Este viaje iba a ser diferente al resto que habíamos hecho por el mundo, al ser un país tan grande y los traslados tan coordinados, en lugar de ir por nuestra cuenta lo teníamos todo cerrado con una agencia, a decir verdad otros proyectos no me habían dejado preparar nada y nos montamos en el avión, haciendo las maletas dos días antes y leyendo los folletos informativos en el propio avión.
30 DE JUNIO, ESPAÑA-AMSTERDAM-PEKIN
Con las legañas aún en los ojos fuimos a Barajas, hasta allí nos llevo nuestro amigo Jacobo (conductor profesional y montañero), facturamos las maletas directamente a Pekín y nosotros nos montamos en un KLM para ir a Ámsterdam, allí teníamos 5 horas libres y desde el aeropuerto de Schiphol un tren nos dejó tan sólo en 20 minutos en el centro de Ámsterdam por unos 5-6 euros ida y vuelta
Desde la estación de trenes realizamos un circuito por la calle Damrak hasta la Plaza Dam, calle Damstraat y Barrio Rojo de unas tres horas, la verdad que una ciudad pequeña, acogedora y apta para el disfrute nocturno.
Nuevamente llegamos a la estación de trenes a la hora establecida para marchar a Schiphol o (chinipó como decía yo, jeje) y esperar el vuelo esta vez con Air France rumbo a Pekín con 9 horas por delante.
1 DE JULIO, LLEGADA A PEKIN
Como suele ser normal en mí, me desperté a falta de dos horas para Pekín y habiendo dormido como en mi cama de casa ( la escalada del día anterior había cumplido el efecto sedante deseado). Nos estaban esperando en el aeropuerto y nos llevaron al hotel situado en la zona centro, eso sí en una ciudad con 20 millones de habitantes (en España somos 40) los atascos están a la orden del día y tardamos más de dos horas en recorrer los 30 kilómetros.
En el hotel deseábamos coger la cama y hasta por la tarde no nos despertamos para dar una vuelta e ir caminando hasta la cercana plaza de Tian´ammen. Eso sí callejeamos por algunos suburbios chinos para empaparnos de la China profunda.
En la plaza alucinamos con las dimensiones de la misma con 440.000 metros cuadrados, la hacen ser la plaza más grande del mundo y a pesar de una espesa calima provocada por la polución y los vientos del Noreste que traen la arena del Desierto de Mongolia el lugar es increíble.
Entramos en la plaza por el Sur, primero viendo la calle peatonal y comercial de Quianmen, con 36º un helado y botellas de agua no podían faltar para el camino. Luego por la Puerta de Zhengyang, antigua entrada de la ciudad amurallada y pasamos por el mausuleo de Mao Zedong, donde se encuentra embalsamado el importante comunista, para tras pasar por el monumento a los héroes de guerra, llegar a la entrada de la ciudad prohibida, donde se encuentra la famosa foto del dictador comunista.
En Pekín a las 20:00 la ciudad decae, por lo que fuimos caminando hasta el hotel callejeando para acostarnos y centrarnos de una vez tras el "jet lag".
2 DE JULIO, GRAN MURALLA CHINA
Nos levantamos pronto a la hora establecida con el guía y marchamos de la ciudad hacia el Norte en busca de la Gran Muralla China. Zonas muy verdes por donde comenzaban a aparecer montañas y montañas boscosas. Sobre una hora llegamos al lugar indicado, al ver la magnífica construcción me frotaba los ojos para ver que esto no era un sueño, estábamos en la Gran Muralla.
Nos dieron vía libre y dos horas para subir y bajar cuantos escalones quisiéramos, ascendimos 3 o cuatro torreones vigías hasta que el calor nos hizo sudar en demasía y nos obligó a comprar agua para no separarnos nunca jamás de la botella.
Disfrutamos como enanos ascendiendo los irregulares escalones y divisamos colina tras colina la línea de muralla que transcurre durante más de 21.000 kilómetros. Su historia es acogedora: se inició la construcción en el año V a.c. debido al empuje del Imperio Mongol al Norte y sucesivamente durante las dinastías se ha ido remodelando y reconstruyendo, para ser actualmente patrimonio de la humanidad y una de las sietes maravillas del mundo.
no climbing |
Dos horas en la muralla nos saben a poco y en realidad es una visita de día completo para ver tramos y más tramos, pero no podemos estar todo el día, así que nos vamos a comer para visitar por la tarde las 13 tumbas de la disnatía Ming, situadas también a las afueras de Pekín.
Se trata de unos edificios construidos durante la dinastía Ming del s. XV y es la zona donde están enterrados los emperadores, todas entre sí están separadas por varios kilómetros por lo que vamos a ver una de ellas recorriendo el camino sagrado.
Tras la visita nos vamos nuevamente a Pekín, el calor es agobiante hemos llegado a 38ºC y la humedad nos hace sudar a todas horas, así que para relajarnos nos vamos al teatro para ver un espectáculo artístico chino. Tras el espectáculo nos vamos a cenar a uno de los restaurantes más famosos de la ciudad donde hacen el plato más típico de Pekín, el pato laqueado.
3 DE JULIO, CIUDAD PROHIBIDA Y TEMPLO DEL CIELO
Madrugué bastante para hacer unos 8 kilómetros corriendo por las calles y avenidas principales pasando por la gran plaza de Tian´ammen.
Tras desayunar en el hotel copiosamente esta vez vamos a visitar Pekín centro (Beijing para los chinos), partimos hacia la plaza de Tian´ammen, no es lo mismo ir a tu bola a que te vayan dando explicaciones de monumentos y forma de vida. Tras atravesarla nos dirigimos a la Ciudad Prohibida situada en el extremo Norte de la misma. Mao Zedong nos saluda de nuevo.
Los turistas europeos no esperamos colas, y tras hacernos algunas fotos con personas chinas, que deben ser que no han visto nunca ojos redondos entramos en las instalaciones. Se trata de un recinto con muchos palacios construido a principios del siglo XIV en la dinastía Ming, ha sido durante 500 años la residencia y centro político de todo el país.
La visita merece la pena, los numerosos palacetes se desperdigan entre pasillos, paseos y espacios con una curiosa arquitectura asiática con tejados de vértices puntiagudos de color dorado, el color de la riqueza, el color real.
Tras la ciudad prohibida nos montamos en el coche de la agencia de nuevo, el aire acondicionado como se agradece, nos dirigimos al Templo del Cielo (otro patrimonio de la humanidad); se trata de un templo dedicado al cielo y en donde los emperadores rezaban por la buena cosecha, como la Ciudad Prohibida se construyó durante la dinastía Ming y mientras sus formas circulares representan el cielo, su perímetro rectangular exterior a la tierra.
El lugar nos sorprende y nos quedamos maravillados tanto por el templo principal como por los secundarios, cercanos al primero
Los interiores pintados a mano son todo "un trabajo de chinos" y aquí todo representa algo: el altar es circular, las 4 columnas exteriores son las estaciones y las 12 interiores los meses del año.
Salimos encantados del temple of heaven, nos vamos a comer, esta vez elegimos el primer restaurante de comida europea, ya estamos un poco hartos de tanta comida china, aunque tras probar la europea somos de la opinión que cada cocinero haga la comida de su tierra mejor.
Ahora toca traslado al hotel, pero al ser nuestro último día en Pekín queremos aprovecharlo y el guía nos deja en la ciudad olímpica, aunque no entra en el planning para los más deportistas merece la pena ver estas instalaciones, me impacto el estadio olímpico llamado "nido de pájaros" por su forma, me acordé al ver la bocana de entrada al estadio como bajó esa rampa en la maratón el keniata Wanjiru que tres años más tarde se suicidó. Y qué decir de la novedosa arquitectura del "cubo" como llamaron al centro de natación y donde se batieron mucho records del mundo.
Tras un agradable paseo por la villa olímpica tomamos el metro de Pekín, esta vez no era hora punta, por lo que las empujadoras ni nos tocaron, los carteles en chino y en inglés dejan claro el nombre de las paradas y su precio irrisorio (2 yuanes o 20 ctms. de euro) hacen que sea un transporte bastante bueno para moverse.
En unos 30 minutos de metro con transbordos incluidos nos bajamos en la parada de Wangfujing, se trata de una zona comercial con mercadillos callejeros y nos bajamos allí con un sólo objetivo y no era otro que cenar unos escorpiones.
La cosa era simple los tenían como pinchos morunos de tres en tres moviéndose, le pedías uno te lo chumascaba un poco y para adentro. ¿el sabor?, pues como un camarón churruscado.
De postre tomé fruta para bajar los dichosos escorpiones, que me jugaron una mala pasada los dos días posteriores.
4 DE JULIO, LLEGADA A XIAN
Para esta jornada tocaba traslado en avión, el destino era Xian, ciudad situada a 900 kilómetros al Suroeste de Pekín, la ciudad más antigua de China y una de las cunas de la civilización universal con más de 3.000 años de historia. Por la mañana realizamos el corto vuelo de un par de horas y aterrizamos con tiempo chubascoso en Xian. La guía tenía preparados esta vez paraguas para nosotros e iniciamos la visita de la ciudad dirigiéndonos a la Pagoda de la Oca Mayor primeramente.
La Pagoda fue construida en el año 650 en la dinastía Tang, con el objetivo de albergar unos manuscritos budistas traídos de la India por un monje. Junto a la pagoda existen varios templos budistas para la oración.
Tras la visita tuvimos la tarde libre y tras descansar reservamos en un restaurante típico para degustar decenas de "raviolis" de todos los colores, sabores y formas
Después de la ingesta nos deleitamos con las cercanas torres del tambor y de la campana iluminadas. Se trata de dos edificios de arquitectura tradicional china situados en las puertas de acceso a la ciudad, su construcción fue allá por el 1400 en la dinastía Ming y se utilizaban para marcar las horas de reloj y para dar aviso de emergencias. Desde allí al hotel de 5 estrellas, que daba miedo ver, la cama más ancha que larga, dos baños, dos televisiones el doble que la mía y un largo etcétera.
5 DE JULIO, GUERREROS DE TERRACOTA
La lluvia del día anterior nos había limitado las visitas por lo que en este día nos tenía que cundir, amaneció limpio y el calor continuaba como de costumbre. Nos dirigimos primeramente al barrio musulmán, unas cuantas callejuelas comerciales con cierto tinte a zoco marroquí. Tras callejear entramos en la Gran Mezquita, se trata de una de las mayores de China construida en la dinastía Tang en el 742d.c. y es bastante curiosa la unión de varios estilos arquitectónicos, una mezcla de templo chino y mezquita tradicional.
Después nos dirigimos hacia las murallas de la ciudad, de las mejores conservadas de china y que con 14 kilómetros de perímetro forma una de las más espectaculares murallas que haya visto antes.
Dimos un paseo por la parte alta de la muralla, zona por donde circula un pequeño vehículo eléctrico y disfrutamos de las vistas antes de descender de la misma y partir rumbo al yacimiento de Terracota.
He de decir que este yacimiento fue lo que más me impresionó de China, si su formación y posición ya te sobrecoje tras entrar en la sala principal del yacimiento, cuando te cuentan su historia te quedas más impresionado del lugar.
Se trata de 8.000 guerreros todos diferentes, mandados construir 200 años antes de cristo, por el joven emperador Qin que con 17 años le dio la chaladura de proteger su tumba tras su muerte con este numeroso ejército que cuenta con caballos, cuadrigas y todo tipo de jerarquías militares diferenciadas por el atuendo, están fabricados con tierra de la cercana montaña Lí, Mijo, Kiwi y agua de un río sagrado para su mejor conservación y recubiertos con laca sacada de algunos árboles.
Cada uno de ellos fue elaborado por artesanos independientes que crearon un grandioso ejército que aún en nuestros días sobrevive gracias al inteligente modo de enterramiento mediante zanjas y maderas.
Estuvimos en el interior del recinto 2 horas que me parecieron 2 minutos, observando decenas de guerreros y alucinando con los detalles de cada uno.
Tras ver los Guerreros de Xian nos dirigimos al aeropuerto para tomar rumbo a Chengdú, la cuna del oso panda gigante. Aprovechamos el aeropuerto para descansar y coger wifi y con la típica hora de retraso partimos para la ciudad situada más al Sur-Oeste. Allí nos esperaba nuestro guía más simpático que nos llevó al hotel y con el que nos organizamos para el día siguiente.
6 DE JULIO, CHENGDÚ
Amaneció en Chengdú, sólo con localizarla en el mapa me ponía nervioso, estábamos a 100 kilómetros de la provincia de Tíbet y a otros tantos kilómetros de montañas de 7.000 metros de altitud, la verdad que en el interior de la ciudad no había rastro de esos datos y al igual que en el resto del país, el calor y la humedad se mantenían.
Nos dirigimos al centro de reproducción del oso panda en China, una zona en donde los criaban en cautividad y que con éxito habían conseguido aumentar su número en decenas durante los últimos años.
Una serie de caminos que transcurrían entre bosques de bambú nos llevaron a poder ver algunos ejemplares de oso, comiendo o durmiendo simplemente. En total más de 100 osos repartidos por varias áreas.
bosques de bambú |
Mao Zedong, aún preside muchas plazas de China |
y posteriormente a dar un paseo por la calle Jingli, típica calle china llena de comercios, jardines y fuentes.
7 DE JULIO, GRAN BUDA DE LESHAN
Madrugamos bastante para esta jornada, había que hacer un traslado de ciudad esta vez en coche y el recorrido era de un par de horas, tras desayunar aprovechamos para salir del hotel a un lago cercano y observar un poco la cultura china, gente mayor bailando, haciendo yoga, paseando, una zona llena de vegetación y con un ambiente de relax especial.
A la hora indicada partimos hacia Leshan, el día era un tanto gris y la ciudad situada en el margen de la confluencia de tres ríos nos esperaba despierta, una comarca más rural que las anteriores y otro tipo de vida, con aprovechamientos del río. En Leshan nos dirigimos al pequeño muelle de la ciudad donde nos esperaban unos barcos turísticos que nos iban a llevar a ver el Gran Buda de Leshan, que con una altura de 71 metros es la mayor figura de buda del mundo.
El trayecto en barco duró escasos 10 minutos y cuando pudimos observar las dimensiones del monumento nos quedamos asombrados, sin palabras, no sabías si hacer fotos o disfrutar el momento grabando con la memoria tal visión. Las personas repartidas por todo el monumento parecían hormigas y te hacían ver el verdadero tamaño.
Volvimos al muelle de Leshan y comimos en un buen restaurante, donde nos persiguieron porque pensaban que nos íbamos sin pagar (un mal entendido entre la guía y nosotros). Según el itinerario por la tarde teníamos que partir hacia la ciudad de Emei, pero hablamos con la guía sobre la posibilidad de realizar la visita al interior del monumento de Leshan, ya que sólo lo habíamos visto desde el barco y con dinero por delante claro, accedieron a repartirse "la biruta" entre el chofer y ella y nos llevaron a la entrada del monumento al otro lado del río, tras un traslado de media hora.
Sacamos los tickets y seguimos al dedillo el croquis que nos había hecho la guía: subiendo por unas escaleras y por una zona de gran vegetación ascendimos hasta la Pagoda de Lingbao, magnífico monumento budista edificado en el siglo IX y de 40 metros de altura.
Por unas escaleras un tanto empinadas descendimos a la zona principal del monumento, se trata de unos templos budistas en donde se respira esta religión por los cuatro costados.
Y un poco más allá vimos la larga cola para descender las escaleras del Buda Gigante de Leshan, nos asomamos al mirador y vimos su impactante cabeza, tan sólo la oreja mide 7 metros. El monumento es Patrimonio de la Humanidad y el buda fue esculpido en la roca en el siglo VIIº con la intención de aminorar las mareas que en la confluencia de estos tres ríos destrozaban huertas, barcos y hogares cada año.
Todos los habitantes de la comarca veneran al gran buda, ya que nunca más hubo este tipo de mareas, pero la ciencia encontró la razón, se vertieron al río toneladas y toneladas de sedimentos para esculpir la estatua, por lo que alteró el recorrido de las corrientes. "ciencia o religión".
Esperamos una larga hora de cola y luego un recorrido un tanto atascado para descender a los pies del gigante, y esto literalmente porque puedes tocar los dedos de los pies que miden un par de metros de alto, tras las pertinente fotos volvimos por las escaleras opuestas hasta el inicio del recorrido encantados con el lugar y calificando el lugar como entre los tres mejores de este viaje.
Desde Leshan en coche nos dirigimos hacia la ciudad de Emei situada a 30 minutos de carretera y donde nos hospedamos en el peor hotel del viaje.
Tras una ducha salimos entre las callejuelas de la ciudad observando la vida social china de las pequeñas urbes, los bailes y juegos comunales con música de las plazas. Para cenar a un restaurante cercano en el que no hablaban ni inglés y donde tuve que dibujar en una hoja un pollo para saber lo que queríamos cenar, el resto del banquete fue a libre elección.
8 DE JULIO, MONTE EMEI
Partimos del hotel rumbo a la montaña sagrada de Emei, se trata de una montaña de más de 3.000 metros repleta de vegetación y en donde más de 100 templos budistas se salpican por sus laderas, encontrándose entre ellos el más antiguo de toda china construido en el Siglo I. Es uno de los lugares más importantes de peregrinación en china y también es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Nos adentramos en las instalaciones para montar en un autobús de montaña y ascender por una carretera tortuosa unos 1.500 metros hasta una zona media de la montaña. Allí viven poblaciones rurales que conviven con la vegetación respetándola a sabiendas de que es su sustento económico.
Hay mucha humedad y crece todo tipo de vegetación por todos lados, incluso habitan una pequeña especie de primate (monos thievin) por las alturas que nos dicen que no es difícil ver. Tras llegar a un aparcamiento tomamos un telecabina hacia el templo de Wan Nian, subimos turistas, monjes y peregrinos.
El lugar esconde un fuerte misticismo budista, la niebla, el incienso, la humedad, todo ello combinado te hace sentir en paz, nos comentan que incluso los monjes alquilan habitaciones para pasar la noche al precio de 50 Yuanes, unos 7 euros al cambio.
Damos una vuelta por el templo de Wan Nian, y tras empaparnos del lugar iniciamos el descenso caminando por las sendas y caminos que bajan nuevamente al aparcamiento. Tiene un aspecto selvático todo, nos venden algunas verduras y bambú por el camino y disfrutamos en algunos poblados de ver como la vida moderna no ha pasado aún por algunas zonas del planeta, hasta que se sacan del bolsillo el iphone.
El Parque Nacional es muy chulo y nos da pena marcharnos ya, hemos estado medio día y por encima nos quedaba media montaña, multitud de templos, varios tramos de telecabina y la cumbre en donde hay algunos monumentos emblemáticos, además de la posibilidad de ver los monos., pero para ver todo hay que hacer la visita en dos días y no da tiempo. En la entrada de Emei comemos en un lugar bastante americanizado, la comida china es más como la conocemos nosotros y por fin la gente habla en inglés.
Por la tarde volvemos a Chengdú por la autopista en medio de fuertes lluvias que por las zonas más al Oeste de China nos enteramos que han causado daños y algunos muertos. Y vuelo para Guilín que con retraso nos deja en el hotel a las 00:00 de la noche. Menudo hotel 5 estrellas.
9 DE JULIO, CRUCERO GUILIN-YANGSHUO
Disfrutamos demasiado poco del hotel, a las 7:00 ya estábamos arriba, pero la jornada prometía. Tras dar una vuelta por un lago artificial de la ciudad de Guilin, ya se comenzaba a ver la extraña topografía kárstica del terreno, en un vehículo nos dirigimos al márgen del Río Lijiang donde tomamos un barco.
Mira que me he movido y visitado paisajes montañosos, pero lo allí visto no lo había visto en ningún lugar del mundo.
Cientos y cientos de formaciones rocosas en forma de torres pueblan todos los márgenes del río y la vegetación lo tapiza todo.
Por los laterales pastan algunos búfalos de agua y también podemos ver pescadores con cormoranes, el paisaje me recuerda a esos ríos de películas de Vietnam donde los habitantes portan gorros de ala ancha.
La verdad que el recorrido de unas 4 horas impresiona, no dejan de aparecer más y más pináculos, a veces los divisamos desde la cubierta y otras desde el interior del barco en donde incluso nos dan la comida, así da gusto.
Tras el recorrido llegamos a Yangshuo, un pueblo que se encuentra en el márgen del río, a primera vista las casas que dan al río le dan un aspecto de zona de pescadoras, pero pronto y tras subir su extensa calle comercial nos damos cuenta que aquello es un lugar turístico albergando, discotecas, pubs, grandes hoteles y cientos de tiendas por todos lados, la verdad es que es un lugar ideal para hacer compras ya que tienes lugares en donde comparar y regatear unos cuantos Yuanes.
El guía nos deja en el hotel y quedamos con él a las 15:00 para alquilar unas bicis, esto es un tanto caótico, la gente usa el claxon para todo, pero nos viene mejor así circulamos con el oído. Salimos de la población en las bicis de paseo, rumbo a las afueras.
Paramos en unos campos de flor de loto, salpicados por las típicas colinas kársticas
Y luego continuamos hasta una zona de recreo, allí nos montamos en una nueva embarcación hecha de bambu y lo que pensábamos que era un plácido paseo, se convierte en una guerra de agua, en donde la gente va ataviada con pistolas de agua, menos mal que a "los guiris" nos respetan bastante, pero no son pocos los que nos amenazan con pistolas.
Luego no queda ahí la cosa, te ascienden con unas correas de goma y te lanzan un rápido para hacerte una foto mientras caes, y pocos metros más alla, en un stand flotante de bambu con un ordenado con torre, y una plastificadora te venden la foto. Son la leche estos chinos se la voy a comprar sólo por eso.
Alucinando volvemos con las bicis, viendo algunos arrozales y visitando una casa típica rural de la zona para llegar nuevamente al hotel. Una ducha y nos vamos de compras por la tarde entre fuertes chubascos que duran un escaso minuto. Para cenar estamos un pocos hartos de comida china por lo que nos metemos en una bar alemán con vistas a la calle comercial,,joder unas jarritas de cerveza en condiciones.
10 DE JULIO, HANGZHOU
Descansamos en el acogedor hotel, sólo abrir la ventana y ver estas montañas mola, hoy toca traslado así que nos desplazamos en el taxi hasta Guilín nuevamente, que lo separa una hora larga de carretera, allí nos dejan en el aeropuerto y para variar un poco de retraso (ya es la tercera vez), pero esta vez de dos horas, parece ser que ha llovido bastante. Aprovechamos y comemos en el aeropuerto unos tarros de esos que comen ellos, si lo comen todos es porque no estará malo, además es de lo más barato.
Pica de cojones, así que lo alternamos con agua para refrigerar.
Por fin salimos rumbo a Hangzhou, otro par de horas de vuelo y llegamos a una de las mejores ciudades de China para vivir, allí nos recibe Emanuelle, guía chino casado con Extremeña y su suegra vive en nuestra misma calle en Parla, ¡toma ya!.
Nos lleva al hotel y tras una duchita nos vamos de espectáculo acuático, se trata de una moderna representación que realizan sobre el agua, de luces, bailes y diferentes artilugios móviles. Esta muy bien y es dirigida por un director de los que realizaron la ceremonia inaugural de las Olimpiadas de Pekín 2008.
Desde el lago Oeste volvemos caminando unos cuantos kilómetros con un plano turístico sin escala, que nos deja cenando en un Kentucky fried chicken, salimos de allí a las tantas y decidimos ir caminando al hotel para bajar la hamburguesa pero se nos va de las manos, 6 o 7 kilómetros en total.
11 DE JULIO, HANGZHOU-SHANGAI
Vamos a disfrutar de la agradable ciudad, nos dice el guía que es cuna de campeones olímpicos de natación, muchas zonas ajardinadas en la zona del Lago Oeste son el lugar preferido de China para viajes de novios.
Por la mañana nos dirigimos a unos templos cercanos, situados en la parte alta de una montaña cercana, allí hay más de cien figuras de buda repartidas por tallas en roca e interior de templos. Compramos incienso e hicimos unos mantras particulares para despedirnos del templo.
Descendimos de la montaña por la carretera opuesta y visitamos unas plantaciones de te, nos explicaron la extracción, separación y posterior secado, entendiendo así muchas de las claves para la buena degustación de un té.
Tras la plantación descendimos a la ciudad, más concretamente al borde del Lago Oeste donde visitamos la Pagoda de las Seis Armonías, pagoda de cerca de 60 metros, construida poco antes del año 1.000 y toda ella de madera.
Ya hacía hambre así que nos fuimos a comer a un restaurante cercano, el calor volvía a apretar bien y un rato en zona con aire condicionado reponía las fuerzas más que toda la comida que ingeríamos. Después de comer nos montamos en un barco para dar una vuelta por el Lago Oeste, bonito lago verdadero pulmón de "Hanchow" como se pronuncia.
Se acabó la visita a la tranquila ciudad de Hangzhou, a última hora el guía nos llevó a la estación de tren bala para salir rumbo a Shangai, donde llegamos poco más de una hora después, ya con la noche echada.
En la estación de trenes nos esperaba nuestro último guía, un chino con un estereotipo muy diferente al resto, 1,90 de persona con más de 100 kilos de peso y 10 años de estancia en Argentina. Nos acompañó al hotel, un hotel más parecido a cualquiera de las Vegas que al resto de China y situado bastante céntrico, nos gustó.
Para variar una ducha, un tiempo de relax y nos vamos de paseo rumbo al "malecón", todo el mundo nos ha hablado de ello pero exactamente no sabemos de que se trata así que caminamos entre tiendas de todo tipo de ventas y atravesamos un par de barrios profundos ya de noche, no corremos peligro nadie nos ha echado en todo el viaje ni una triste mirada rara.
Llegamos a un barrio más noble, y tras doblar una esquina nos encontramos con el "malecón":
Se trata de un paseo junto al río, en el que al otro lado se encuentra el Barrio financiero de Shangai, nuestra primera sensación se Shangai fue que las culturas americana y china se dan la mano en esta ciudad habiendo instaurado un sistema similar. También nos dimos la mano nosotros para volver al hotel y descansar una nueva noche con la cuenta atrás echada.
12 DE JULIO, SHANGHAI
Nos dejó dormir el guía, y después nos llevó al Centro financiero, o mejor dicho a las vistas desde el Malecón del mismo, pero esta vez de día, en la margen de enfrente una lucha por la ostentación y construir la torre más grande y rara. En nuestra propia margen una acumulación de edificios clásicos, empleados antiguamente por mercaderes y nuevos bancarios y ahora por embajadas y hoteles en mayor parte.
Tras saborear la modernidad y el clasicismo nos dirigimos al centro de producción de seda natural de Shanghai, nos enseñaron la manera con la que producen tanto hilo de este tipo y nos dejaron escapar pronto al ver que éramos jóvenes y no muy partidarios de las compras compulsivas.
Esta vez nos dirigimos al centro de Shangai, allí las construcciones son clásicas chinas y aunque se tratan de reproducciones le dan el punto mientras visitamos el jardín de Yuyuan, un gran recinto construido como jardín familiar de veraneo.
Tras las visitas matinales optamos por relajarnos un poco más y sesión de siesta española combinada con gimnasio fueron la pauta antes de dirigirnos por la noche a la zona financiera donde intentamos subir a la Oriental Pearl Tower, y digo intentamos porque sacamos los tickets para la cena en el restaurante superior giratorio y cuando nos disponíamos a subir me prohibieron la entrada por ir con camiseta sin mangas, porque? pues no lo se, porque las mujeres y los niños sí lo podían hacer.
Montamos un buen pollo a la seguridad de la torre y hablé por teléfono con el encargado en inglés, entendí que me comprara una camiseta en el shopping de en frente, pero el ticket de cenas finalizaba en una hora y no iba a dar tiempo, así que nos devolvieron el dinero y nos lo gastamos en el shopping entre ropa y una buena cena americana.
13 DE JULIO, ZHU JIA JIAO
Era nuestra última jornada completa en territorio asiático, esta vez nos llevaron en coche a la Venecia china, se denomina así la población de Zhu Jia Jiao, se trata de una población repleta de canales y con una cierta composición rustica y sabor a comarca pescadora.
Llegamos temprano y visitamos unas callejuelas bastante curiosas y llenas de comercios, nos explicaron que la población no había sido engullida por las aguas, sino que había sido construida sobre un lago cenagoso a base de pilares.
Tomamos una de las embarcaciones, la quinta de nuestro viaje por China, y nos realizaron un recorrido de ida y vuelta por los canales más céntricos.
Comimos allí y por la tarde nos volvimos para Shanghaí para hacer la maleta ya que muy muy temprano al día siguiente partíamos hacia Europa con sobrepeso en la facturación, pero no de kilos sino de vivencias, conocimientos y fotos.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar