El pico elegido era el Almanzor, sí, el más alto de todo el sistema central y todo un clásico dentro de mi calendario anual de ascensiones, desde la primera vez en Agosto del 2002 no he faltado ninguna temporada a la llamada del "más grande del centro" y en este 2013 no iba a ser menos.
Cuando los objetivos personales te llevan a realizar otro tipo de ascensiones donde el terreno es más vertical y el uso de cuerda es habitual, la motivaciones que encuentras en salidas de este tipo es ver como amigos y compañeros te hacen revivir tus inicios en sus propias ilusiones, como aquel 2002.
12 de Bajocero partimos el Viernes para tierras abulenses, a los del primer coche aún nos dio tiempo de disfrutar de una tarde de primavera en Hoyos del Espino, donde comenzamos a respirar libertad por sus alrededores. Más tarde llegaron el resto en otros dos coches y el día se termino entre la bodeguita y nuestro alojamiento gratuito de Gredos.
Por la mañana amanecimos con dos grados en el termómetro, Gredos es una sierra que no perdona y aún en Agosto las temperaturas pueden descender incluso bajocero en la laguna. Nosotros como es costumbre en los grupos grandes, tardamos en movilizarnos, tras desayunar nos dirigimos a la Plataforma de Gredos, allí unos 20 coches más y tras los preparativos partimos rumbo a la Laguna Grande de Gredos a las 8 de la mañana.
El camino empedrado nos sirvió para coger el ritmo y encontrarnos de nuevo con nuestro corazón, perdido en la cotidianía de la ciudad. Es lo que tiene esta sierra; tan pronto estás a 2º que dos horas después te pones la manga corta para caminar y disfrutar de los Prados de las Pozas, la postal relajante de Gredos.
Por la zona del Morezón aún se veía nieve, pero ya veníamos avisados que en el interior del circo la nevera que forma mantiene el manto de mejor manera y esta vez no iba a ser menos que en otras ocasiones.
Iniciamos la subida a los Barrerones, el grupo se parte, cada uno coje su ritmo y cada uno fotografía lo que le gusta, unos son más de culos, otros de lagartos y los últimos de flores. Poco a poco va a pareciendo la nieve, que a cada paso te enseña un poco más.
Llegamos al punto álgido de los Barrerones, la subida se ha llevado bien y el grupo finalmente ha llegado casi en un pañuelo, disfrutamos con la vista y nombramos todos los picos mientras observamos que desde el refugio hay nieve hasta el Almanzor, ¡bien!.
Iniciamos el camino de descenso a la laguna, pasamos por la Fuente de Barrerones y zeteamos la ladera rumbo al refugio, las únicas que descansan al sol son las lagartijas serranas. Pasamos varios arroyos y canales que descienden del Morezón para enfilar definitivamente la laguna mientras pisamos los primeros tramos de nieve.
Llegamos al borde de la laguna, esta vez esta crecidita, se nota el año de nieves que llevamos, de mis internadas por Gredos sólo en una ocasión tuve que usar el cable plastificado que evita el agua cuando la laguna sube su volumen, pues esta vez va a ser la segunda.
Con cuidado destrepamos el final del cable y continuamos por el margen de la laguna y llegar a las cercanías del refugio donde vamos a dejar todas las cosas para tirar hacia arriba, el Almanzor nos espera.
Una hora más tarde iniciamos nuevamente la marcha. Desde el refugio tomamos la senda habitual que pronto desaparece bajo la nieve y nos introduce en un mundo de roca lamido por los glaciares del cuaternario.
En poco tiempo llegamos a Hoya Antón donde paramos para ponernos los crampones ya que el manto es continuo y comienzan las rampas inclinadas. Desde la hoya salen dos posibles itinerarios más marcados el que se dirige hacia la Portilla Bermeja y el que va a el Aventadero (hacia la Galana). Tomamos el primero de ellos y comenzamos a ascender por rampas de unos 35º, la nieve esta un poco blanda pero tampoco se hace muy pesadas ya que hay huellas endurecidas por algunas zonas.
Tras una media hora de ascenso llegamos a un pequeño rellano de donde sale a derechas la Canal de la Portilla del Crampón, aquí nuevamente la pendiente es mantenida y ronda los 35º. El grupo que marchaba muy junto se estira y cada uno coge su ritmo para llegar a la Portilla del Crampón, donde llegamos con algún otro grupo y algún guía con clientes. El último tramo antes de llegar a la portilla se pone a 50º por lo que hay que tener cuidado a pesar que el estado de la nieve y la huella ya abierta nos facilita las cosas.
La cantidad de nieve acumulada en la portilla es increíble no se ven las argollas de rápel y tiene una anchura de cerca de 5 metros, allí esperamos todos los grupos y cerca de 20 personas nos juntamos cómodamente, como siempre en estos casos hay un momento de reflexión; unos que no saben si suben, otros que se bajan, el guía que quiere tirar el primero y otros que esperan para chupar la cuerda de los grupos grandes (me puedo imaginar lo que ocurre los días de cumbre en un 8.000, algo parecido pero con el 60% menos de oxígeno).
Nuestro plan es el mismo, debido a que nos imponen las canales oscuras y aún queda nieve durante toda la travesía y canal final, vamos a montar dos cuerdas fijas una para toda la travesía y la segunda para la canal final, eso hacemos y vamos ascendiendo tras el guía al que alcanzamos bajo la canal, donde nos cede el paso.
Eso que tanto criticamos cuando vamos en cordada de dos, lo tenemos que hacer, hemos copado todo el último tramo de ascenso, pero a cambio hemos fijado una cuerda para que se agarre todo el que quiera, asegurar a 11 personas no se puede hacer de otra manera para que sea algo dinámico.
Poco a poco vamos ascendiendo hasta la última trepada y en grupos llegamos a la cumbre del Almanzor, imposible todos juntos.
Incluso hay sala de espera bajo la cumbre, unos entran, otros salen, fotos desde arriba, desde abajo e iniciamos las maniobras para ir despejando la parte de arriba.
Ya que hemos atascado la parte superior de la montaña, intentamos ayudar a los grupos pequeños cediendo el paso y dejando las cuerdas para que rapelen, total no llevamos prisa son las 15:00 horas y el refugio está cerca. La alegría inunda al grupo hemos hecho pleno 11 de 11 en cumbre.
Todo el grupo usando las cuerdas fijas va descendiendo hasta la Portilla del Crampón que se ve bastante concurrida desde arriba, mientras los últimos vamos retirando la cuerda fija.
Aprovechando la espera, Javi asciende al Cuerno del Almanzor, menuda foto tiene.
Iniciamos el descenso desde la portilla, la nieve está más blanda y los primeros metros los hacemos con la cara a la pendiente para asegurar.
Posteriormente la pendiente se suaviza y con rapidez vamos descendiendo toda la canal para llegar a la Hoya Antón en un "pis pas".
En la misma zona donde nos pusimos los crampones nos los vamos a quitar y así rehacemos todo el grupo, todos descienden muy contentos, cosa que me alegra, algunos más cansados y otros menos, pero la sonrisa es la norma común.
El coche A, nuevamente se adelanta pero esta vez caminando, el plan es homogéneo sentir nuevamente la naturaleza y libertad de las montañas, pero esta vez más a flor de piel, ¡y tanto!. Nos pegamos un baño en una de las pozas de por encima del refugio.
Tras la llegada al refugio ya todos más relajados esperamos la cena y aun nos esperan un par de sorpresas, la primera es encontrarnos con César Pérez de Tudela en el refugio, con el cual charlamos un rato, la mitad de sus frases son dignas de apuntar en un cuaderno para guardar. Y la segunda es también encontrarnos con Paquito en el refugio tras dos meses de estancia fuera de España, la persona con la que hice mi primera escalada clásica.
Fotografías por: Jose Luis Malillos, Carlos CHC y Daniel Pelegrina.
Por la mañana amanecimos con dos grados en el termómetro, Gredos es una sierra que no perdona y aún en Agosto las temperaturas pueden descender incluso bajocero en la laguna. Nosotros como es costumbre en los grupos grandes, tardamos en movilizarnos, tras desayunar nos dirigimos a la Plataforma de Gredos, allí unos 20 coches más y tras los preparativos partimos rumbo a la Laguna Grande de Gredos a las 8 de la mañana.
El camino empedrado nos sirvió para coger el ritmo y encontrarnos de nuevo con nuestro corazón, perdido en la cotidianía de la ciudad. Es lo que tiene esta sierra; tan pronto estás a 2º que dos horas después te pones la manga corta para caminar y disfrutar de los Prados de las Pozas, la postal relajante de Gredos.
Por la zona del Morezón aún se veía nieve, pero ya veníamos avisados que en el interior del circo la nevera que forma mantiene el manto de mejor manera y esta vez no iba a ser menos que en otras ocasiones.
Iniciamos la subida a los Barrerones, el grupo se parte, cada uno coje su ritmo y cada uno fotografía lo que le gusta, unos son más de culos, otros de lagartos y los últimos de flores. Poco a poco va a pareciendo la nieve, que a cada paso te enseña un poco más.
Llegamos al punto álgido de los Barrerones, la subida se ha llevado bien y el grupo finalmente ha llegado casi en un pañuelo, disfrutamos con la vista y nombramos todos los picos mientras observamos que desde el refugio hay nieve hasta el Almanzor, ¡bien!.
Iniciamos el camino de descenso a la laguna, pasamos por la Fuente de Barrerones y zeteamos la ladera rumbo al refugio, las únicas que descansan al sol son las lagartijas serranas. Pasamos varios arroyos y canales que descienden del Morezón para enfilar definitivamente la laguna mientras pisamos los primeros tramos de nieve.
Llegamos al borde de la laguna, esta vez esta crecidita, se nota el año de nieves que llevamos, de mis internadas por Gredos sólo en una ocasión tuve que usar el cable plastificado que evita el agua cuando la laguna sube su volumen, pues esta vez va a ser la segunda.
Con cuidado destrepamos el final del cable y continuamos por el margen de la laguna y llegar a las cercanías del refugio donde vamos a dejar todas las cosas para tirar hacia arriba, el Almanzor nos espera.
Una hora más tarde iniciamos nuevamente la marcha. Desde el refugio tomamos la senda habitual que pronto desaparece bajo la nieve y nos introduce en un mundo de roca lamido por los glaciares del cuaternario.
Tras una media hora de ascenso llegamos a un pequeño rellano de donde sale a derechas la Canal de la Portilla del Crampón, aquí nuevamente la pendiente es mantenida y ronda los 35º. El grupo que marchaba muy junto se estira y cada uno coge su ritmo para llegar a la Portilla del Crampón, donde llegamos con algún otro grupo y algún guía con clientes. El último tramo antes de llegar a la portilla se pone a 50º por lo que hay que tener cuidado a pesar que el estado de la nieve y la huella ya abierta nos facilita las cosas.
La cantidad de nieve acumulada en la portilla es increíble no se ven las argollas de rápel y tiene una anchura de cerca de 5 metros, allí esperamos todos los grupos y cerca de 20 personas nos juntamos cómodamente, como siempre en estos casos hay un momento de reflexión; unos que no saben si suben, otros que se bajan, el guía que quiere tirar el primero y otros que esperan para chupar la cuerda de los grupos grandes (me puedo imaginar lo que ocurre los días de cumbre en un 8.000, algo parecido pero con el 60% menos de oxígeno).
Nuestro plan es el mismo, debido a que nos imponen las canales oscuras y aún queda nieve durante toda la travesía y canal final, vamos a montar dos cuerdas fijas una para toda la travesía y la segunda para la canal final, eso hacemos y vamos ascendiendo tras el guía al que alcanzamos bajo la canal, donde nos cede el paso.
Eso que tanto criticamos cuando vamos en cordada de dos, lo tenemos que hacer, hemos copado todo el último tramo de ascenso, pero a cambio hemos fijado una cuerda para que se agarre todo el que quiera, asegurar a 11 personas no se puede hacer de otra manera para que sea algo dinámico.
Poco a poco vamos ascendiendo hasta la última trepada y en grupos llegamos a la cumbre del Almanzor, imposible todos juntos.
Ya que hemos atascado la parte superior de la montaña, intentamos ayudar a los grupos pequeños cediendo el paso y dejando las cuerdas para que rapelen, total no llevamos prisa son las 15:00 horas y el refugio está cerca. La alegría inunda al grupo hemos hecho pleno 11 de 11 en cumbre.
Miguelón rapelando |
Aprovechando la espera, Javi asciende al Cuerno del Almanzor, menuda foto tiene.
Iniciamos el descenso desde la portilla, la nieve está más blanda y los primeros metros los hacemos con la cara a la pendiente para asegurar.
Posteriormente la pendiente se suaviza y con rapidez vamos descendiendo toda la canal para llegar a la Hoya Antón en un "pis pas".
En la misma zona donde nos pusimos los crampones nos los vamos a quitar y así rehacemos todo el grupo, todos descienden muy contentos, cosa que me alegra, algunos más cansados y otros menos, pero la sonrisa es la norma común.
El coche A, nuevamente se adelanta pero esta vez caminando, el plan es homogéneo sentir nuevamente la naturaleza y libertad de las montañas, pero esta vez más a flor de piel, ¡y tanto!. Nos pegamos un baño en una de las pozas de por encima del refugio.
Tras la llegada al refugio ya todos más relajados esperamos la cena y aun nos esperan un par de sorpresas, la primera es encontrarnos con César Pérez de Tudela en el refugio, con el cual charlamos un rato, la mitad de sus frases son dignas de apuntar en un cuaderno para guardar. Y la segunda es también encontrarnos con Paquito en el refugio tras dos meses de estancia fuera de España, la persona con la que hice mi primera escalada clásica.
Mañana a por la Galana.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar