseo, nuestros cuerpos cayeron a la colchoneta de la furgui con la mente puesta en el Peñón de Ifach, objetivo para el día siguiente.

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=11476780

16,5 kilómetros.
5h 53 minutos.
1100 desnivel.


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