sábado, 17 de septiembre de 2011

Almanzor por la Garganta de Tejea

Había hablado con Javi algunas semanas antes sobre la intención de realizar alguna ascensión con bastante desnivel, tras hablar unos segundos la cosa surgió rápido: ¿has hecho el Almanzor? . –no-, - pues desde el Sur tiene un buen desnivel-. ¿Qué te parece por Tejea que no lo conozco?. -Pués vale-.
En el tiempo que dura la escritura de estas líneas habíamos quedado para el sábado y antes de querer tan siquiera asimilarlo y poder mirar alguna reseña ya estábamos a las 5 de la mañana saliendo de Madrid rumbo a Gredos.
Llegamos a Madrigal a las 7:00 y aún entre algunos borrachuzos, residuos de las fiestas del pueblo tomamos un café antes de partir para el Raso, desde donde tomamos una pista hacia el Puente del Pinillo. La verdad que era una pista en bastante mal estado y con bastante piedra suelta, así que dejamos el coche un par de kilómetros antes del puente y comenzamos a caminar por la pista rumbo al mismo.
vista hacia el Puente de Pinillo
En 30 minutos llegamos al puente y continuamos por la pista que se convirtió pronto en senda para irnos introduciendo paulatinamente en la Garganta de Tejea. El camino balizado con algunos hitos y al contrario de lo que nos indicaba el mapa de adrados, transcurría por el margen derecho en dirección de ascenso y cada vez era más difuso, algo raro y que nos llevaba siempre con el ojillo mirando el otro margen por donde a veces transcurría algún tramo de senda.


Cuando la Garganta más se estrechaba decidimos abandonar este margen y descendimos al fondo del barranco para cruzar el cauce y ascender algunos metros en donde encontramos una mejor senda a solana y entre algún que otro prado. Pronto vimos unas pozas perfectas para el baño y descendimos al fondo del barranco nuevamente para comer algo y admirar estas formaciones rocosas similares a “las pilonas” del Jerte. Tras el aperitivo volvimos a la senda y continuamos por un camino que por momentos parecía estar empedrado, pero en un barranco lateral y cuando tratábamos de sortear los bloques de granito descendentes de Peña Caballera, perdimos nuevamente la senda y esta vez hasta los hitos. Pasamos una zona rocosa por donde pudimos y trepamos un poco mientras admirábamos a la Peña de Chilla justo en frente nuestra al otro lado de la Garganta. Tras una que otra huella abierta entre helechos encontramos por fin el camino y éste nos llevó en leve descenso a los Chozos del Tío Domingo, chozos en donde había vivaqueado algunos montañeros que se desperezaban  aún recién salidos de los sacos.
Definitivamente decidimos meternos entre los bloques de la Garganta y así fuimos progresando de la mejor manera, saltando como ranas hasta llegar a la Garganta de la Charca Zarco.


Allí  subidos en una piedra observamos la garganta y visualizamos un posible camino de subida para seguir progresando garganta arriba.
Partimos por la propia garganta, nuevamente por los bloques del cauce, ésta vez no había ni un fino hilillo de agua y en unos 30 minutos llegamos a una zona en donde esta giraba 90º a la izquierda, allí unos cortados rocosos cortaban la progresión del barranco y optamos por comenzar a ganar altura por la ladera de la izquierda y comenzar a pelearnos con los primeros piornos de la jornada


Avistamos una especie de cresta de roca y fuimos hasta una brecha situada en su parte alta., desde allí y con más perspectiva de la Garganta divisamos otro espolón bastante más arriba. No teníamos otra opción y de cuando en cuando veíamos un hito disperso que por lo menos nos hacía sentir que por allí ya había pasado alguien alguna vez, algo reconfortante.
Las agujas y las canales oscuras comenzaban a aparecer más arriba y entre tanto y atravesando piornales llegamos a la zona rocosa, primeramente intentamos cruzar  la zona rocosa por una brecha, pero nos fue imposible progresar y tuvimos que seguir un poco más arriba, trepando por unos bloques para por fin encontrar el punto débil del espolón de roca. 


Una vez pasamos la roca, parece que la vegetación cambió un poco, ya no había tanto piorno y comenzaban a aparecer algún que otro prado y algunos pedregales.

Estábamos en las cercanías de la Charca del Zarzo y al pie de las famosas “Canales Oscuras”. De la charca ni rastro y de las canales aparecían tres más visibles que más arriba se volvía a bifurcar. La más clara y evidente de todas era la de la izquierda, pero no era muy aconsejable para llegar al Almanzor ya que sobre el mapa ésta nos llevaba al Cuchillar de Ballesteros. Y la de la derecha nos pillaba un poco a desmano, así que optamos por tomar la del medio, aunque su entrada era la más difusa


Avistando grandes agujas de roca, que por su silueta no lográbamos diferenciar ni reconocer, a pesar de haber subido al Almanzor más de una decena de veces, nos dirigimos hasta la base de las mismas, ascendiendo en un inicio como si fuéramos a subir por la de la izquierda. Tras llegar justo en la entrada de la Central, nos montamos en unas terrazas de hierba para hacer un zeteo, primero a derechas y una vez montados en la entrada de la canal a izquierdas ir ascendiendo por pedreras inestables con gran inclinación.

Poco a poco nos fuimos introduciendo en el centro del corazón de Gredos. Las paredes se estrecharon y tenía la sensación de no estar en la sierra de Gredos si no en otro macizo más grandioso e imponente (aún hay rincones desconocidos).


Una canal secundaria dejamos a la derecha y continuamos hacia arriba, más bien en línea recta desde la entrada a la canal. Por fin reconocí a duras penas un risco, me parecía estar en la vertiente Sur del Cuerno del Almanzor, y dejándole a la derecha continuamos trepando por bloques y bloques con las marcas del paso de los glaciares hace millones de años. Ya algunos de éstos bloques nos obligaban a realizar pasos de escalada sencillos pero en los que tenías que buscar apoyos de manos, regletas y bordillos para seguir progresando.
Cuando pensamos que nunca llegaríamos arriba algo llegó a nuestros oídos, algunas voces sonaban por encima de otras. No había duda estábamos llegando a un hábitat en el que en los meses de verano abunda una especie muy común en las planicies, el dominguero.
Asomamos a un pequeño hombro siguiendo el rastro de las voces y berreos y por fin divisamos la última canal Sur del Almanzor. Sin parar continuamos, mientras nos cruzábamos con tipos en zapatillas y otros con un perro con sangre que decían que se les había despeñado 10 metros. Habíamos cambiado en un abrir y cerrar de ojos de planeta. Realizamos la trepada de la canal Sur hasta la argolla cimera y desde allí a la cumbre observando otra macabra obra de arte del dominguero pastoril; habían robado la cruz metálica de la cumbre y pintorrojeado con colores rojigualdas todas las rocas de la cumbre, que desastre. Dejé un poco todo esto de lado y me recree del éxito de mi compañero Javi que debutaba en el Almanzor, unas fotos, unos vídeos y a comer en la cumbre para tomar energías.

Después de unas 6 horas y media habíamos llegado por el mayor desnivel al más grande del Sistema Central. Tras el disfrute descendimos la canal y aprovechamos para subir al Cuerno del Almanzor por unas terrazas y un paso situado en su cara Oeste,



 
cuerno del Almanzor, cima

pronto descendimos y decidimos descender al coche por el Camino del Tío Domingo, otra vez por Tejea era inviable e iniciamos camino hacia la Portilla Bermeja. Subían decenas de personas, unos con saco, otros sin saco, unos de Cáceres, otros catalanes, esto era la leche, hacía 9 años que no subía en Verano y quizás no recordaba una masificación así de una montaña.
Tras llegar a la Portilla Bermeja tomamos el Camino del Tío Domingo y fuimos perdiendo altura siguiendo la senda y pasando un bochorno poco común para estos últimos coletazos del verano.


Tras la hora de descenso paramos en una sombra entre rocas antes de llegar al Sillao de la Peña para descalzarnos un poco y airear los pinreles recocidos.

errata, el Risco de los Cachorros es el Risco Redondo

Parece que se alivió un poco la cosa con la parada y volvimos al lío, pasamos por el Sillao de la Peña desde donde el camino estaba balizado y desde allí bordeamos la propia Peña por la izquierda para llegar a las cercanías del Collado del Hinojoso,




 collado que debido a que las señales estaban giradas nos pasamos y continuamos hacia el Collado del Venero. Nos dimos cuenta a tiempo y volvimos un tramo nuestros pasos, llegando de nuevo al Collado del Hinojoso y tomando el buen camino, entre comillas, porque entre el PR balizado, la senda desbrozada de brezos y el itinerario marcado por hitos va un trecho de uno a otro. Pero bueno, al fin llegamos a la fuente del Arroyo Hinojo, en donde ya sí tomamos el buen y marcado camino que nos llevó a descender  hacia un hombro del superior del Barranco del Pinillo desde donde podíamos ver el coche aún bastante lejos

 y por donde en umbría fuimos perdiendo altura primero entre helechos, luego entre brezos y más abajo mientras la luz menguaba entre encinas. Llegamos con Javi un poco fastidiado de la rodilla por fin a la pista sin luz ya. Aunque por camino fácil ni nos paramos a sacar los frontales y dos kilómetros más abajo de la misma al coche donde tras 13 horas de actividad y 2.000 metros de desnivel, por fin descansamos el cuerpo para sentarnos en el coche y bajar a El Raso para tomarnos por lo menos unas cañas para celebrar lo realizado.