lunes, 26 de diciembre de 2016

Corredor Swam a los Astazous (D-, IVº, 80º máx, 500mts.)


Llegaron las festividades y por lo tanto los "free days", Yeyo me había propuesto hacía más de un mes salir a la montaña en la semana comprendida entre nochebuena y nochevieja, y yo acepté con prontitud a pesar de ni saber donde podría andar en dichas fechas.

El mes de Diciembre corrió como siempre en el calendario a toda prisa entre días de puente, días de compras, días de papa noeles y cenas pre navideñas, hasta llegar a la semana previa a la actividad donde Yeyo me preguntó en varias ocasiones, dónde?, cómo? y cuándo?
Finalmente surgieron dos propuestas atractivas; el Swam a los Astazous y la Norte del Perdido, dos rutas AD, (Aptas para Domingueros), que nos podían divertir y además también surgió la figura de Gayu como tercer espada e incluso estuvo a punto de aparecer un cuarto, sino fuera porque nos lo dijo horas antes de partir y con las maletas ya hechas.

LUNES 26 DE DICIEMBRE.

Tomamos la furgui de Gayu como base de operaciones y en un viaje de todo el día, y cuando digo todo el día es de 8 a 18 casi, nos plantamos en Gavarnie, el pueblo de los Pirineos franceses, debería ponerlo con mayúsculas.
Era la tercera vez que estaba allí pero como siempre me dejó anonadado, aunque ya iba yo un poco sedado con las curvas, glorietas y poblaciones francesas post-pirenaicas; Pau, Lourdes, Luz, etc...
Aunque a decir verdad prefiero 3 horas por este tipo de adversidades que no 3 horas de subida al Puerto de Bujaruelo sin anestesia alguna.

Aparcamos junto al río, íbamos a la contra del turista francés que salía de Gavarnie, nosotros acabábamos de llegar y nos hacíamos la mochila para estar por arriba tres días, mientras la luz del valle iba perdiendo intensidad. Al fondo las cascadas del primer muro parecían estar formadas y los Astazous divididos por el lineal Swam no se nos escapaba de la vista en ningún momento.


Cerca de las 18 partimos de la población por la carretera en dirección al Circo de Gavarnie, el suelo repleto de hielo nos hacía entrever que el peligro quizás no estaba por arriba sino aquí abajo.
El plan era claro; hacer la primera noche en el Refugio de Espuguetes, situado a 1,5 horas según reseñas.


Caminamos durante un kilómetro por la carretera y junto a una casa salía a la izquierda la pista que pronto perdía su nombre para convertirse en senda. Encendimos los frontales y con cuidado de no pisar el hielo entre las piedras comenzamos a ganar altura adentrándonos en un bonito bosque de abetos, pinos y hayas.

Fuimos abandonando el fondo del valle y con ello la humedad y frescor, para dar paso a una temperatura más cálida al abrigo del bosque, que nos servía como telón de fondo para charlas variadas de objetivos lejanos y chascarrillos obscenos de otros sueños más lejanos aún.

La nieve fue apareciendo y no de la manera que pensábamos concretamente. Justo al salir de la zona de vegetación (por cierto zona acotada para el cortejo del Urogallo, ¡flipa!) y sobre la cota 1700-1800 el manto blanco aparecía en forma de nieve blanda. Había bastante huella que nos indicaba la dirección del itinerario hasta el refugio pero en cuanto te salías de la misma los 30 centímetros de polvo te cubrían hasta la espinilla.
Esto nos generó las primeras dudas para la jornada siguiente, pero como ya se sabe; -mañana será otro día-.
Nos centramos en la jornada presente y continuamos por nieve ganando altura y zeteando por una ladera que nos hacía presagiar que el refugio no debía estar muy lejos y más cuando el primer dígito del altímetro marcaba un 2, estábamos a 2000. La silueta del refugio se intuía por encima y paramos en un pequeño arroyo de agua para aprovisionarnos para la jornada próxima, cena y desayuno incluidos.

A escasos metros dimos con la explanada del refugio, y nos dirigimos a la puerta principal, abrimos y descubrimos a una pareja de franceses allí sentada, -teníamos compañía-, muy amables los chicos nos saludaron, nos preguntaron, e incluso nos dejaron elegir cama, que por supuesto dejamos a su libre elección.

Las mantas que eran nuestra principal preocupación estaban libres y tocábamos a 3 por cabeza, así que el resto fue cenar y acostarnos que el día siguiente prometía ser un día duro.

Habíamos empleado 2 horas y 25 minutos para los 650 metros de desnivel, algo más de lo pensado y es que era una prueba clara de lo que nos esperaba para la jornada siguiente.

MARTES 27 DE DICIEMBRE

No madrugamos en exceso, la pareja iba a Pineta siguiendo la traza de la circular al Monte Perdido y se levantaron a las 5:30, nosotros aguantamos entre las mantas una hora más. Siendo nuestro abrir de ojos a las 6:30.
Pensamos que no había necesidad de caminar sin luz debido a que el Refugio de Tucarroya estaba situado a 5 kilómetros de distancia desde nuestra posición y el Corredor Swam no nos iba a suponer mucho problema con las 9 horas de luz disponibles.

Salimos a la puerta, hacía más frío en el interior de la zona libre que en el exterior, unos 0º en el termómetro a las 7:30 de la mañana, algo inaudito para la época del año en la que nos encontramos.

Con los crampones, arnés y casco puesto salimos rumbo al corredor situado frente a nosotros, tratando de seguir la traza de raquetas de los compañeros más madrugadores. Pero sólo pudimos hacerlo los primeros 100 metros ya que nuestros destinos se separaban.

Comenzamos a abrir huella, sí 40 centímetros de nieve polvo caída hace un mes que no sabíamos como demonios no había transformado tanto tiempo después.

Con el destino claro, el cono de deyección del corredor, íbamos tratando de contornear toda la cabecera del Circo de Pailla para no perder un metro y no desgastar ni un gramo de energía extra.

Pronto vimos que la jornada se iba a alargar más de lo pensado, según las guías hasta el inicio de la escalada a 2500 se suele tardar 1,5 horas, nosotros llevábamos ese tiempo y no habíamos llegado ni a los 2200 metros.

Fuimos haciendo relevos en las tareas de abrir huella, hasta que Yeyo sintió los primeros achaques de la falta de costumbre en esta materia y preferimos que se reservara tras la huella.


Gayu y yo continuamos con la fatigosa tarea, aunque ya sobre las laderas del Glaciar de Pailla encontramos algún tramo más duro de nieve venteada, -una cosa deliciosa para nuestros abductores y psoas iliacos-.


Por fin nos situamos sobre los 2450 metros, estábamos en la vertical de la entrada, la cosa parecía tener buena pinta desde abajo y con una inclinación de unos 35º, realizamos una plataforma para sacar todo el material de escalada. Tres horas habíamos empleado hasta allí, el doble que indicaba en la reseña.

Eran las 10:30 de la mañana, echamos a suertes quien empezaba con los largos (me tocó a mí) y tras colgarnos el material comenzamos a ascender por el corredor a 45º en busca del primer resalte y lugar donde montar la R0.


Ascendimos unos 70 metros más de desnivel y pronto lo tuvimos claro, ya que más arriba el corredor se estrechaba y aumentaba en desnivel, así que a mano derecha y aprovechándonos de una fisura la montamos con friends.

L1: (60º, 25mts.):
No teníamos muy claro cuantos largos íbamos a desarrollar, según reseñas 2, pero con estas condiciones era todo una incógnita así que lo mejor ir viendo que nos encontrábamos.
Partí yo por la zona más estrecha, un pequeño resalte a 60º con algo de hielo y después otro más vertical con una reunión con dos clavos a la derecha (uno de ellos colgando), use el cordino como seguro de progresión y vi que la nieve sobre los pies era bastante inestable y blanda.


el resalte era vertical y posiblemente con hielo no supusiera nada, pero en estas condiciones y con roca por encima no había muchas posibilidades para meterle mano.
Al fin encontré algo de nieve más dura y roca para ganchear, salir del resalte y continuar por un tubo bastante estético con algo de hielo a 60º (protegí con tornillo de hielo) y me adentré en un pequeño nicho a la derecha, allí había un trozo de cuerda lazando un bloque de pequeño tamaño y por encima una placa bastante lisa de un par de metros.

Valoré; sólo había subido 25 metros y aunque posiblemente no era el mejor lugar para estar tres personas, decidí montar la R1 para comenzar el siguiente largo asegurado de cerca.


Subieron los compañeros hasta la incómoda reunión, los crampones rechinaban en la placa y los músculos se contraían en una posición un tanto rocambolesca.

L2: (80º, IVº, 45mts.):
Ya los tres en la R ,le tocaba a Gayu tirar. Por fuera estaba más inclinado a 90º y con nieve mala que quitábamos al "rascar" con el piolo y por dentro más seguro pero casi sin espacio para reptar entre la placa y el techo.
Ayudado por el bloque en el que estaba el peso de la R, ascendió un metro y buscó nieve dura para salir, cosa un tanto imposible. Le sujetamos los pies un tanto precarios en regletas de roca de 1ctms y encontró un pequeño canto para salir tirando de mano y guante.
Una vez con buena mano ya colocó los crampones sobre nieve y fue tirando por terreno de 60º de nieve algo más consistente.


La pendiente albergaba otro resalte inclinado a 80º, eran unos cuatro metros de hielo donde esta vez si metió dos tornillos pero hasta la mitad y alondrados en su cuello, debido al poco espesor de hielo.


Ya le perdimos de vista por el estrechamiento y por mejor terreno de nieve bastante blanda a 50º llegó hasta una cueva donde encontró dos clavos para montar reunión, la R2.

A todos nos había sorprendido el carácter de este corredor, al que catalogaban como AD, pero para nada nos estaba pareciendo así. Quizás fuera la poca cantidad de nieve y hielo encontrado.

L3: (70º, 55mts):
La cueva era el lugar más cómodo que habíamos encontrado en horas, pero teníamos que continuar y vimos que el manto estaba un tanto suelto, además había un pequeño resalte un poco más arriba, así que decidimos tirar otro largo y ver.


Tiré yo otra vez. Para salir de la cueva la nieve blanda se acumulada en forma de merengue, los piolets eran meros acompañantes y un poco en equilibrio iba abriendo trinchera asegurado desde la cueva. Tras unos 10 metros llegué a un corto resalte en hielo a 70º, perfecto en condiciones metí tornillo y superé los 2-3 metros para salir a un corredor cómodo de 45º de nieve blanda.

Continué hasta donde me dio la cuerda, vi una primera reunión a mi derecha, alta a 2 metros casi, y después otro cordino también muy alto, aquí comencé a entender que este corredor se debe hacer con un metro de nieve más acumulada ya que toda instalación que me encontraba estaba muy alta.

Noté un par de tirones de cuerda y me tiré a la derecha para montar reunión con friends y fisureros, una triangulación en pequeñas fisuras un tanto rotas, la R3.

L4; (70º, 50mts.):
Ya todos juntos en la reunión por encima observamos un nuevo resalte, estaba asegurado con un cordino alto también y decidimos tirar un 4º largo a pesar de que el corredor ya abría e intuíamos que podía ser el último.

Salió Gayu, progresó algunos metros de nieve blanda a 45º y llegó al resalte, se podía pasar tanto por la derecha como por la izquierda pero para que la cuerda no rozara lo intentó por la derecha. La roca estaba recubierta por una fina capa de hielo que rompió en parte al subir. Las extremidades derechas podían asegurarse en nieve dura o hielo pero las izquierdas a la roca de nuevo, mientras las coladas de nieve polvo caían por el otro lado del corredor sopladas por el viento del sur.


Gayu terminó de ascender los primeros metros más verticales y continuó por otros 3 metros a 50º de terreno más helado para salir a una pala de nieve blanda esta vez, continuando por ella hasta encontrar un buen emplazamiento para la R4, última del corredor.

Habíamos superado la parte más difícil del corredor, estábamos situados a 2700 metros y aún nos quedaban casi 300 para salir del mismo, Eran las 15 horas pasadas y hasta el Refugio de Tucarroya aún nos quedaba un largo trecho. La noche estaba echada.

El resto del corredor oscilaba entre 40 y 50º pero Yeyo nos pidió ir encordados al menos en ensamble, así que el equipo somos todos y proseguimos con 30 metros de cuerda desplegada metiendo seguros intermedios.


La nieve blanda era la tónica general en el resto del corredor, la altitud sumada al abrir huella hizo que con lentitud termináramos de llegar a situarnos bajo las cornisas de salida.


Por la derecha se podía salir bien pero optamos por disfrutar un poco mas de la situación y salir por la parte central donde la nieve se ponía casi a 70º en un corto tramo.


El momento era especial; hacia el otro lado el Balcón de Pineta cargado de nieve, la Cara Norte del Perdido vigilante y el sol escondiéndose tras los Picos de Marboré. Le seguían hacia derechas, Casco de Marboré, Brecha y Taillón. Y más lejos Garmo Negro, Infiernos, Balaitus y Vignemale con su Glaciar de Ossau.


Disfrutamos unos minutos de los que nos rodeaba, intenté explicar a mis compañeros donde se encontraba el Refugio de Tucarroya y nos pusimos camino de la cima del Gran Astazou. El itinerario era fácil pero mixto en todo momento; por el filo nieve y por la vertiente del Balcón de Pineta roca.

En 15 minutos estábamos arriba a 3071 metros. Aprovechamos para tomar un powergel de rodillas y con las visión puesta hacia el norte descansamos dos minutos escasos, antes de poner la mente en el descenso.


Emprendimos la vuelta por el mismo itinerario y pronto llegamos al Collado de los Astazous a casi 3000 metros, allí guardamos las cuerdas, el material y sacamos el frontal. Desde allí fuimos perdiendo altura rumbo al Ibón de Marboré, no sabíamos muy bien el itinerario pero las laderas nos iban llevando mediante variadas pendientes al lugar idóneo, laderas que nutren de agua en verano al ibón.


El altímetro bajó hasta casi los 2600 metros, estábamos encajonados en un barranco que nos llevó a las mismas aguas del ibón. Cuando nos quisimos dar cuenta estábamos cruzando la superficie del ibón por un manto de 40 centímetros de nieve blanda sobre el hielo grueso de agua congelada que podíamos tocar con los bastones.

Con la noche total, caminamos con atención especial a mano izquierda, allí y con nuestros frontales buscábamos un corredor que nos diera acceso a la Brecha de Tucarroya y su refugio. Pronto descubrimos el corredor e incluso huellas que ascendían por él, -"restos de civilización unas cuantas horas después"-.

La pendiente de unos 30º nos sirvió para notar de nuevo los gemelos como piedras y sentir el viento de sur en nuestras espaldas con fuerza. Por fin divisamos la valla que protege al refugio y poco después pudimos asirnos a ella. Estábamos en casa.

La puerta accesible, el interior bien, mantas por doquier, colchones, estufa con leña e incluso algún que otro accesorio de agradecer.

Eran las 19:10 horas, noche cerrada en el Pirineo y nosotros situados justo en la linde que separa España y Francia posiblemente los que más altos dormirán en el Pirineo el día de hoy. No en vano Tucarroya es el refugio más alto construido del Pirineo y el más antiguo.


El resto de la jornada ya se sabe; deshaciendo nieve, intentando encender la estufa sin éxito (ya que rebocaba debido al viento), comiendo y repasando la jornada de más de 11 horas.
Todo ello antes de acostarnos sin sacos, bajo la estrategia de las "milhojas". Treinta mantas con ácaros para tres personas con frío, por lo menos descansamos.

MIERCOLES 28 DE DICIEMBRE

Amaneció en la brecha. La idea de hacer la Norte del Perdido finalmente no era muy factible, entre otras cosas porque con el estado de la nieve en las caras norte sin transformar no podíamos bajar en el día a Gavarnie si nos metíamos en la pared. Así que nos contentamos con abrir la puerta del refugio y ver los primeros rayos de sol golpeando en el Cilindro de Marboré. -¡Toma regalo de navidad!-


Con toda la tranquilidad del mundo desayunamos y fuimos recogiendo el refugio para llenar las mochilas de todo lo subido hasta allí.

La vuelta a Gavarnie nos constaba que no iba a ser pan comido, había que bajar al Valle de Estaube y retomar en subida 200 metros hasta la Hourquette de Alans para volver a descender hasta el Refugio de Espuguettes primero y después a Gavarnie. Así que nos pusimos manos a la obra.

A las 9 partimos del refugio por el corredor de la Cara Norte que salía desde el mismo refugio, ante la atenta mirada de la virgen que lo corona.
Un corredor de unos 40º de inclinación con orientación norte así de primeras, nos metimos en él con cuidado extremo, pero resultó estar blando, como todo lo que daba al norte. Los primeros metros los descendimos cara a la pared pero pronto pudimos ir talonando y perdiendo altura con rapidez con las vistas puestas al final del Valle de Estaube, allí donde la gente se tira en los prados para disfrutar en la montaña.


Sobre la cota 2300 la canal terminó con dos grandes paredones a ambos lados y salimos a coger la traza del camino que va de Pineta a Gavarnie y que forma parte de la Circular al Perdido. Ya conocía el camino y manteniendo la cota 2250 fuimos contorneando el circo hacia el NW en busca del valle que desciende de la Hourquette de Alans.


Este tramo nos costó más de la cuenta, la nieve blanda nos hacía sufrir demasiado y ni las trazas de esquís de días anteriores ni los de las raquetas eran capaces de endurecer el manto de los coj...........

Con lentitud nos aproximamos al barranco y le fuimos ganando metro a metro, trazando zetas a veces, otras directos, otras por roca, e incluso sin crampones para evitar el peso extra de los mismos.

Por fin y tras 3 horas y 20 minutos de actividad llegamos a la Hourquette, bonito collado desde donde se ve el valle contiguo de Gavarnie y el refugio donde habíamos pasado la noche dos días antes. Habíamos empleado más del doble del tiempo habitual en realizar este recorrido. Habíamos acertado descartando la Norte del Perdido.


En la Hourquette comimos algunos frutos secos y nos pusimos de nuevo los crampones, unas laderas de 40º laterales así lo establecían.
Tomamos rumbo al norte laderando y pronto llegamos a una huella de subida, pensábamos que esto iba a ser de gran ayuda a la hora de abrir huella, pero muy lejos de esa opinión, nos hundíamos de igual manera, así que decidimos cortar por lo sano y tirar linealmente al refugio sin hacer mucho caso a las trazas externas.


En una hora descendimos desde la Hourquette al refugio, por allí franceses de ruta pasando el día que nos preguntaron sobre el estado de la nieve y collados, -"trés mauvaise neige"-

Nos hicimos una foto con el Swam de fondo y continuamos el descenso sin parar en el refugio, retomamos la huella de dos días atrás pero pronto la abandonamos ya que se progresaba mejor abriendo tu propia huella en la nieve polvo, algo más papa pero muy seca y por lo tanto poco pesada.

Llegamos a los 1800, al Barranco de Pailla, la zona de pino y abeto, la senda por tramos perdía la nieve y la progresión era bastante mejor aunque a veces el hielo se empeñara en ponernos las últimas trabas de la aventura.

Hablamos de animales, de plantas, de mujeres, de hombres y de nombres, de comida, de material, de montañas y de estados físicos y de ánimo. Ánimo que fue creciendo inversamente proporcional a la distancia que nos separaba de Gavarnie.


Finalmente cerca de las 15 horas llegamos al aparcamiento, justo a la hora de comer, -"ahh, no, que estamos en Francia"-, hicimos un intento de almuerzo, pero fue en vano y nos contentamos con unos crepes con nutella de merienda y unos vinos calientes de sabor amargo. Algo mínimo para nuestros cuerpos faltos de calorías.

Tras un pequeño baño en el Gave de Gavarnie pusimos rumbo a España, más concretamente a Jaca, la sabiduría vinícola de Yeyo pronto nos puso rumbo al final de la jornada, pero antes paramos en Lourdes a pedir "unos milagros": -a mí dos bigmac con queso, y a mi dos wrap de pollo, "si vu ple".

fotos:
Gayu Moyanus
Daniel Pelegrina