sábado, 5 de febrero de 2011

Cumbre de Neuvielle, Capítulo 2

Nos levantamos a las 7 de la mañana, la verdad que en los colchones roídos por los ratones del refugio se dormía muy bien, -1ºC en el termómetro,-“pues tampoco hace mucho frío”-. Salimos a la puerta a hacer las primeras necesidades y desde allí observamos lo que no pudimos ver durante nuestra llegada; delante nuestra el Lago de Aoubert completamente helado y arriba como única roca visible sin tapar por la nieve la punta Ramong y asomando por encima el Pico de Neuvielle, con toda la zona alta alumbrada por el sol de primera hora de la mañana.

Desayunamos tranquilamente e hicimos la mochila para partir hacia arriba, que alivio de mochila esta vez sin mucho peso, aún así decidimos comenzar a caminar con las raquetas en la mano para ponerlas en breve ya que teníamos que cruzar primero la estrecha presa del lago. Así da gusto, desde primera hora los rayos de sol ya nos calentaron el cuerpo y tras cruzar la presa iniciamos el ascenso por la ladera de “Laquettes”, tratamos de ascender por un pequeño valle para ganar altura, la suficiente como para cruzar la cresta descendente del Ramong sobre la cota 2450 mts. La verdad que aunque la pala era soleada y la nieve estaba transformada en parte, bajo los 10 centímetros de nieve “pescadero”, había una capa consistente y muy dura formada por nevadas anteriores y que nos hacían resbalar con las raquetas.



Tras una hora y media llegamos al paso en la cresta, desde allí ya pudimos ver entero el Pico Neuvielle y el Ramong, además de la pequeña Cresta Norte del Neuvielle que teníamos que bordear por su parte baja

Desde allí teníamos que seguir trazando una diagonal ascendente para adentrarnos en la cuenca del Glaciar de Neuvielle, pero para realizarlo primero teníamos que perder un poco de altura desde el paso en la cresta. Esta zona estaba en umbría y además al ser una especie de collado y estar venteado no había nieve blanda acumulada, al contrario era una zona de nieve dura como la piedra y tras varios metros con las raquetas decidimos quitárnoslas para perder altura.

La cosa fué bien, perdimos altura y al iniciar la diagonal ascendente, comenzamos de nuevo a meternos en nieve blanda, aunque entre la pereza y el peso que nos quitábamos de las piernas decidimos seguir abriendo huella por 30 centímetros de nieve polvo.
Este tramo nos costó bastante ya que progresábamos muy despacio y el sol en todo lo alto nos calentaba demasiado. Pero poco a poco fuimos cruzando la ladera Sur del Pico Ramoung y nos acercamos a la Brecha de Chausenque, brecha característica para poder seguir el itinerario.



Como habíamos visto en el mapa, estábamos bajo la Cresta Norte del Neuvielle, ahora teníamos que continuar bajo la misma dejándola atrás y ascendiendo por el circo que forman la misma y la
Cresta de Espade., tras un descanso merecido que nos tiramos como marmotas sobre una roca soleada continuamos ascendiendo por dicho circo, ganando altura con rapidez y llegando supuestamente al propio Glaciar de Neuvielle, digo supuestamente porque se supone que el hielo estaba bajo un gran tomo de nieve. Estábamos ya a 2900 metros casi y sabíamos que no nos quedaba mucho, así que continuamos el ascenso hasta llegar al fondo del circo, donde tomamos unas palas a la izquierda para situarnos bajo la pirámide rocosa cimera del Pico Neuvielle.

Allí ante la dureza de la nieve, por su situación de umbría decidimos ponernos los crampones y acometimos el último tramo; vimos que a la izquierda de la pirámide rocosa había un corto corredor, así que nos dirigimos hacia allí, la nieve en el mismo estaba muy blanda y acumulada, así que poco a poco, fuímos ascendiendo para salir a una zona más rocosa y con una corta trepada salir a la arista Norte del Neuvielle, desde allí podíamos ver la otra vertiente con el inaccesible Pico Ramoung y el Lago de Cap de Log más abajo.
Desde allí realizamos una expuesta travesía, en donde había huella de ascenso probablemente de antes de las nevadas que nos facilitó muy mucho la progresión y tras 15 metros de ascenso salimos a una arista de nieve desde donde divisamos el hito de piedras de la cumbre 10 metros más a la derecha.
Desde arriba las vistas eran alucinantes e hicimos fotos y más fotos hacia todos lados, podíamos ver todos los picos del Macizo de Neuvielle, además del Monte Perdido, Vignemale, La Norte del Taillón, Midi de Bigorre, Munia, y cientos de picos más fronterizos, esta vez la famosa "gabacha" no nos había cubierto las vistas y podíamos disfrutar de un tresmil invernal, sin gota de viento y con una temperatura primaveral total.
Allí disfrutamos durante cerca de una hora antes de empezar un rápido descenso en donde ya no nos importaba la nieve blanda, las raquetas, el calor, ni el frío. Tomándonos nuestro tiempo en descender por el mismo itinerario de la ida y llegando al Refugio libre tras 8 horas totales de marcha y justo 5 minutos después que el sol dejara de calentar nuestra morada temporal.
Pasamos unas horas agradables sentados en la puerta el resto de tarde hasta que la temperatura nos obligó a meternos en el interior, donde comenzamos las maniobras de alimentación,,,,-"hoy arroz, empanada y un poquito de jamón serrano"-.
Nuestro amigo volvió durante la segunda noche también.


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